ABC 28/09/15
· Pablo Iglesias deja a Catalunya Sí que es Pot con dos escaños menos que su predecesor
Pablo Iglesias tuvo que aclarar en su cuenta de Twitter que Catalunya Sí que es Pot era la marca de Podemos en las elecciones catalanes, pero ni por estas. La coalición de izquierdas que integra a ICV-EUiA, Equo y Podemos, se había presentado como alternativa de cambio a la lista de Artur Mas aprovechando la inercia de las municipales pero, cuatro meses después, el efecto Ada Colau ha perdido fuelle y la candidatura encabezada por el líder vecinal Lluís Rabell ha protagonizado uno de los batacazos electorales más inesperados de la campaña, convirtiéndose en antepenúltima fuerza en el Parlamento catalán y quedándose a dos diputados de los 13 que ICV obtuvo en 2012. «Nuestro resultado es altamente decepcionante. Somos conscientes de las dificultades pero vamos a esforzarnos y a trabajar para ganar las próximas elecciones generales», reconoció Iglesias al poco de conocerse los resultados.
Nada tenía que ver con la euforia de las primeras encuestas que le daban a Catalunya Sí que es Pot cerca de 30 diputados –cuando aún no se conocían ni las siglas ni el candidato– ni con el resultado de Barcelona en Comú en las municipales, cuando Colau dobló los cinco concejales de ICV e Iglesias celebró que las grandes ciudades eran «el motor del cambio».
Derrota de Iglesias
En este caso, y ante el que debería ser el primer gran envite de Iglesias antes de las generales, la candidatura bendecida por Podemos no ha conseguido que su apuesta por el discurso social y contra los recortes y la corrupción haya calado entre los catalanes y ha acabado diluida ante el empuje de partidos pujantes como Ciutadans y la CUP y la resistencia del PSC. «Se ha impuesto la dinámica de la polarización, pero creemos que nuestra propuesta aún tiene recorrido», aseguraba ayer Rabell tras valorar los resultados y reconocer que esperaba entrar en el Parlament con más fuerza. Así, mientras que ICV consiguió en 2012 359.705 votos, la fórmula de Catalunya Sí Que Es Pot se ha quedado ligeramente por debajo, rozando el 9% de los votos, y a pocas décimas de PP y CUP. Unos números que, como subrayaba el senador y diputado en la Asamblea de Madrid de Podemos Ramón Espinar, «obliga a repensar el país (de países)». «Malísimo resultado. Pero no abandonamos la convicción de una España ancha en que quepan todos», subrayó en su cuenta de Twitter. En el mismo sentido se posicionó el coordinador general de Izquierda Unida, Alberto Garzón, al poner de relieve que «se abre un nuevo ciclo político en Cataluña y nuestro papel es favorecer una solución desde el federalismo». «Los resultados no avalan una salida democrática hacia la independencia. Se trata de un fracaso de la estrategia de Mas», añadió Garzón quien, como Rabell, cree que la polarización ha expulsado de los mensajes electorales el debate social.
Buena prueba de ello ha sido una campaña electoral en la que ni siquiera la constante presencia de Pablo Iglesias en Cataluña, al que se ha podido ver en media decena de mítines arropando a Rabell, ha servido para desencallar un mensaje embarrancando precisamente donde la coalición se ha mostrado más titubeante: en el discurso independentista. Y es que, por más que Iglesias se haya declarado partidario en repetidas ocasiones del derecho a decidir y cerrase la campaña de Catalunya Sí Que Es Pot prometiendo un referéndum y un país «donde quepa la nación catalana», cualquier promesa quedaba siempre condicionada al resultado de Podemos en las elecciones generales. Es en este terreno donde la CUP le ha comido protagonismo. Tanto es así que incluso Gala Pin, una de las concejales de Colau en el Ayuntamiento de Barcelona aseguró en su cuenta de Twitter que votaría a la formación liderada por Antonio Baños por considerar que los comicios no tenían que ver con las siglas. Solo al final de la campaña, la candidatura de izquierdas ha recibido apoyos más o menos estelares como el de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, quien pese a mantenerse al margen de cualquier acto electoral aduciendo que si Barcelona en Comú no participa, lo lógico es que ella tampoco, sí que destacó en una entrevista reciente la honestidad de Rabell y su voluntad de que el 27-S ganasen las «candidaturas del cambio». Mucho más explícito fue el primer ministro griego, Alexis Tsipras, quien pidió el voto por Catalunya Sí Que Es Pot tal y como Pablo Iglesias hizo por Syriza hace una semana y media.
Tampoco ha ayudado demasiado que pesos pesados de ICV como Joan Herrera y Dolors Camats, diputados salientes que no repetían en la lista de CSQP, hayan pasado de puntillas por la campaña, o que Joan Coscubiela, exsecretario general de CC.OO. y número tres por Barcelona, haya tenido un papel tan discreto. De hecho, se diría que buena parte del protagonismo se lo han llevado tanto Iglesias como Íñigo Errejón, hombres fuertes de Podemos, que, sin embargo, tampoco han conseguido abrir brecha en una campaña tan polarizada.