Otegi, esta vez sin tener que pedírselo a Atutxa, ya tiene paraguas. Ahora muchos ingenuos (parece mentira que todavía haya tantos) empiezan a entender por qué los comunistas de las Tierras Vascas se negaban a condenar a ETA. Si lo hubieran hecho no les habrían apoyado desde Batasuna. Así es que, frivolidades, las justas.
Resulta que Otegi, sin haberse ido todavía, vuelve por los fueros (no los suyos sino los de los Comunistas de las Tierras Vascas) para mantener la tensión electoral ante su parroquia y, de paso, dejar la sombra de la duda acerca de su futuro papel en el próximo Parlamento Vasco. No se sabe si se convertirá en el asesor aúlico de este grupo, cuyas siglas traducidas al euskera se identifican con la antigua Euskal Herritarrok, o en el entrenador. El caso es que mientras la vicepresidenta Fernández de la Vega anuncia, con toda la solemnidad de la que es capaz, que el gobierno de Zapatero ya ha encargado a la abogacía y Fiscalía del Estado «que los estudie» ( a los comunistas de las Tierras Vascas), los reconocidos pero observados por la Justicia se crecen tanto desde que pueden lucir la medalla del apoyo de la peña de Otegi que no se cortan un pelo al preguntar al candidato nacionalista Ibarretxe si piensa seguir «apaleando» a la izquierda abertzale. ¡Hombre! Tampoco es eso. Un responsable de la Er-tzaintza recordaba, en privado, hace unos días que si hay que hacer cumplir la ley no se puede invitar a un café a los delincuentes. Y le venía a la memoria el capítulo humillante de un dirigente que fue parlamentario de Batasuna y luego, por casualidad seguramente, resultó ser de ETA y que pasó a la historia por «sacarle pecho» a un policía autonómico.
En fin, que la cadena sigue. Y Otegi, esta vez sin tener que pedírselo a Atutxa, ya tiene paraguas. Ahora muchos ingenuos (parece mentira que, con la que ha caído, todavía haya tantos, ¿eh?) empiezan a entender por qué los comunistas de las Tierras Vascas se negaban a condenar a ETA. Si lo hubieran hecho, como en su día hizo Aralar, no les habrían apoyado desde Batasuna. Así es que, frivolidades, las justas, que la coalición de Patxi Zabaleta, por cierto, está sufriendo una persecución notable desde que comenzó la campaña. Que no se puede prohibir la palabra, dicen estos candidatos a los que posiblemente vayamos a oír en el próximo Parlamento Vasco, si la Justicia no encuentra pruebas para cortarles el suministro. Pero a la oposición democrática, el PP de María San Gil, el PSE de Patxi López, se les ocurre que la palabra que en una concentración consiste en jalear a ETA para que siga matando, debería ser considerada delito mientras siga funcionando el Estado de Derecho.
María San Gil ya se conoce a los clásicos nacionalistas y en su campaña de implicación personal («fiaros de mí; yo nunca hipotecaré vuestras pensiones por intereses de partido» decía a los jubilados) cree que hay que impedir que los amigos de Batasuna manchen el Parlamento con su presencia. En esta cuestión, sin embargo, no se entiende muy bien la persistencia de los socialistas en recordar que el PCTV fue legalizado cuando la Ley de Partidos ya estaba aprobada. Cierto. Pero es ahora cuando se presentan al Parlamento Vasco, cuando suponen un problema para la Justicia. Y que Acebes era ministro del Interior. Ya. ¿Y qué quiere decir López con eso? ¿qué si el ministro del Interior hubiera sido un socialista los comunistas de las Tierras Vascas estarían ahora prohibidos? Que lo explique en el siguiente mítin, por favor.
Madrazo el liberador, sin embargo, no se anda con remilgos. Si de él hubiera dependido (qué pedazo de ministro de Interior nos hemos perdido) los que se van a beneficiar explícitamente de los votos de Batasuna, no habrían visto la luz del sol. Con lo que le está costando al Abogado General del Estado y al propio fiscal Conde Pumpido trabajar contra reloj buscando la huella delictiva que les lleve hasta el laberinto material del terrorismo de toda la vida…
Tonia Etxarri, EL DIARIO VASCO, 9/4/2005