Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo

Después de unas escasas, pero ajetreadas, sesiones de cuchilladas, zancadillas y vetos entre quienes aún comparten asiento en el Consejo de Ministros, Sumar recoge el testigo de Podemos como referente progresista e ‘ilusionante’ de la izquierda situada a la izquierda del PSOE. Nada de calificarlo de ‘extrema’, que eso queda en exclusiva para Vox. ¿Cuáles son las diferencias programáticas que existen entre Sumar y Podemos? No conozco a nadie que las conozca y parece que todo son, simplemente, juegos de intereses personales en busca desesperada de un salvavidas que ponga el sueldo al abrigo de la adversa coyuntura. Las elecciones municipales y regionales abrieron los cuarteles de invierno y es posible que las generales los abarroten de personas que han tenido 4/5 años de gloria política inmerecida, de protagonismo mediático incomprensible y de cuotas de poder inexplicables.

¿Cómo debemos calificar la afirmación de Ione Belarra, secretaria general de Podemos, al asegurar que firma el acuerdo con Sumar ‘sin acuerdo’ y solo para evitar quedarse a la intemperie de la soledad? La causa del desacuerdo no procede de ninguna discrepancia programática severa, sino de la eliminación de la Ministra (!) Montero de las listas. Un gran ejemplo de lo que es la alta política moderna, progresista, desinteresada y al servicio del pueblo trabajador.

¿Es Sumar la nueva esperanza de la política española? No parece sencillo concluir tal cosa cuando son 15 los partidos que se reúnen alrededor del bote salvavidas y eso sin contar con que Compromís es en realidad una suma de otros tres partidos. ¿De verdad que hay quince proyectos diferentes para el futuro, aparte de los tradicionales que calificamos quizás precipitadamente de agotados? Algunos de los partidos concertados son de ámbito geográfico reducido, pero si piensan lo mismo, ¿por qué no se unen en uno solo? Otros ponen a la ecología en su portada, ¿pero acaso la desprecia el resto? Todos son enormemente progresistas, ¿hay tantas variantes del progreso?

Visto así desde lejos, parece que Sumar no es una suma de ideas convergentes sino una multiplicación de egos disparados. Si Pedro Sánchez aspira y espera formar Gobierno con ellos, ¿con cuántos deberá negociar su programa? ¿Cuántas sensibilidades tendrán cabida en él? ¿Son todas ellas miscibles? ¿Habrá cargos para todos? Sería prudente contarlos antes, no vaya ser que se queden cortos…

En esta legislatura que agoniza, el Parlamento español ha contado con 22 partidos representados. ¿De verdad necesitamos a 15 más? Somos 47 millones de españoles, los norteamericanos son casi 340. A ellos les basta con dos partidos. ¿Por qué razón necesitamos nosotros 37? ¿Por qué somos tan difíciles? ¿No le parece todo esto una broma macabra?