Pedro Chacón-El Correo

  • La disposición de Elkarrekin Podemos a alinearse con Bildu en su política de alianzas da un balón de oxígeno al PP vasco en Labastida y Laguardia

Entiendo por ‘lógica estatal’ un curioso fenómeno de nuestra política vasca, manejado por los partidos nacionalistas y de izquierdas, que se está dejando ver a raíz de los resultados de las elecciones municipales y forales, según el cual partidos que forman en Madrid, en las Cortes Generales, una entente de apoyo al Gobierno de Pedro Sánchez -léase, además del propio PSOE, el PNV, EH Bildu y Unidas Podemos- luego aquí, en Euskadi, a la hora de negociar sus pactos para conformar los ayuntamientos y juntas generales, en sus versiones autóctonas -léase PSE y Elkarrekin Podemos- resulta que se bifurcan en dos bloques no diré antagónicos, pero casi. Por un lado, PSE y PNV, cuyos sucesivos pactos de legislatura en los tres niveles de la política vasca (municipal, foral y autonómico) vienen ya de atrás o incluso de muy atrás, si consideramos el primer Gobierno vasco de José Antonio Agirre fruto de un primer pacto entre PSOE y PNV, con Indalecio Prieto y el primer lehendakari como muñidores. Y por el otro, EH Bildu y Elkarrekin Podemos, ya que parece que este último (versión vasca de Unidas Podemos) no está dispuesto a desvincularse del primero, lo cual clarificaría el ambiente político bastante si lo hiciera.

Y me explico. Aquí toda la posibilidad que tiene el PP, con sus magros resultados, de resultar decisivo, básicamente en el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz y en la Diputación de Gipuzkoa, pasa por que Elkarrekin Podemos se mantenga en su apoyo a EH Bildu. Si Elkarrekin Podemos siguiera la ‘lógica estatal’ que muestra su partido nodriza en Madrid, el papel del PP vasco se mantendría en la marginalidad política. Es más, si Elkarrekin Podemos mostrara esa ‘lógica estatal’ sería incluso más fácil llegar a un acuerdo con EH Bildu en Gipuzkoa para que gobernara en la Diputación su cabeza de lista, Maddalen Iriarte, en correspondencia con los resultados y los previsibles pactos de la vecina Navarra, donde también participa Podemos a través de su filial Contigo Zurekin, cuyos escasos resultados (3 en la comunidad foral y 1 en el Ayuntamiento de Pamplona) serán, no obstante, decisivos para inclinar la balanza contra los intereses de la derecha navarra.

La clave, por tanto, está en la posición de Elkarrekin Podemos, o, dicho de otro modo, en su falta de ‘lógica estatal’ en Euskadi. Una de las respuestas posibles sería que Elkarrekin Podemos y el PNV se repelen en Euskadi, porque los primeros consideran a estos como de derechas. Pero la explicación es débil, muy débil. Porque esa aversión no les lleva, en cambio, a rechazar sus votos en el Congreso, donde gracias al PNV se mantiene la coalición de gobierno. Además, Elkarrekin Podemos celebra desde hace unos años a esta parte el Aberri Eguna también, como todo el nacionalismo, con lo que ahí hay un puente de plata para entenderse. Y por otro lado está la querencia de Elkarrekin Podemos por EH Bildu, que se explica porque la izquierda en España siempre vio con muy buenos ojos comprensivos al nacionalismo en general y al nacionalismo radical en particular, incluso en su versión más extrema: recordemos que Herri Batasuna sacaba votos en el conjunto del Estado en las europeas.

Pero si hay alguien que haya aprendido, dentro de Podemos, a distinguir la mística revolucionaria antifranquista que la izquierda española más radical siempre depositó en el abertzalismo vasco y lo que esa mística ha significado de injusticia y sufrimiento sobre una parte de la sociedad vasca azotada por las consecuencias del terrorismo, esa ha sido la filial vasca de Podemos. Los dirigentes actuales de Elkarrekin Podemos saben perfectamente que el abertzalismo radical ha hecho sufrir mucho en Euskadi; cosa que, en cambio, sus dirigentes nacionales nunca han comprendido porque no lo han vivido, salvo de oídas y ni aun así. La izquierda española en general, desde que Sánchez ha radicalizado a una buena parte del PSOE, sublima la memoria histórica hasta el punto de tapar la memoria del terrorismo.

¿Por qué, entonces, Elkarrekin Podemos, en lugar de atenuar la lógica estatal de la coalición Frankenstein, resulta que la exacerba, alineándose con EH Bildu en su política de alianzas en Euskadi? Es que, además, esa disposición de alinearse con EH Bildu lo que hace es darle un balón de oxígeno al PP vasco, que ve así como la lógica estatal de izquierdas y nacionalismos unidos, se rompe en el País Vasco, dándole así a la derecha la oportunidad de ser decisiva en Vitoria y en Gipuzkoa y de conservar, de ese modo, sus plazas en Labastida y Laguardia, con el simbolismo que le reportaría al PP retenerlas.

Porque sería demasiado maquiavélico pensar que precisamente por alinearse Elkarrekin Podemos con EH Bildu y romper la ‘lógica estatal’ es por lo que el PP vasco puede asomar la cabeza en Euskadi. ¿O no?