EL CORREO – 16/01/15
· La ponencia de autogobierno mantendrá los ritmos y Sabin Etxea su intención de pactar con el PSE, que rechaza entrar en una «subasta de proyectos».
«Si el referéndum escocés no hizo pisar el acelerador del soberanismo en Euskadi, las elecciones catalanas tampoco lo harán». Ésa es la opinión de diferentes medios nacionalistas consultados por este periódico, un día después de que Convergència y Esquerra hayan salvado su acuerdo de unidad soberanista y de que el president Artur Mas haya anunciado nuevas elecciones el 27 de septiembre. La ‘hoja de ruta’ catalana, que Mas y Junqueras pactarán en breve para poder enarbolarla como programa en los comicios plebiscitarios del otoño, no alterará los planes del PNV para alumbrar un nuevo estatus vasco, un objetivo que sigue fiando a un consenso «previo, transversal y lo más amplio posible» y a una ponencia de autogobierno que apura ahora, en un discreto segundo plano, la fase de comparecencias e informes.
El debate sobre la reforma del Estatuto en Euskadi va para largo, por lo tanto, al margen de que el debate independentista regrese al punto de ebullición con los preparativos de las «estructuras de Estado» de las que Mas y Junqueras pretenden dotarse para afrontar la «transición nacional» hacia la independencia. No obstante, no parece que nada de eso vaya a hacer saltar los mismos resortes en Euskadi, en primer lugar porque la parte del león de ese entramado que alienta el soberanismo catalán es la Hacienda propia y esa reivindicación no tendrá efecto rebote en Euskadi, que ya cuenta con un sistema fiscal específico gracias al Concierto. Un estatus del que, por cierto, tampoco disfrutaban los escoceses que votaron quedarse en el Reino Unido el pasado 18 de septiembre.
Hay otra diferencia, la fundamental, que hace inviable el ‘contagio’ del modelo catalán. Mientras que en Cataluña, pese a las turbulencias y discrepancias entre CiU y ERC que han amenazado con hacer descarrilar el proceso, la ‘hoja de ruta’ descansa sobre el acuerdo entre nacionalistas, en Euskadi el abismo entre PNV y EH Bildu es patente y no existe ningún indicio de que la profunda desconfianza entre las dos principales fuerzas del país vaya a atemperarse a medio plazo.
Año electoral
Pese a los constantes llamamientos de la izquierda abertzale a la unidad de acción –ayer mismo EH Bildu avanzó que la propuesta de proceso constituyente que presentará el próximo día 24 se basará en el «liderazgo compartido»–, ni Sortu ni Sabin Etxea desean un acercamiento en este año netamente electoral. Es más, el pacto que sí existe, aunque tácito, es el del PNV con el PSE de Idoia Mendia, que podría extenderse tras las próximas municipales y forales de mayo a Diputaciones y ayuntamientos. Con ese escenario en ciernes, lo último que desea el PNV es pisar callos en las filas socialistas, por más que considere que el adelanto electoral ayudará a «clarificar» el incierto panorama. Así se explica la valoración que hizo ayer la formación jeltzale, sin mencionar el posible impacto en Euskadi. El burukide Koldo Mediavilla se limitó a señalar que la convocatoria del 27-S refleja la voluntad de los catalanes de poder «expresarse sobre su futuro político» después de que el Gobierno central haya cerrado «todas las puertas».
El calendario sigue siendo el previsto. La ponencia continuará escuchando a los comparecientes solicitados por los grupos y recabando los últimos informes hasta marzo, y entonces tendrá que fijar nuevos plazos y agenda para la segunda fase de sus trabajos, la propositiva. Ahí es donde los grupos tendrán que ‘mojarse’ y plantear sus propuestas para la modificación del actual régimen de autogobierno, aunque fuentes de la ponencia dan por sentado que eso no sucederá antes de los comicios de mayo. Con el verano de por medio, la hora de la verdad llegará en otoño de 2015, justo en plena campaña catalana y con las elecciones generales –y un posible cambio de gobierno– en el horizonte inmediato.
Será entonces cuando se constate si hay o no posibilidades de un acuerdo PNV-PSE sobre la base de la reforma federal de la Constitución que proponen los socialistas, a la que han invitado expresamente a los jeltzales a sumarse. Pero, por ahora, el PSE insiste en que no es momento para una «subasta de proyectos» y que es el Gobierno quien debe dar un paso al frente y tomar la iniciativa. El Ejecutivo, por su parte, insiste en que no elaborará ningún texto articulado salvo que los grupos expresamente se lo soliciten.
EL CORREO – 16/01/15