En declaraciones a este periódico, fuentes de la Fundación explican que ya no son «la nodriza ideológica del PP». «Lo fuimos y nunca hemos dicho nada que se apartara del programa electoral, en parte porque el 80% del que se presentó en 2011 lo hicimos nosotros», señalan.
Defienden que ahora su función es impulsar la reflexión en el ámbito del centro derecha, aunque «la situación en España no favorezca el debate político». La política, aseguran las mismas fuentes, no es llegar al Gobierno tras decir que harás una buena gestión económica porque ya la hiciste antes, destacar luego que has evitado el rescate y, después, cuando se acercan las elecciones, basar la campaña en que viene Podemos. La política, dicen, es algo más.
«Nuestro eje –insisten– ya no puede ser la relación con el PP, pero es lamentable que nos vean como un adversario ideológico. Hay más rivalidad entre algunos sectores del Gobierno». «En España –mantienen– no se ha entendido el papel de un think tank».
Denuncian que, para el PP y para el Gobierno, si no hablan mejor. «Quieren que no hablemos de nada, que no digamos nada. Ni de Cataluña, ni de impuestos, ni de la deuda, ni de la desigualdad, ni de la política exterior…», afirman. Pero, indican, «estamos y vamos a seguir estando en el debate público».
En la Fundación no comprenden que el PP y el Gobierno se «enfaden» por su artículo sobre que lo sucedió con el Estatuto catalán, «cuando en realidad le estás defendiendo». Faes apuntaba en este texto que no fue posible un acuerdo con los socialistas porque se aisló deliberadamente al PP con el Pacto del Tinell y el PSOE rompió el consenso sobre los asuntos básicos de la nación.
Ante ese enfado, recuerdan que Aznar no estaba en 2006 al frente del partido. «El recurso y los cuatro millones de firmas que lo respaldaron no son de su época. No estamos reivindicando su legado».
Sí apuntan que Sáenz de Santamaría era entonces responsable de Política Autonómica y Local del partido, un cargo directamente relacionado con esta decisión. En la Fundación constatan, tras la reacción del PP y del Gobierno, que «no se pueden comentar las declaraciones de esta señora». A Mariano Rajoy, en cambio, «se le da hasta en el cielo del paladar y no pasa nada».
Faes espera ahora una reacción del Ejecutivo contra el ex presidente aunque, sostienen, no saben «qué más puede hacer el Gobierno contra Aznar». El ex líder popular ya atribuyó a Moncloa la filtración de sus datos fiscales y la revisión de su IRPF, publicada por OK Diario. En la Fundación creen que tratan deliberadamente de socavar su honradez y citan como ejemplo los intentos de vincularlo al caso Gürtel.
Reiteran asimismo que no se les debería situar como el enemigo a batir, que no son una organización que «se dedica a incomodar gratuitamente», pero reivindican que «no se puede decir sin más a los cuatro millones de personas que firmaron el recurso [contra el Estatut] que se equivocaron, que fue un error». Esto es lo que piensan que hizo Sáenz de Santamaría.
Pese a todo, el partido salió en tromba a defenderla y a respaldar la apuesta por el diálogo que el Gobierno impulsa ahora en Cataluña. El sábado, en Barcelona, el vicesecretario de Política Autonómica y Local, Javier Arenas, alabó de la vicepresidenta su «inteligencia», «moderación» y «capacidad de diálogo», y las consideró claves en la nueva etapa abierta con Cataluña.
Faes asegura que «en ningún momento» han descalificado el diálogo. «De hecho, nunca entendimos la incomparecencia del Ejecutivo en Cataluña» en la anterior legislatura. Pero «no puede ser que el intento de dialogar se haga a costa de rebobinar la política que se hizo». «No se pueden contar así las cosas. Cuando haces un análisis de Cataluña no puedes omitir el Pacto del Tinell y la exclusión a la que se sometió al PP». «Además –subrayan desde la Fundación–, el diálogo en sí mismo no supone ninguna estrategia política». No es un destino. No es un final, argumentan. Y, sobre todo, «no puede suponer ningún tipo de renuncia». «Pactas desde lo que eres, no hace falta borrar ningún capítulo». Hasta el ex presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, reconoce en sus memorias «la inconstitucionalidad del Estatut», se lamentan.
En la Fundación son conscientes de que su atrevimiento a la hora de cuestionar las declaraciones de la vicepresidenta –además de que pueda tener consecuencias para Aznar en el futuro– ha dado lugar a una nueva revisión del relato sobre su relación con Cataluña. En este sentido, aluden a la profusión de referencias en los últimos días a que Aznar hablaba catalán en la intimidad, al Pacto del Majestic (el acuerdo de investidura entre el PP y la antigua Convergència que le convirtió en presidente) o la defenestración de Alejo Vidal-Quadras como líder del PP catalán.
«Cuando se trata de descalificar a Aznar se saca a relucir el Majestic, pero cuando se quieren elogiar las dotes negociadoras de Rajoy (que formaba parte del equipo) se le convierte en artífice del pacto. Eso lo hacen y dicen los mismos que dicen una y otra cosa», declaran. «Resulta curioso –añaden– que rememoren a Vidal-Quadras; si creen que es fundamental les ha faltado tiempo para reponerle».
En esta línea, fuentes de Faes se preguntan «cuántos errores de Aznar ha corregido este Gobierno o el PP». Al contrario, destacan, «el PP es ahora el partido de los recortes y el que más ha subido los impuestos en España». «Los tuyos están enfadados y los de enfrente te acusan de haber acabado con el Estado del bienestar». Y mientras esto sucede, el «adversario es Faes». «Según les conviene dicen de nosotros que somos de extrema derecha o que le hacemos el programa económico a Ciudadanos». En definitiva, de los que se trata es de que «Aznar puede tener razón, pero desde el Gobierno o del PP nunca hay que dársela».