La izquierda abertzale interpreta como un aval determinante el apoyo de los presos a Gernika

DIARIO VASCO, 25/9/11

Logra nuclear al grueso del MLNV en torno a su estrategia por las vías solo pacíficas. Valora la influencia que la adhesión de los reclusos al Acuerdo puede tener en futuras decisiones de ETA

La adhesión del colectivo de presos de ETA al Acuerdo de Gernika, que se escenificará hoy, supone un aval determinante a la apuesta de la izquierda abertzale por las vías sólo pacíficas. Así ha sido asumido por esta formación porque significa un paso cualitativo más en el camino hacia el final definitivo de la violencia, según fuentes autorizadas de este sector político. El trabajo de meses de diferentes dirigentes de la ilegalizada formación tanto dentro como fuera de las cárceles ha recogido su fruto en un momento clave, sólo una semana después de que dos de los principales impulsores de la estrategia por vías pacíficas de la antigua Batasuna, Arnaldo Otegi y Rafa Díez Usabiaga, fueran condenados a diez años, una decisión judicial que ha supuesto una decepción, política y personal, para la izquierda abertzale.

La formación independentista ratificó de inmediato su apuesta por la política, pero el espaldarazo del denominado Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK), tan sólo siete días después del citado varapalo judicial, supone un nuevo punto de inflexión. Los reclusos representan el colectivo más sensible para ETA y su papel es esencial en el mantenimiento de la unidad de la organización armada y de una parte sustancial de todo su entorno social.

LAS CLAVES
PRIMER ANIVERSARIO
Representantes del EPPK ratificarán hoy en Gernika el apoyo al Acuerdo en un acto a mediodía
MENSAJE INTERNO
El comunicado de los presos busca al mismo tiempo un cierre de filas dentro de las cárceles
VERIFICACIÓN DE LA TREGUA
El Gobierno está al corriente de los movimientos del grupo de mediadores de Currin

Con su respaldo a un documento que, además de pedir cambios en política penitenciaria y pasos al Estado hacia un proceso, reclama claramente que la tregua de ETA tenga voluntad de ser «definitiva», la izquierda abertzale logra embarcar definitivamente a los presos en su estrategia hacia el final de la violencia, con la decisiva influencia que ello conlleva para futuras decisiones de la propia organización armada.

El Acuerdo de Gernika, suscrito junto a EA, Aralar y Alternatiba, es la ‘hoja de ruta’ en la que se está basando la izquierda abertzale para desarrollar su apuesta sin violencia. La entente cuenta con el respaldo del sindicato LAB y de la propia asociación de familiares de presos, Etxerat. Una representación del colectivo de presos ratificará hoy la firma en el acto convocado este mediodía en Gernika para conmemorar el primer aniversario del Acuerdo.

Pedagogía interna

De esta forma, la izquierda aber-tzale logra nuclear prácticamente a todo el Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) en torno a unos contenidos, los de Gernika, que abogan por la necesidad del final definitivo de la violencia de ETA. Un ejercicio de pedagogía interna en una coyuntura en la que tanto el Gobierno central como el vasco y los partidos mantienen una posición de exigencia para que ETA decrete su disolución y para que, en su defecto, la izquierda abertzale le requiera ese final y reconozca el daño causado.

El comunicado del EPPK, que este periódico publicó ayer en su integridad, incluye mensajes en clave de consumo interno. Y es que, además de dejar claro su compromiso con el Acuerdo de Gernika, el texto supone un claro cierre de filas entre los internos, para evitar nuevos casos como los del grupo de disidentes focalizado en torno a la cárcel de Nanclares. El objetivo del EPPK, y así se plasma en sus escrito, es buscar una salida conjunta a los reclusos que evite medidas individualizadas que debiliten al colectivo.

La mayor parte del contenido se basa en las demandas de los derechos de los reclusos y la reivindicación de un escenario que reconozca la «soberanía de Euskal Herria». Pero el comunicado también responde al intenso debate en las cárceles en los últimos meses, al que no ha sido ajeno Otegi, actualmente preso, sobre la necesidad de que ETA deje las armas, en el marco de la nueva apuesta de la izquierda abertzale. Los reclusos de ETA son al mismo tiempo conscientes de que sólo esa decisión les otorgaría «perspectivas de futuro» en su situación personal.

Precisamente, la exigencia a España y Francia para que den un giro en la política penitenciaria es el aspecto que la izquierda abertzale entiende que falta para materializar el desmantelamiento de ETA y oficializar el ansiado final de la violencia en Euskadi. Una superación del «ciclo de la lucha armada» que el mundo de la antigua Batasuna insiste en que, pese a todo, es «irreversible». El resto de formaciones insiste, no obstante, en que hasta que no haya un final constatable del terrorismo no se certificará la apertura de una nueva etapa política, en la que la unidad de fuerzas soberanista buscarán situar el debate de los próximos años en Euskadi en torno a la consecución de un nuevo marco político soberano.

Las reivindicaciones penitenciarias de la coalición proscrita se centran, principalmente, en la excarcelación de los reclusos enfermos, el fin de la doctrina Parot que alarga la estancia en prisión de los reclusos con altas condenas y el acercamiento de todos los internos a cárceles vascas.

De momento, el actual Gobierno de Zapatero no se aviene a abordar estas cuestiones, y mucho menos demandas como la de la «amnistía» que reivindicaba la nota del EPPK. Una actitud denunciada por la izquierda abertzale, como se reflejó en la carta de Arnaldo Otegi leída ayer tarde en Bilbao, que venía a acusar al Estado de tener una estrategia para sabotear la búsqueda de la paz.

Verificación y desarme

No obstante, en La Moncloa el vaso del comunicado del colectivo de presos se ve medio lleno. El Ejecutivo del PSOE no ha querido implicarse en un proceso de pacificación como tal, pero está al corriente, por ejemplo, de la labor de ‘cocina’ que los mediadores del Grupo Internacional de Contacto (GIC) están llevando a cabo para verificar de forma efectiva la voluntad de ETA de cerrar la persiana. Una tarea, la del grupo de Currin, que en principio marcha en sentido positivo, según fuentes próximas al Ejecutivo socialista conocedoras de la situación.

El Gobierno Vasco, por su parte, inmerso en la elaboración del plan de paz y convivencia que el lehendakari debe presentar este jueves, debate hasta dónde llegar en un contexto en el que se suceden los avances paulatinos. En este sentido, en la izquierda abertzale no ocultan cierta sorpresa ante la falta de «audacia» del lehendakari, según los medios consultados.

La situación del PSE-EE no es fácil ya que son conscientes de la existencia de un PP vasco agazapado, que, a diferencia de los socialistas, puede exhibir un perfil más crítico con el mundo de Batasuna, al mismo tiempo que espera a un cambio de Gobierno en España para asumir la gestión del final de la violencia. Un escenario en el que el partido de Mariano Rajoy está dispuesto a abordar de lleno la política penitenciaria si desaparece ETA. De hecho, los populares, al contrario que en otras ocasiones, han reaccionado al comunicado del denominado Colectivo de Presos Políticos Vascos remarcando la exigencia a la banda de que desaparezca, pero sin minusvalorar el paso dado.

Finalmente, con el respaldo de los presos de ETA a Gernika, y la exhibición de fuerza de ayer tarde en las calles de Bilbao contra la sentencia a Otegi, la izquierda abertzale mete una nueva marcha en su carrera por la hegemonía del nacionalismo vasco en las elecciones generales del próximo 20 de noviembre. De hecho, el sector independentista anuncia nuevas dinámicas políticas, incluso de cara a la campaña electoral para las generales del 20-N.

DIARIO VASCO, 25/9/11