La hija de Buesa niega que los colectivos de víctimas hayan perdido «su razón de ser»

EL CORREO 22/02/13

· Defiende su papel en la nueva etapa sin ETA hasta que los poderes públicos se comprometan con la defensa de una memoria basada en «la verdad, la justicia y la pluralidad».

Sara Buesa, durante su intervención en el homenaje
Sara Buesa, durante su intervención en el homenaje

Ciudadano Fernando, ciudadano Jorge,
una memoria viva.

Gran parte del homenaje celebrado ayer en el Museo Artium de Vitoria a la memoria de Fernando Buesa y Jorge Díaz discurrió ante una tarima en la que había dos sillones negros vacíos sobre un fondo blanco. Luego fueron ocupados por Faustino López de Foronda, secretario general del Ararteko, y Osvaldo Puccio, un hombre que vivió, con 20 años, junto a Allende en La Moneda el golpe de estado de Pinochet. Puccio, que emocionó a las 200 personas que asistieron al acto al recordar la impresión que le produjo el asesinato de Isaías Carrasco, habló de «la decencia y la dignidad de las víctimas». Xabier Markiegi reclamó «ya, un centro de la memoria» y los familiares del ciudadano Fernando Buesa y del ciudadano Jorge Díaz, como pidió Sara Buesa que se hablara de ellos, pudieron sentir el cariño y la proximidad de los presentes con una amplia representación de víctimas del terrorismo, de las instituciones vascas, de los partidos democráticos, menos Bildu, y de la sociedad alavesa. Un gesto no pasó desapercibido: el desplante de Begoña Elorza, madre de Jorge, a Jonan Fernández, secretario general de Paz y Convivencia.
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El nuevo escenario abierto en Euskadi tras el cese de la violencia decretado por ETA y la apuesta por forjar una nueva convivencia han traído consigo numerosas interrogantes. Entre ellas, el papel que deberán jugar los colectivos de víctimas del terrorismo, cuando la banda ya no es una amenaza. En la Fundación Fernando Buesa son conscientes de que «habrá quien considere» que las asociaciones pierden «su razón de ser», como si formaran «parte del pasado». Pero si algo tienen claro es que «el futuro no se puede construir sobre el olvido». Ante esta perspectiva –su principal temor– reivindican el papel fundamental de los damnificados hasta que los poderes públicos adquieran un «compromiso firme» con la defensa de una memoria basada «en la verdad, la justicia y la objetividad».

Esta reflexión formó parte del discurso que ayer pronunció Sara Buesa, hija del dirigente socialista asesinado por ETA, durante el tradicional homenaje que la fundación celebró en Vitoria en recuerdo de Fernando Buesa y su escolta, Jorge Díez, cuando se cumplen trece años del atentado que acabó con sus vidas. Sara, encargada de pronunciar unas palabras en sustitución de su madre, Natividad Rodríguez –ausente por enfermedad–, fue contundente. No sólo ante el reto al que tendrán que hacer frente las asociaciones de víctimas, sino también ante la necesidad de una revisión crítica del pasado que impida el rebrote de la violencia. «Qué más quisiéramos las víctimas que poder refugiarnos en nuestro ámbito privado, vivir nuestro dolor en la intimidad y centrarnos en nuestras vidas», expresó.

La hija de Buesa subrayó que a los colectivos de damnificados no les «anima ninguna vocación de permanecer sin un sentido». Rodeada de representantes de los distintos partidos, reconoció que se ha cuestionado la «politización» de las víctimas. «En demasiadas ocasiones se nos ha utilizado de forma partidista como arma arrojadiza». En este sentido, y pese a que el significado político de los afectados es «innegable», advirtió que a las víctimas no les «corresponde hacer política». «No es nuestra función; tenemos opinión, pero no podemos pretender tener un plus de legitimidad», manifestó.

«Actitudes arrogantes»

Sara subrayó el papel de los afectados por el terrorismo como garantes de la memoria para que lo ocurrido «no sea obviado». Un camino en el que reclamó la implicación de las instituciones para que «cojan el testigo y lideren con firmeza esta tarea». «Nada nos gustaría más, ya que nuestra lucha por que prevalezca la memoria supone una carga añadida a nuestra pérdida», apostilló.

El homenaje, que se celebró en el museo Artium y no en el Teatro Principal, escenario habitual de este acto, sirvió para lanzar un mensaje a la izquierda abertzale. La hija del político socialista reprochó a la antigua Batasuna que no haya hecho «la reflexión y autocrítica necesarias». «Seguimos viendo en muchos de ellos signos de complicidad con la violencia y actitudes arrogantes que distan mucho del arrepentimiento», lamentó. Sara Buesa no ocultó su «decepción» por «el uso ambiguo del lenguaje» o por el hecho de que la izquierda radical se arrogue «la opinión y el sentir del pueblo vasco, sin acabar de asumir que esta sociedad no es unitaria, sino plural». «Mucho nos tememos –añadió– que no van a hacer un reconocimiento del daño causado injustamente si nadie se lo exige». Aprovechó para emplazar a «ETA y su entorno político» a asumir su «responsabilidad» como «primer escalón» hacia la convivencia.

Tras la intervención de Sara Buesa tomaron la palabra los patronos de la fundación José Ángel Cuerda, Xabier Markiegi, Mari Carmen Gallastegui y Ramón Saizarbitoria, que desgranaron los cuatro ejes fundamentales en los que se sustenta la labor desempeñada por el colectivo: participación social, memoria, educación en valores y convivencia. El broche final lo puso Osvaldo Puccio, presidente del Consejo directivo de la Fundación Salvador Allende de Chile.

EL CORREO 22/02/13