ABC 01/02/14
· Al aquelarre acudió la mitad de los presos excarcelados por la liquidación de la doctrina Parot, pero casi todos han dado portazo a las ofertas de Sortu
La práctica totalidad de los presos de ETA puestos en libertad tras la decisión del Tribunal de Estrasburgo, el pasado 21 de octubre, de tumbar la doctrina Parot han rechazado «figurar» en la estrategia de la «izquierda abertzale». Unos, por desacuerdo y, la mayoría, por hastío y desencanto, al comprobar que con la «lucha armada», que les llevó a permanecer decenas de años en prisión, no ha conseguido ninguno de los objetivos por los que nació la banda hace más de 50 años. De hecho, al aquelarre de Durango faltó la mitad de los pistoleros beneficiados por la Corte europea, por ejemplo, Inés del Río, Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, «Txikierdi», y Domingo Troitiño. Ello, pese a las presiones de la jefa del «frente de cárceles», Arantza Zulueta, que pretendía difundir una imagen de unidad para relanzar la nueva «hoja de ruta» que ha trazado ETA con el objetivo de negociar una «amnistía a plazos». Así lo aseguran fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por ABC conocedoras de los movimientos que vienen realizando los etarras cuando han transcurrido ya tres meses desde las primeras excarcelaciones. «El posado de Durango es la foto de la vergüenza, sí; pero sobre todo es la visualización de unos individuos que personalmente se sienten derrotados, desencantados», subrayan los mismos medios.
Rechazo al «simulacro»
El aquelarre en el antiguo matadero de Durango comenzó a gestarse a principios de diciembre, pero Arantza Zulueta no informó a los excarcelados hasta pocos días antes de su celebración. La consigna era respaldar, en silencio, la lectura de la declaración del colectivo de presos difundida una semana antes, y que, además, había sido elaborada por la citada letrada, a espaldas de todos. Los expertos antiterroristas pudieron constatar que la mayoría de los convocados declinaron asistir. Un elevado número de ellos esgrimió cansancio y el resto, discrepancias con la actual estrategia, aunque en ningún momento se plantearían un regreso a la «lucha armada». Las presiones del «frente de cárceles» arreciaron hasta la misma víspera del acto, lo que arrastró a una treintena de excarcelados por Estrasburgo. El resto se plantó.
Entre quienes no secundaron el aquelarre se encontraban Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, «Txikierdi», quien, según sus palabras, no quiso participar en el «simulacro»; Domingo Troitiño e Inés del Río Prada quien alegó, de acuerdo con los medios consultados, que «yo ya he aportado mucho, ahora les toca a otros».
Lo ocurrido con motivo de la exhibición etarra de Durango es un síntomá más de una ETA que trata de vender como «victoria» lo que ha sido su
derrota como organización terrorista con la pretensión de sacar algún rédito político. Pero ya tampoco engaña a sus presos. En la cárcel, los cabecillas no les dejaron participar con libertad en ningún «debate» interno. Ahora, una vez en la calle, han comprobado que tampoco. Solo se les tiene en cuenta cuando por razones de estrategia la banda necesita «exhibirlos» para avalar así la existencia de un «conflicto» o visualizar que ETA da pasos hacia la paz y es el Gobierno el que debe responder con gestos. Según los expertos antiterroristas, este parece ser uno de los motivos por los que han preferido «marcharse a casa». El otro, la comprobación de que, 30 ó 40 años después —entre su situación de clandestinidad y la permanencia en prisión— regresan sin que ETA haya conseguido ninguno de los puntos de la Alternativa KAS —amnistía, retirada de las Fuerzas de Seguridad, estado vasco independiente y socialista—.
Optar por la «jubilación»
Agentes operativos reconocen que cuando comenzó a vislumbrarse una sentencia favorable a la liquidación de la doctrina Parot hubo cierta inquietud ante la posibilidad de que algunos de los más «duros», como «Txikierdi», «Mamarru», «Carnicero de Mondragón» o Troitiño intentaran influir en las bases para que Sortu diera un giro más radical. Pero hay constancia de que todos ellos han decidido «jubilarse», aunque esporádicamente participen en algún acto.