Juan Pablo Colmenarejo-Vozpópuli
La opinión pública tiene derecho a saber la verdad y a tener un Gobierno que no les mienta en nada
Como en las salas de los cines del siglo pasado, las sesiones de control en el Congreso deberían tener una calificación para ser vista antes o después de desayunar. ¿Tolerada para todos los públicos? Puede haber alimentos que se digieran mal viendo el estómago que demuestran tener algunos cuando eluden la respuesta con la mayor de las facilidades. No es que estemos contemplando una clase de oratoria. Las intervenciones públicas de nuestros políticos se han convertido en pasajes de un programa de televisión con el tiempo tasado. Hasta ahí hemos llegado.
Da lo mismo lo que se diga, por supuesto importa mucho menos el cómo. El Gobierno ha despejado lejos de su campo el ‘caso Ábalos‘ obviando la verdad que está contando la prensa, empezando por Vozpópuli, el acumulado de aciertos supera ya el sobresaliente. La prueba es que, como también informa Vozpópuli, ha empezado una caza de brujas para encontrar a las fuentes. Los testigos de la presencia en España de la vicepresidenta chavista certifican la verdad y para que la mentira sea tolerada por el conjunto de la sociedad es necesario precintarla. Al final, la imagen de Ábalos, solo en la primera fila de escaños escuchando la interpelación de la portavoz del PP tras la sesión de control, anuncia la realidad. Fuera de los focos, se queda solo. Le mandaron a hacer un recado y no sería el primer mensajero que paga el pato de una crisis organizada por su jefe. Por mucho que se desgañite con su pasado en defensa de la libertad, ahora tiene una responsabilidad como cualquier dirigente del mundo libre. Estas cosas se pagan con la dimisión.
A Sánchez le ocurre con Venezuela como con Cataluña. Lo importante es ser perseverante con el fin; los medios pueden ser variables según el caso, e incluso el día
El Gobierno de Sánchez ha roto el espacio común europeo de defensa de la libertad y la democracia en Venezuela rebajando la cualificación del Presidente encargado de Venezuela a un mero líder de la oposición. Entre el expresidente Rodríguez Zapatero y el vicepresidente Iglesias han perpetrado un viraje que solo puede pilotar el actual jefe del Gobierno. A Sánchez le da lo mismo una posición que otra mientras su rumbo de poder se mantenga firme. Y le ocurre con Venezuela como con Cataluña. Lo importante es ser perseverante con el fin; los medios pueden ser variables según el caso, e incluso el día. Si para ello hay que contar una media verdad, ocultando la otra media, dando como resultado una mentira, misión cumplida. Lo importante es que la mentira sea creíble, por lo tanto tolerada para todos sus públicos.
Tanto Ábalos como el ministro del Interior -menudo papel le ha tocado en la representación a Marlaska– se han creído lo que dicen cuando ninguno de los dos estaría dispuesto a repetirlo si no fueran miembros del actual Gobierno. La vicepresidenta de Venezuela entró en la Unión Europea en el momento en el que su avión penetró en el espacio aéreo español, evitando el portugués que no le dio permiso por ser vos quien sois. Una vez en tierra, bajó del avión, estuvo en una sala Vip y cambio de terminal. Ni los tribunales europeos a los que pertenece España ni el Tribunal Constitucional han emitido sentencia alguna en la que se hable de zonas de exclusión como la que hay en la frontera entre las dos Coreas. La Unión Europea las prohíbe. Si se pisa suelo español, cualquier metro cuadrado de Barajas, se está en la Unión Europea y en concreto en el espacio Schengen que elimina las fronteras interiores entre países europeos. En la última versión, el Gobierno Sánchez pone los pies en la delgada línea jurídica de la “zona de tránsito o de rechazo”.
La depreciación del periodismo como herramienta del control del poder tiene estas consecuencias. La verdad no tiene ya freno ni compuerta
La versión que han hecho circular de que “no entró” pertenece a una insostenible interpretación política, tan poco presentable como la empleada para decir que Torra puede ser presidente de la Generalitat porque era diputado cuando fue elegido para el cargo. Por lo tanto, la mentira tolerada dice que como no pasó el control de pasaportes de la Policía Nacional, la señora Rodríguez no entró en España. Entonces, la pregunta es por qué los agentes españoles suelen esperar en la puerta de desembarque a los pasajeros y piden la documentación en el primer segundo que los recién llegados pisan suelo español. Ocurre de manera aleatoria en la mayoría de los vuelos procedentes de países que no pertenecen al espacio común Schengen. Habitualmente, los policías de inmigración, de paisano, esperan a la salida de la pasarela que une la puerta del vuelo con la de acceso a la terminal, por la que sale el pasaje. Son controles aleatorios en los que se pide el pasaporte. Si nada más aterrizar aparece la representación del Estado será por algo. Por lo tanto, si está en tránsito y no se rechaza a la numero dos del chavismo, la versión se vuelve a caer ya que se guareció en una sala reservada, acompañada de una persona de confianza de Abalos, y cambió de terminal en el aeropuerto.
Los hechos cada vez importan menos. La depreciación del periodismo como herramienta del control del poder tiene estas consecuencias. La verdad no tiene freno ni compuerta. Muy pronto se sabrá más tanto de las circunstancias de la estancia de la dirigente chavista como de sus motivos. ¿A qué vino? La mentira por muy tolerada que sea tiene las estancias muy cortas. El Gobierno sabe de su poderío mediático y lo usa como si nada. Pero incluso en esos casos de prepotencia, la opinión pública tiene derecho a saber la verdad y a tener un Gobierno que no les mienta en nada. En democracia no puede haber mentiras toleradas.