O Melchor o Carrillo

EL MUNDO 19/12/16
F. JIMÉNEZ LOSANTOS

MELCHOR RODRÍGUEZ, bautizado por los nacionales El Ángel Rojo, está recibiendo una serie de homenajes, el último en Alcalá de Henares, sin duda merecidos. Conviene recordar a los comisarios de la Desmemoria Histórica, empezando por la hijastra del genocida Fidel Castro, que cobra por dar charlas sobre el terror franquista, no castrista, que el mérito de Melchor fue exclusivamente personal, porque, sin pedir permiso a la CNT ni a la Junta de Defensa, asumió la responsabilidad de impedir las sacas de unos presos políticos que fueron arrastrados a la cárcel sin juicio alguno y sin más delito que el de ir a misa, suficiente para que algún desalmado los denunciara y otros, como el abuelo de Iglesias, los hicieran desaparecer.

Melchor Rodríguez sabía que los presos eran masacrados al soviético modo por el Gobierno del Frente Popular, ese que hoy nos presentan como defensor de la legalidad republicana. Será la de la Checa de Bellas Artes, que era del mismísimo Ministerio del Interior del socialista Ángel Galarza. Todos los partidos tenían chekas en Madrid, hasta el PNV. Por eso asumió Melchor la responsabilidad de impedir que en nombre de la causa que él defendía se matara a miles de inocentes, cientos de ellos menores de edad.

Pero si Melchor Rodríguez fue un héroe, Carrillo y la Junta de Defensa, asesorados por Koltsov, fueron viles criminales. No es posible elogiar a los asesinos de Paracuellos y a los que impidieron masacres como la de Paracuellos, aunque por poco tiempo, porque a Melchor lo echaron pronto del cargo. La memoria de los chequistas de 2016 es selectiva. Hace dos semanas, Pedro Corral publicó las pruebas del derribo por la aviación republicana del avión de la Cruz Roja en el que iba un comisionado francés dispuesto a denunciar las masacres de Paracuellos y Torrejón, cuyas inmensas fosas comunes podían verse desde el aire. El derribo fue un éxito: se cargó a la aviación nacional, París calló al comisionado y hasta tapó la muerte de un periodista que iba en el avión.

Si debemos recordar, y debemos, a los rojos buenos, hemos de condenar a los malos. ¿O no los hay? Claro que sí: en El Pardo, junto a la Alcalá del homenaje a Melchor, fue despellejado vivo Nin por esbirros de la NKVD y el PCE. Es una tumba de interés histórico y muy fácil de encontrar. Si se quiere buscar.