La izquierda abertzale busca sumar a los presos al acuerdo para el fin de la violencia

DIARIO VASCO, 9/9/11

Los firmantes de Gernika reactivan sus gestiones para que suscriban el documento. Hará una defensa a ultranza de los derechos de los reclusos como el final de la dispersión o la libertad de los enfermos

La izquierda abertzale, EA, Alternatiba y Aralar están tratando de implicar a los presos de ETA en el Acuerdo de Gernika, como forma de oficializar su respaldo a la estrategia de final definitivo de la violencia. Los firmantes de este acuerdo van a reactivar en los próximos días las gestiones para que el denominado Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK), que agrupa a los reclusos de la organización armada, suscriban este acuerdo, que, entre otros aspectos, recoge la necesidad de que la actual tregua en vigor sea una «expresión de la voluntad para un definitivo abandono de su actividad armada», según fuentes solventes de esta entente política.

ACUERDO DE GERNIKA
Introducción:
Asentar una situación de no violencia con garantías y un primer estadio de normalización política en base a:
Tregua:
La declaración de ETA de un alto el fuego permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional como expresión de voluntad para un definitivo abandono de su actividad armada.
Ilegalizaciones:
El reconocimiento de los derechos civiles y políticos permitiendo la actividad y el desarrollo de todos los proyectos. Derogación de la Ley de Partidos Políticos.
Presos:
Fin de la dispersión, liberación de presos/as con graves enfermedades, libertad condicional a todos los presos penados que hayan cumplido los requisitos legales, derogación de la legislación que impone 40 años de condena.
Estado:
Demanda a ETA y al Gobierno la toma de las decisiones e iniciativas que permitan configurar un escenario de no violencia con garantías y de normalización política progresiva.
Víctimas:
Reconocimiento, reconciliación y reparación de todas las víctimas del conflicto y las múltiples violencias.

Los partidos firmantes de este acuerdo quieren, al mismo tiempo, que sea un instrumento fuerte para defender reivindicaciones de los presos como el fin de la dispersión, la libertad de los reclusos enfermos o la abolición de la doctrina Parot (que alarga la estancia en prisión de los condenados a largas penas), todas ellas recogidas también en el documento.

El próximo día 25 se cumplirá un año de la firma en la emblemática villa foral de este pacto que constituye una de las perchas políticas de la apuesta de la izquierda abertzale por vías sólo civiles y un suelo sobre el que se asienta el alto el fuego permanente, unilateral y verificable decretado por ETA en enero. Desde hace un año, la treintena de impulsores tratan de incorporar a la nómina de firmantes al colectivo de presos, lo que, según las fuentes consultadas, supondría un «paso cualitativo» en el camino hacia la normalización y pacificación de Euskadi.

El papel de los presos es clave para la futura desaparición definitiva de la violencia de ETA. En este sentido, la asunción, por el EPPK, de los contenidos de Gernika supondría que este colectivo acepta que, junto a la petición al Gobierno español para que se implique en un proceso de paz, se demande también a ETA «la toma de decisiones e iniciativas que permitan configurar un escenario de no violencia con garantías y de normalización política progresiva».

Comunicación abierta

Los firmantes de Gernika y el EPPK mantienen abierta la comunicación sobre este asunto desde hace meses y han trasladado a los internos el contenido del manifiesto. No obstante, Instituciones Penitenciarias obstaculizó una interlocución oficial. Pese a ello, el planteamiento inicial de la entente encabezada por la izquierda abertzale, EA, Alternatiba y Aralar de adherirse a Gernika fue recibido por los reclusos de «forma positiva» .

Ahora, van a reactivar los intentos para cristalizar definitivamente la adhesión del denominado Colectivo de Presos Políticos Vascos al documento. Los impulsores de Gernika están trabajando en ello con la intención, el deseo y la confianza de que respalden el acuerdo, según los medios consultados.

La izquierda abertzale ha sostenido durante todos estos meses que la mayoría de los reclusos, en especial los encarcelados en prisiones españolas, respalda la apuesta de la izquierda abertzale por vías sólo políticas, que poco después vino acompañada por la decisión de ETA de decretar una tregua que el mundo de la antigua Batasuna considera «irreversible».

Precisamente, el pasado 29 de junio, Instituciones Penitenciarias remitió a todos los centros órdenes expresas de extremar al límite el control de los internos para evitar que lleguen consignas de la cúpula de ETA y, en cualquier caso, saber de primera mano cualquier mandato del exterior. El Ministerio del Interior no quiere que se le escape ni un solo movimiento de los 550 reclusos de ETA. El Gobierno maneja el argumento de que la organización pretende abrir en las prisiones un amplio debate de varios meses sobre su futuro y ha perdido gran parte de su influencia entre sus miembros encarcelados.

Tesis del Gobierno

Durante este verano los gobiernos central y vasco han sugerido la existencia de un reciente aumento de la presión en las cárceles para que ETA deponga las armas, conscientes de que, probablemente, sólo esa decisión otorgaría a los presos «perspectivas de futuro» en su situación personal, según el diagnóstico gubernamental. El sector independentista, por el contrario, recuerda que la decisión de los reclusos de respaldar la vía abierta por la izquierda abertzale ya se tomó hace meses.

En todo caso, una decisión del colectivo de presos favorable a Gernika supondría una importante base de cara a futuros movimientos de la organización armada para acabar definitivamente con la lucha armada. La apoyo del EPPK contaría, además, con la legitimidad interna que le otorga el haber rechazado cualquier tentación de ruptura interna como la protagonizada por el denominado Colectivo de Presos Comprometido con el Irreversible Proceso de Paz. Este grupo de reclusos disidentes de ETA, encabezado, entre otros, por Joseba Urrosolo Sistiaga y Carmen Gisasola, viene pidiendo en los últimos meses el cese definitivo de la violencia y que ETA «reconozca el dolor causado».

A lo largo de este año, el EPPK ha hecho públicos algunos pronunciamientos que insinúan una postura proclive al Acuerdo de Gernika. Así, en febrero, por ejemplo, sus miembros aseguraron sentirse «compañeros de viaje en el camino de la amnistía» con los firmantes de la declaración, a los que calificó de «compañeros del camino político hacia la democracia que le corresponde a Euskal Herria».

DIARIO VASCO, 9/9/11