Fernando Garea-El Confidencial
Zarzuela intenta blindar a Felipe VI y explica que en 2014 se inició con la abdicación una etapa completamente distinta, con normas internas diferentes
No hay encuestas del CIS sobre la monarquía desde 2015 y, por tanto, es imposible tener datos ciertos sobre el grado de aceptación de la monarquía, después de conocerse que el anterior jefe del Estado, Juan Carlos I, tenía una cuenta en Suiza y que, presuntamente, cobró comisiones por la adjudicación del AVE a la Meca.
No hay forma de medir por esa vía el grado de aceptación de la Corona y el nivel de popularidad del actual rey, Felipe VI. No es posible evaluar cuánto le puede afectar a la institución la investigación al rey emérito abierta por la Fiscalía, en plena crisis sanitaria e iniciando una crisis económica y social imprevisible, con consecuencias en las instituciones del Estado.
«En la anterior crisis económica todas las instituciones políticas y también la Corona salieron dañadas, aunque es verdad, que era con el anterior Rey. Pero las crisis económicas suelen desembocar en crisis institucionales si no se gestionan bien y también significa que la ciudadanía considere que no son ellos únicamente quienes están pagando la crisis», asegura Juan Pablo Ferrandiz, investigador principal de Metroscopia.
Ante esa crisis, en todo caso, sí hay forma aproximada de analizar cuánto apoyo institucional tiene la Corona para afrontarla. Basta con el dato de que más de 70 diputados, algo más del 20% del Congreso, han firmado peticiones para que el Parlamento investigue la actuación del anterior Rey y, por tanto, están dispuestos a exigir responsabilidades a la persona que ha encarnado la institución durante 39 años. Coincide además, que esos partidos en este momento cuestionan abiertamente la Monarquía y además uno de ellos, Unidas Podemos, forma parte del Gobierno, lo que también debilita su apoyo institucional
Los partidos que han firmado esa petición son ERC, Junts per Catalunya, la CUP, PNV, BNG, Mas País, Compromís y EH Bildu. Unidas Podemos ha presentado la suya propia.
En un cálculo aproximado, unos seis millones de votantes de un total de 24 millones de electores, votaron en las últimas elecciones generales de noviembre de 2019 a esos partidos no monárquicos. Es obvio, que puede haber votantes de esos partidos que discrepen de ese punto concreto, pero el dato sirve para medir el apoyo institucional que sus representantes pueden dar a la monarquía.
A principios de los 90, por tomar alguna referencia, escasamente pasaban de 20 los diputados que cuestionaban abiertamente la monarquía, lo que no superaba el seis por ciento del Congreso. Y obviamente, el número de votos a esos partidos era mucho más bajo.
Entonces, los partidos que presentaban iniciativas críticas con la monarquía eran Izquierda Unida, Herri Batasuna y ERC. Y ninguna pasaba de la Mesa del Congreso, que por unanimidad siempre las rechazaba de plano.
La configuración actual no quiere decir que haya posibilidad de acabar con el régimen de monarquía parlamentaria o que la Corona esté en peligro, pero sí significa que el respaldo parlamentario e institucional se ha reducido notablemente, como consecuencia de que hay más españoles que votan a partidos que la cuestionan.
El divorcio entre monarquía y Parlamento o monarquía y partidos se manifestó en el debate de investidura de Pedro Sánchez
Muestra un divorcio entre monarquía y Parlamento o monarquía y partidos más pronunciado que nunca y que se manifestó en el debate de investidura de Pedro Sánchez el pasado mes de enero, cuando de forma insólita tres líderes (Pablo Casado, Santiago Abascal e Inés Arrimadas) incluyeron en sus discursos referencias elogiosas al Rey, mientras que otras formaciones hicieron lo contrario y una parte del hemiciclo vitoreó al monarca, como nunca había ocurrido en la historia constitucional.
Al Rey hasta entonces nunca se le discutió (ni se le defendió) desde la tribuna del Congreso, con alguna excepción de grupos muy minoritarios.
Ahora, la iniciativa de investigación se estrellará también en la Mesa del Congreso, esta vez con los votos de PSOE, PP y Vox, pero no será unánime porque dos miembros del órgano de Gobierno de la Cámara, que pertenecen a Unidas Podemos, la apoyarán para que llegue al Pleno.
No está en peligro la monarquía, porque su modificación requeriría una mayoría de dos tercios de las dos Cámaras, que nunca se podrá alcanzar sin el PSOE y el PP y, además, haría falta un referéndum sobre la reforma.
Ya en su momento, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero abandonó su idea de eliminar la prevalencia machista de la sucesión a la Corona en la Constitución precisamente para no convertir el referéndum que precisa en un plebiscito sobre la monarquía.
Pero sí es evidente que la institución ha quedado más debilitada después de los escándalos de Juan Carlos I y de Iñaki Urdangarin. Se suma que el del rey emérito estalló, precisamente, en el inicio del estado de alarma y la posterior conmoción popular por la pandemia y el temor a la crisis económica.
La investigación se prolongará meses y ya no es descabellada la imagen del anterior jefe de Estado en el banquillo
Ahora, cuando empieza a disiparse el humo del estallido de la pandemia, vuelve a primer plano la situación de la Corona, con el Rey emérito confinado, se supone que en la Zarzuela, tras el comunicado de Felipe VI dando por cierta la actuación reprochable de su padre, hasta el punto de retirarle la asignación pública y renunciar a la herencia.
Y, según la previsión de la Fiscalía, la investigación se prolongará aún muchos meses, porque precisa de comisiones rogatorias, y un eventual futuro proceso en el Tribunal Supremo mantendría en primera línea el escándalo. Sin que sea ya descabellada una imagen del anterior jefe del Estado en el banquillo.
En el bloque de los partidos que piden la investigación parlamentaria, el más numeroso es el de Unidas Podemos, que siempre ha mantenido una posición claramente favorable a la República, pero que ha ido atemperando sus posiciones.
Pablo Iglesias celebra la fecha emblemática del 14 de abril, incluso como vicepresidente segundo, pero el pasado mes de septiembre aseguró en un acto que «la monarquía no está en crisis, y lo dice un republicano» y elogió a la princesa de Asturias por una intervención pública en catalán.
Unidas Podemos apoyó la cacerolada mientras hablaba Felipe VI sobre la pandemia, pero desde hace tiempo sus líderes transmiten que no lo consideran un tema prioritario, que no está en su agenda y que, por tanto, no moverán un dedo para cambiar ese punto de la Constitución, entre otras cosas por el sentido práctico de la imposibilidad de reunir mayorías suficientes.
En marzo no apoyaron una petición de partidos minoritarios para crear una comisión de investigación por no considerarlo oportuno en el inicio de la pandemia y ahora han presentado su propia petición, al margen del resto de partidos minoritarios.
Fuentes del Gobierno explican que hay un acuerdo dentro del Ejecutivo que incluye la necesidad de que UP baje el tono en sus declaraciones públicas
Fuentes del Gobierno explican que hay un acuerdo dentro del Ejecutivo para que el partido de Iglesias mantenga su margen de maniobra con temas como éste, pero añaden que se incluye la necesidad de que los ministros bajen el tono en sus declaraciones públicas. Y así lo han hecho desde que el lunes la Fiscalía anunció el inicio de la investigación, sin pasar del argumentario de la igualdad de todos ante la ley y el respeto a la Justicia.
Eso no impide que, tras hablar con el PSOE, Unidas Podemos haya presentado una petición de comisión de investigación más «refinada» que la del resto de grupos y que busca salvar el escollo del argumento de la inviolabilidad. La propia Fiscalía delimitó que tal inviolabilidad acaba con su abdicación en junio de 2014 y por eso sólo puede ser acusado de delito fiscal y blanqueo, presuntamente cometido tras abandonar su cargo. Al PSOE le queda el otro argumento que mantienen siempre los letrados del Congreso y que esgrimen desde los 80 para rechazar preguntas sobre el Rey: el Congreso no puede controlar al jefe del Estado.
La presencia en el Gobierno de un partido como Unidas Podemos, que cuestiona la monarquía, es también un elemento novedoso que debilita ese apoyo institucional a la Corona.
Aunque al tiempo, supone atemperar esas críticas. Por ejemplo, no constan presiones de este partido dentro del Gobierno para que el CIS vuelva a preguntar sobre el grado de aceptación de la monarquía. Cuando estuvo en la oposición era un clásico de sus preguntas parlamentarias al anterior Ejecutivo.
En el caso de los partidos nacionalistas e independentistas incluidos en el bloque que pide la investigación se suma además otro factor: la intervención de Felipe VI en defensa de la legalidad el 3 de octubre de 2017, dos días después del referéndum ilegal del 1-O.
De hecho, el republicanismo se ha convertido en bandera de los independentistas a raíz del ‘procés’. Incluso para partidos catalanes que antes eran indiferentes con la institución.
Y desde aquella fecha, las visitas del Rey a Cataluña han sido acontecimientos extraordinarios, rodeados de protestas e incidentes y con vacío o ausencia de representantes de instituciones municipales y autonómicas. Es decir, también hay pérdida de apoyo institucional por esa vía, porque ese día se abrió una brecha que no existía.
ERC, como es obvio, siempre ha sido crítico con la monarquía. Aquella intervención de Felipe VI acentuó esa característica y, además, ahora tiene 13 diputados y sus votos condicionan la acción del Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos.
Convergencia i Unió no era un partido con entusiasmo monárquico, pero no sólo no discutía la institución, sino que era conocida la buena relación entre Juan Carlos I y Jordi Pujol. «Tranquilo, Jordi, tranquilo», le dijo el entonces Rey al entonces presidente de la Generalitat en pleno intento de golpe de Estado del 23F y Pujol nunca rehuía una foro con el anterior jefe de Estado, para mostrar sintonía.
Ahora, el partido sucesor, JxCAT es claramente contrario a la monarquía, con un discurso abiertamente en contra de Felipe VI, con desplantes del actual presidente de la Generalitat, Joaquim Torra. Sus portavoces no acuden tampoco a las audiencias previas a las investiduras.
Fuentes del PNV expresan la posición crítica al discurso del 3 de octubre de 2017 y aseguran que hay también una brecha desde ese día
De esa intervención del actual Rey hay también un giro del PNV en su posición anterior. Tampoco ha sido nunca un partido monárquico, pero todos sus dirigentes desde la Transición han tenido siempre un claro sentido institucional.
De hecho, el lehendakari, Iñigo Urkullu, asistió al acto institucional de proclamación de Felipe VI como rey de España, que se celebró el 19 de junio de 2014 en las Cortes, explicando que lo hacía desde una posición «crítica y constructiva», y con el objetivo de «significar la necesidad de un nuevo modelo de Estado».
Fuentes de este partido expresan la posición crítica al discurso del 3 de octubre de 2017 y aseguran que hay también una brecha desde se día. Ahora forman parte del grupo de partidos que pide la investigación parlamentaria sobre Juan Carlos I.
El pasado mes de marzo, cuando estalló el escándalo por las cuentas suizas del rey emérito, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, aseguró que la institución de la monarquía «sale tocada» y ha sufrido «un daño casi irreparable”.
El PSOE siempre ha actuado en defensa de la monarquía, a pesar de que siempre se ha definido como «un partido de raíz republicana», pero ha salvado esa aparente contradicción con la defensa global de la Constitución.
Un exresponsable de organización del PSOE explica que siempre han tenido que hacer malabares en congresos y conferencias del partido para atemperar el republicanismo de las bases y de las Juventudes Socialistas. Junto con el asunto de la relación con la Iglesia, este tema siempre ha necesitado de «correcciones» en los cónclaves del partido para suavizar sus ponencias.
Algunos en el PSOE muestran en privado ahora su deseo (que no cumplirán) de sumarse a la petición de investigación a Juan Carlos I
Y hubo un intento de rebelión en el Grupo Parlamentario Socialista cuando se produjo la abdicación en 2014, para lo que Alfredo Pérez Rubalcaba tuvo que emplearse a fondo con el argumento de que «el PSOE es uno de los pilares básicos de la monarquía y la estabilidad». Algunos diputados socialistas no asistieron a la toma de posesión de Felipe VI y algunos muestran en privado ahora su deseo (que no cumplirán) de sumarse a la petición de investigación a Juan Carlos I si es que llegara a votarse en el Pleno.
Por eso, la pregunta es si con un Parlamento como el actual, con un 20% de diputados “no monárquicos” se hubiera podido tramitar pacíficamente la ley orgánica de abdicación que pactaron Soraya Sáenz de Santamaría y Rubalcaba. PSOE y PP mantendrían mayoría absoluta para hacerlo, pero con mayores resistencias y críticas.
La posición de PP, Vox y Ciudadanos es incuestionablemente a favor del Rey, aunque lamenten el escándalo del anterior monarca y tengan difícil defenderlo. «Quiero comenzar mi intervención reivindicando nuestra Constitución y a la máxima autoridad del Estado y símbolo de la unidad y la continuidad histórica de España, nuestro rey don Felipe VI. Y lo quiero hacer frente a los ataques que sufrió en esta Cámara por parte de los radicales que sustentan la candidatura de Pedro Sánchez», dijo Pablo Casado en el inicio de su discurso en el debate de investidura de enero, con un mensaje insólito en un Pleno de este tipo .
Y a continuación Pablo Iglesias puso de manifiesto lo insólito de tal defensa: «Quizá, paradójicamente, se hayan convertido ustedes en la mayor amenaza contra la monarquía en España». También lo hizo Aitor Esteban (PNV): «Le han hecho un flaco favor al rey y a su neutralidad constitucional. Intuyo que no estarán muy contentos en Zarzuela, porque lo que han hecho con su torpe defensa y sus reproches fue identificar al jefe del Estado con su postura».
Nunca antes el Rey había sido objeto de una controversia así en el Parlamento.
Narciso Michavila, presidente de GAD3, sostiene que es algo coyuntural y que, en su opinión, esa situación se corregirá en las próximas elecciones generales porque Vox y Unidas Podemos caerán.
Es decir, que el bipartidismo en la gran garantía de la monarquía y en la próxima legislatura «habrá menor tensión institucional».
La Casa Real guarda silencio oficial sobre la investigación al Rey emérito y de ese escándalo solo se conoce el comunicado de marzo
Según Michavila, los españoles no son monárquicos, pero sí pragmáticos. De hecho, se pregunta qué habría ocurrido si en este clima de polarización por la pandemia, en lugar de un Rey hubiera un presidente de la República procedente de un partido.
La Casa Real guarda silencio oficial sobre la investigación al rey emérito y de ese escándalo sólo se conoce el comunicado de marzo renunciando a la herencia de su padre y retirándole la asignación.
El mensaje de Zarzuela es el del propósito de blindar a Felipe VI de los actos de su padre y explicar que en 2014 con la abdicación se abrió una etapa completamente distinta. En un mes se elaboraron normas de autorregulación de los miembros de la familia del Rey, con obligaciones nuevas. Con un acuerdo con la Abogacía del Estado y un convenio con la Secretaría de Estado de Comercio para que sea quién determine qué empresarios acompañan a Felipe VI a sus viajes, para evitar que se repitan situaciones anteriores.
«Respeto a las instituciones del Estado y su funcionamiento» y «que no haya ni un segundo de duda sobre el Rey»
Siempre según esa versión, se han establecido controles de la Intervención del Estado y auditorías de cuentas cada tres meses, con obligación de publicidad de los regalos recibidos.
Aseguran que hace un año llegó la comunicación de los abogados británicos y, pese a que no había pruebas documentales sobre las acusaciones al Rey emérito, Felipe VI fue al notario para renunciar a la herencia. No se hizo público porque no había pruebas, hasta que en marzo de este año salieron informaciones en la prensa suiza y la británica y se decidió comunicar la renuncia a la herencia y la retirada de la asignación desde el 15 de marzo. Fue justo el día después de iniciarse el confinamiento y tras días de silencio del monarca.
«Respeto a las instituciones del Estado y su funcionamiento» y «que no haya ni un segundo de duda sobre el Rey», son los dos mensajes del entorno de Felipe VI.
Trascendió antes una preocupación desde octubre de 2017 por los efectos del discurso sobre Cataluña que provocó apoyo entre los constitucionalistas, pero una evidente distancia del resto en esa comunidad y en el País Vasco. Esa preocupación se ha transformado en visitas a Cataluña y gestos como la intervención de la Princesa de Asturias en catalán.
Y ahora, tras un periodo de silencio al estallar la pandemia, los reyes han protagonizado una agenda de actos y reuniones telemáticas con sectores afectados. Según los datos de Zarzuela, en 70 días ha habido: Siete intervenciones publicas del Rey (Mensaje a la Nación y seis Intervenciones); 14 actos, reuniones y visitas (tres de ellos en Zarzuela y 11 en el exterior); 19 audiencias; 84 videoconferencias; 141 llamadas telefónicas y en total más de 1.000 en distintas conversaciones individuales o múltiples.