EL MUNDO – 17/05/14
· La Generalitat de Cataluña, consciente de la importancia clave de las Naciones Unidas –una organización de carácter universal en torno a cuya doctrina, expresada en un sinfín de resoluciones y declaraciones, se articula el Derecho Internacional–, ha desplegado un importante activismo en su entorno con el fin de potenciar su propia diplomacia e impulsar sus intereses.
El Govern cuenta con una delegación en EEUU que dispone ya de dos sedes: la principal, en Washington, y la segunda, en Nueva York. En la primera reside el delegado catalán, cuyo principal cometido es extender los contactos políticos y estrechar las relaciones con los más importantes think tank a fin de dar a conocer y encontrar respaldo para el proceso soberanista.
El jefe de la delegación es Andrew Davis, de nacionalidad estadounidense y casado con una española originaria de Cataluña. Él es quien representa los intereses catalanes no sólo en Estados Unidos, sino también en Canadá y México.
Por su parte, la oficina de Nueva York se encarga esencialmente de las cuestiones económicas y, en ella, están destacados representantes de la Secretaría de Asuntos Exteriores y para la UE de la Generalitat, así como de la Agencia Catalana de Comercio e Inversiones, de la de Turismo y del Instituto Ramón Llull.
Las acciones de la Generalitat en relación con la ONU utilizan habitualmente como trampolín la cooperación al desarrollo. Así, por ejemplo, tiene acuerdos con varios fondos y agencias como el PNUD, ONU-Mujeres y Unicef. También mantiene relación con agencias y programas establecidos fuera de Nueva York, como por ejemplo Acnur, la FAO o Unesco.
A partir de 2005, se produjo un impulso en los contactos con Naciones Unidas y ello se tradujo en la firma de varios memorandos de entendimiento, en los que estuvo asociado el Ministerio de Exteriores porque el organismo de la ONU en cuestión quiso encauzar la negociación por la vía adecuada, que es la que corresponde al Estado miembro.