La hora de unirse por España

ABC 17/07/15
EDITORIAL

· Felipe VI dejó ver muy claramente su malestar con el líder separatista, al que ayer recibió con enorme frialdad

EN marzo de 2012, ABC publicó una portada con el titular «Cataluña, tenemos un problema». Era una alerta ante la crecida separatista. El buenismo entreguista e incluso algunas magistraturas del Estado criticaron nuestra portada como un ejercicio de alarmismo. Hoy sentimos confirmar que nuestra advertencia era fundada. La realidad empieza incluso a desbordar nuestras previsiones. Al enquistado desafío separatista se ha sumado la ofensiva de la izquierda antisistema, espoleada de manera irresponsable por la dejación de funciones del PSOE, que ha perdido su sentido de Estado, y por ciertos canales de televisión. Planes como el que desveló ayer ABC para desestabilizar a la Corona –y tras ella todo nuestro andamiaje democrático– destapan el alcance del reto al que se enfrentan los españoles, que en su inmensa mayoría respaldan el modelo de convivencia que libremente nos hemos dado y que, con sus defectos, es la historia de un enorme éxito reconocido en el mundo.

Masnovieneen«sondepaz» : se ha instalado en la sedición antidemocrática y no caben concesiones. El presidente de la Generalitat fue recibido ayer por el Rey, que según nuestra Constitución democrática «simboliza la unidad nacional». Felipe VI dejó ver muy claramente su malestar con el líder separatista, al que recibió con enorme frialdad. El rostro del Rey resumía el sentir de sus compatriotas. Con su soberbia y bajo estilo habituales, Mas bromeó diciendo que venía en «son de paz», pero nada hay de concordia en su irresponsable carrera, que cobra trazas ya de golpismo civil. El presidente de la Generalitat, representante del Estado en Cataluña, intentó celebrar una consulta ilegal, por la que está encausado. Ha despreciado la solidaridad de todos los españoles, que ha permitido –como debe ser– que una Cataluña quebrada de facto por su mala gestión pueda colocar su deuda y ofrecer sus servicios. Se ha burlado de los símbolos de España, con la guinda de su lamentable sonrisa ante la pitada al himno. Incumple las leyes que nos obligan a todos y ahora anuncia algo que no existe, unas elecciones que llama «plebiscitarias», con la intención confesa y quimérica de destruir España. Frente a ese ejercicio sedicioso, que suplanta la voluntad del pueblo catalán, el único diálogo posible se llama aplicación de la ley. La llamada «tercera vía» supondría ceder al golpismo de quien quiere imponer su voluntad aplicando el pisotón del hecho consumado.

ElPSOEdebevolveralpatriotismoconstitucional. La amenaza que sufre España se agrava porque el partido que más tiempo ha gobernado en España ha perdido la brújula. Su líder, socio preferente del partido comunista Podemos, intenta enredar a los españoles diciendo una cosa y su contraria: asegura defender la unidad de España, pero simultáneamente apuesta por desguazar su país otorgando más concesiones a los partidos separatistas, lo que nos llevaría a una situación de no retorno. Víctimas de un extraño complejo, Sánchez y su entorno mediático creen más progresista ceder ante quienes ya solo se conforman con destruir España que entenderse con el otro gran partido democrático, el PP, distinguido libremente por los españoles con una mayoría absoluta. Hoy, pese a la flojera ante el separatismo que mostró por momentos y que criticamos en su día, solo el PP está defendiendo sin fisuras la unidad de la nación más antigua de Europa y el respeto escrupuloso a la legalidad. Rajoy, con una dialéctica tranquila, ha resultado a la postre el único presidente de nuestra democracia que no ha sucumbido a la carrera de concesiones al nacionalismo.

lidarioybasadoenfirmeslazosseculares. Como bien ha remarcado el presidente del Gobierno, Cataluña no se va a independizar, entre otros motivos porque los catalanes no quieren una ruptura insolidaria que sería una carrera a la miseria. Pero la situación es lo suficientemente seria como para que desde ABC llamemos a recuperar el sentido de Estado y el patriotismo democrático. España está remontando la crisis y es uno de los países con mayor calidad de vida del mundo. No podemos permitir que la inhibición de unos y el oportunismo de otros lastren el buen futuro del país. Nuestros intelectuales y empresarios deben romper su cómodo mutismo y salir a defender a su nación, como hacen sus pares de otros grandes países democráticos. El PSOE ha de elegir entre la radicalidad, que a la postre será su tumba a medio plazo, o el compromiso con la E de «Español», que ha borrado de su apellido.

Los medios también hacen patria. Los españoles que quieren a su país deben plantearse si es adecuado secundar la oferta mediática de quienes tienen como guión hablar mal de España y fomentar la división. La Corona, por último, debe mantener su buena línea de pulso firme y cabeza fría. España sin duda ganará, porque la razón moral e histórica está de su parte, pero será mucho más fácil con el compromiso explícito de todos.