EL PAÍS, 29/3/12
Su documento de estrategia para 2012 admite que Rajoy no tiene prisa en moverse
“No podemos subestimar la maestría del juego electoral del PNV”
“Amaiur no tiene bases sólidas y crea problemas de funcionamiento”
Sea o no sea legal Sortu, la izquierdaabertzale apostará en las próximas elecciones vascas por reforzar su alianza con Eusko Alkartasuna, Aralary Alternatiba, que le ha otorgado importantes éxitos en las elecciones municipales de mayo de 2011, con la marca Bildu —20% de los votos—, y en las generales de noviembre conAmaiur —25%—. Lograr un buen resultado en las elecciones vascas, previstas inicialmente para marzo de 2013, aunque podrían adelantarse al otoño, es el principal objetivo de la izquierda radical, por encima de la consolidación del final de la violencia, según se desprende de un reciente documento interno, titulado Línea política del año 2012.
La izquierda abertzale insiste en la necesidad de reforzar la coalición electoral porque, aunque Amaiur obtuvo más votos que Bildu, “no tiene una base muy sólida y el hecho de que esta base no sea lo suficientemente sólida crea problemas de funcionamiento”. De ahí que que se plantee el refuerzo de la coalición abertzale de izquierdas con un “nuevo acuerdo estratégico” que le permita ampliar su campo de actuación de lo institucional, como ahora, a la “política integral”, a una presencia más amplia en la sociedad.
En este sentido, la izquierda abertzale, que admite que su ilegalización, de 2002 a 2011, limitó su actividad como “estructura política”, está trabajando prioritariamente en la reactivación “poco a poco” de sus grupos de trabajo ante la perspectiva de una próxima legalización de Sortu, su marca específica, que dio a conocer en febrero de 2011 y que el Tribunal Supremo rechazó entonces.
Esa estructura política será la base de Sortu si, finalmente, el Tribunal Constitucional la legaliza en las próximas semanas. “Esa estructura está realizando la síntesis de todas las aportaciones al debate sobre el nuevo partido en materia socioeconómica, migración, feminismo…”.
El documento interno reconoce, también, cómo la principal preocupación electoral de la izquierda independentista es el PNV. “Tomando a la izquierda abertzale como único adversario, además de negarse a cualquier tipo de trabajo en común con nosotros y de darnos mucha leña, [el PNV] se apropiará de algunas partes de nuestro discurso que resultan agradables a los oidos de cualquier abertzale”, señala.
Y, a continuación, admite su temor específico hacia el hoy primer partido vasco, el PNV: “A la luz de la experiencia, no podemos subestimar la maestría para el juego táctico, a corto, que en tantas ocasiones ha demostrado el PNV”.
Además de su refuerzo interno, la izquierda abertzale trata, como otra de sus principales iniciativas, de lanzar Udalbiltza, la asamblea de municipios vascos —que intentó en 1998 con el proceso de Lizarra—para finales de año, como base organizativa del País Vasco.
15-M, única oportunidad
La izquierda abertzale apuesta como modelo socioeconómico por el “denominado socialismo del siglo XXI, que se está articulando en torno al eje de Centroamérica y Sudamérica”. Se refiere a los Gobiernos populistas de Hugo Chávez, en Venezuela; Evo Morales, en Bolivia, y Correa, en Ecuador. El documento interno de la izquierda radical subraya que “en esos países están intentando poner la economía a las órdenes de la política y la política al servicio de los derechos y necesidades del pueblo”. Su conclusión es que “guardando todas las distancias, quienes aspiramos a llegar al socialismo profundizando en la democracia tenemos ahí un gran espejo en el que mirarnos”.
Respecto a España, la izquierda abertzaleconsidera que el Movimiento 15-M es “la única oportunidad existente de renovar la política del Estado desde una política de izquierdas”. Valora también que, “además del gran eco mediático que ha conseguido, en el terreno organizativo, debería tener una base más sólida”.
El proceso de consolidación del fin de la violencia, pese a su importancia, pasa, en este momento, a un segundo plano para la izquierda abertzaleporque “el Gobierno del PP no tiene prisa por moverse, aunque la presión que se le ejerce desde Euskal Herria es cada vez mayor” pues “además del soberanismo de izquierdas, el PNV y el PSE también le están pidiendo que se mueva” en el terreno del final de la violencia.
La izquierda abertzale no se plantea un retroceso del proceso del final de la violencia. Pero sigue considerando la Declaración de Aiete, del 17 de octubre— previa a la declaración decese definitivo de la violencia de ETA— la hoja de ruta de dicho proceso: final de la actividad armada de ETA; conversaciones entre los Estados y ETA; reconocimiento y reparación de todas las víctimas y conversaciones multilaterales para alcanzar acuerdos políticos entre todos.
En este sentido, admite que “el PP no ha demostrado que tenga intención de realizar ningún movimiento en la vía marcada por la Declaración de Aiete. Su prioridad es hacer frente a la crítica situación económica y podemos intuir que tras las elecciones andaluzas seguirá en una posición de bloqueo”.
A este respecto, recuerda cómo los expertos internacionales reunidos en Aiete se comprometieron a crear una Comisión de Seguimiento que, además de promover las conversaciones entre los Estados y ETA, tiene como objetivo impulsar el diálogo político entre los agentes políticos de Euskal Herria Aiete.
Un papel clave de esa comisión sería facilitar “el desmantelamiento de las estructuras militares de ETA y la retirada de las fuerzas policiales y militares de los Estados” del País Vasco. Pero el Gobierno del PP ya ha manifestado que no va a reunirse con dicha comisión.
Para superar la situación de “bloqueo”, la izquierda radical propone activar a la “mayoría social de Euskal Herria”. Lo que se concretaría en presionar al Estado desde la calle en torno a una propuesta, ampliamente asumida en Euskadi: traer a los presos de ETA a las cárceles vascas; liberar a los enfermos y a los que han cumplido tres cuartas partes de la condena.
Sobre las víctimas, valora que “hoy en día el ámbito de sufrimiento provocado por el conflicto está patrimonializado por el Estado. Todo nuestro sufrimiento sigue siendo invisible”. Su propuesta pasa por “reconocer y pedir la reparación para todas las víctimas”. “Nuestra línea se sustenta en esos tres pilares: reconocimiento, reparación y garantía de no repetición”.
EL PAÍS, 29/3/12