EL CORREO 15/11/14
· «Sufren trastornos recurrentes, incluso lloros, sin odio pero con miedo», relata uno de los testigos
Los dueños de la armería Sidam, atracada por ETA en octubre de 2006, declararon ayer en el juicio de París por esos hechos que las cuatro mujeres de su familia tomadas como rehenes –un bebé de ocho meses, su hermana de siete años, la madre y la abuela– siguen «muy traumatizadas», a pesar de los ocho años transcurridos. «Sufren trastornos recurrentes, incluso lloros, sin odio pero con miedo sobre todo. Hoy todavía están en reconstrucción», dijo Emmanuel Manson, de 41 años, presidente de la empresa.
Su padre Alain Manson, de 68 años, fundador de la compañía, afirmó que «nuestra vida ha cambiado». «Mi esposa está terriblemente marcada. Nunca hablamos de ello en casa ni con las nietas», dijo.
Los dos hombres, que el día del asalto estaban de viaje, resaltaron que había sido «muy difícil» hacer frente a la sesión del juicio que se celebró el jueves, en la que sus mujeres testificaron en presencia de los siete presos de ETA procesados. «El juicio resucita todo aquello y les vuelve a hacer daño», indicó el marido de Valérie Manson, que había roto varias veces en sollozos durante su declaración.
El juez Philippe Coirre, presidente del Tribunal Especial de lo Criminal, leyó la declaración de la niña de 7 años prestada ante la Policía tras los hechos. La pequeña comprendió que «eran malos» cuando uno de los asaltantes le puso la mano en la boca antes de amordazarla con cinta aislante y colocarle unas gafas opacas. «Era para que no hablara, pero yo no tenía intención de hablar. A mamá le pusieron un gorro en la cabeza para que no dijera a la Policía lo que iban a robar o viera la sangre si nos mataban», relató. «Un señor que tenía un acento raro me preguntó si tenía frío o hambre. Hablaban raro, no decían bien la erre», señaló.
La pequeña, hoy quinceañera, ha recibido tratamiento psiquiátrico durante años. «Se le pasó durante un año, pero los miedos han vuelto», apuntó su padre. El empresario renunció a personarse como acusación particular porque «lo que deseamos no es reclamar dinero sino que esto se acabe y que vayan a la cárcel los que lo hicieron».
La compañía de seguros tasó en 189.967 euros el botín: 404 pistolas y revólveres, 135 piezas sueltas y 59.930 mun