Marcos Lamelas-El Confidencial

  • SE LO PONEN FÁCIL A PEDRO SÁNCHEZ
  • El secretario general de Junts, Jordi Sànchez, denuncia que el Gobierno central veta la presencia de dos expresos en el foro. Sin embargo, es el presidente catalán quien expresa públicamente el rechazo

JxCAT ha llevado al límite su desafío a Pere Aragonès. Ante el golpe de autoridad del ‘president’ exigiendo que todos los miembros de la delegación catalana que van a participar en la mesa de diálogo fuesen ‘consellers’ del Govern, el partido de Carles Puigdemont ha preferido denunciar el veto. En dos días, las tornas han cambiado. Junts intentó primero que la mesa descarrilase a cualquier precio y al final se ha quedado fuera del foro en el que se va a intentar negociar una salida política para Cataluña. Todo, por su interés reiterado en que dos indultados, Jordi Sànchez y Jordi Turull, acudiesen a la cita. Aragonès se negó. A partir de aquí, hoy la Generalitat solo estará representada en el encuentro por el presidente y dos consejeros de ERC. JxCAT se queda fuera. De modo que el lado catalán parte con una gran debilidad y todo se pone más fácil para Pedro Sánchez. 

El secretario general de JxCAT, Jordi Sànchez, lo ha planteado como un veto del Gobierno central a su lista. Pero ha sido Aragonès quien ha dado la cara en una rueda de prensa y no hay pruebas de las acusaciones de los ‘juntaires’. En condiciones normales, si denuncias que el presidente catalán se ha convertido en una marioneta, lo que toca es saltar de la Generalitat y romper la coalición. Pero Cataluña no es normal.

Si la semana pasada era ERC la que quería estar a la vez ampliando el aeropuerto de El Prat y manifestándose en contra de la inversión, ahora es JxCAT la que pretende desmarcarse de la mesa de diálogo, el proyecto estrella de Pere Aragonès, a la vez que sigue gobernando en la Generalitat coaligada con ERC. Así, el Govern se divide profundamente, pero con la intención de ambos socios de seguir gobernando y aprobar unos Presupuestos propios antes de final de año. Y Pedro Sánchez, que va a hacer una aparición muy breve en el foro, queda reforzado antes incluso de que la reunión comience. Aragonès, con un perfil muy diferente, está viendo para su estupor que de manera repetida va reviviendo los errores que sufrió su predecesor, Quim Torra. 

Todo empieza el lunes. Por la mañana se reúne la ejecutiva de JxCAT. Jordi Sànchez plantea que el foro está tocado, que no hay orden del día y que ni siquiera se sabe si Pedro Sánchez asistirá. La apuesta es esperar a que el presidente se descuelgue y entonces utilizar ese vacío para justificar su ausencia. Además, muchos miembros del partido lo ven como una trampa: que irán a hablar de autodeterminación y que luego acabarán negociando el aeropuerto. La mayoría coincide en que no puede ser, después de casi 10 años de ‘procés’. Y más después de una Diada en que la calle les vuelve a pedir una apuesta clara por la independencia. Mientras, se va preparando la alternativa: imponerle dos de los presos soberanistas, creando una situación incómoda para el Gobierno central: son Jordi Sànchez y Jordi Turull. Los dos con gran peso en la organización interna de JxCAT.

Aragonès: «Quien representa a Cataluña es su Gobierno»

Sin embargo, cuando el lunes por la noche Pedro Sánchez anuncia que estará en la mesa de diálogo, hay que activar el plan B. El foro no descarrila solo y necesita una ayudita. JxCAT convoca a su ejecutiva de manera extraordinaria el martes a las 8:15. Al que madruga, Waterloo le ayuda.

Llamada al Palau

Cuando se cierra la lista con los dos indultados, Jordi Sànchez llama a Aragonès, que está a punto de entrar en el Consell Executiu, el cual se reúne como todos los martes. El ‘president’ cree que el planteamiento desafía las conversaciones que han mantenido todo el verano, en las que siempre se habló de una negociación “Gobierno a Gobierno”. En cambio, el secretario general de Junts argumenta que el pacto de investidura preveía que la delegación de la mesa tenía que ser “por consenso”. Para colmo, JxCAT emite un comunicado dando la lista de los participantes: el vicepresidente, Jordi Puigneró, Jordi Sànchez, Jordi Turull y la portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras. Ya es oficial. Todo se ha roto.

Aragonès forzó un receso del Consell Executiu que acabó siendo inútil 

Aragonès decide marcar el territorio. Suspende la reunión del Consell Executiu y envía a debatir a los ‘consellers’ de JxCAT. Como a niños, los manda al rincón de pensar. El receso dura algo más de 20 minutos. Cuando vuelven, todos los representantes de Junts le comunican que no hay pacto. Incluso Jordi Puigneró, que podría asistir al ser vicepresidente, prefiere ser fiel a su partido antes que a su ‘president’. 

La medida tuvo un efecto inesperado. JxCAT se plantó exigiendo que pudiesen estar los indultados Jordi Sànchez y Jordi Turull y a partir de aquí se creó la situación de que hoy la delegación catalana solo tendrá tres miembros, los de ERC, con lo que la Generalitat no llega solo dividida, sino también muy debilitada.

Puerta abierta

Aragonès deja la puerta abierta. No nombra los sustitutos en la mesa de diálogo, potestad que tiene y no ejerce, para dejar a JxCAT una vía para que pueda volver cuando quiera. Sirve de poco. Jordi Sànchez sale en tromba en la rueda de prensa por la tarde. No acusa de nada al ‘president’, pero lo deja como un pelele del Gobierno central, lo peor que se le puede hacer a un político catalán. Aragonès intenta evitar reconocer su debilidad y lo fía todo a futuras reuniones. Jordi Sànchez, en cambio, sí reconoce “la debilidad” con la que parte la Generalitat al no recoger a la mitad del independentismo.

JxCAT asegura que la mesa es una estafa. Pero otras fuentes, también del partido, advierten de que se quedan fuera y que será complicado volver. Si el plan era sabotear el foro, sería más fácil hacerlo desde dentro que desde la distancia. Si el objetivo es ir laminando el poder de Aragonès poco a poco, sí que están más cerca de conseguirlo. Pero también tiene un riesgo. 

El riesgo es que la mesa puede salir bien. Es difícil. Pero entre negociar la autodeterminación o las ayudas a las becas, hay mucho margen en el espacio del autogobierno. Si Aragonès acaba apuntándose un tanto en esta legislatura, puede asegurarse la presidencia de la Generalitat durante décadas. Y JxCAT quedaría abocada a la periferia política.