La familia Uria pide que se exija a la izquierda abertzale la condena de ETA

El Correo 1/12/12

La familia de Inaxio Uria, asesinado por ETA el 3 de diciembre de 2008, reclamó ayer a los partidos democráticos que «no bajen la exigencia de petición de condena a la izquierda abertzale» de los atentados e insten a «la disolución total e incondicional de la banda» terrorista. La familia del industrial vasco realizó estas peticiones en un comunicado emitido con motivo del aniversario del atentado. En la nota, se felicitan por el hecho de que ETA «no siga con su actividad criminal», pero insisten en que «las exigencias para que las heridas vayan cerrando no se han cumplido todavía».

Para honrar la memoria de Uria, sus allegados y amigos se concentrarán como cada año en las proximidades de la basílica de Loiola, donde tuvo lugar el atentado. Allí permanecerán en silencio durante quince minutos ante el monolito levantado en el punto en el que se produjo el asesinato. En este sentido, invitan a participar en el acto a «todos aquellos» que «condenan todos los asesinatos de la banda terrorista». «Este es un acto que la familia Uria Aramendi convoca para manifestar el recuerdo de Inaxio Uria y también para reclamar la condena de toda violencia», aclara el escrito, que incide en la necesidad de no admitir que «un partido político que tenga la legitimidad de representar a una parte de la ciudadanía no condene los asesinatos de una banda terrorista».

«A nosotros –añade el comunicado– no nos vale el sentimiento de pena, el reconocimiento del daño causado, el rechazo a toda la violencia si luego no se condena y castiga a los asesinos». A este respecto, los Uria llaman la atención sobre los «contradictorios» mensajes de la izquierda abertzale en torno al reconocimiento a las víctimas que ellos «nunca» entenderán. «¿Qué pena se puede sentir por algo que, en el fondo, justificas que haya pasado? ¿Cómo se puede rechazar una violencia sin condenar con su debido castigo al que ejerce esa violencia?», se preguntan. El texto recuerda que «no hay nada» que pueda aliviar el dolor de una familia a la que han asesinado a un ser querido, «pero es justo y necesario que los asesinos sean condenados».