Del Blog de Javier Elorrieta
Algún dato que avala el tino analítico de Ruiz Soroa en su artículo de hoy. En todo un periodo de tiempo los partidos nacionales obtenían mejores resultados electorales en las convocatorias a elecciones generales que autonómicas. Tanto en Cataluña como en la CAV, Comunidad Autónoma Vasca (más correctamente desde la perspectiva institucional, Confederación Autonómica Vasca).
Resultados en los que ,además, había mayor participación electoral en la generales que en las autonómicas. Fenómeno habitual que sólo se rompió cuando se estuvo a punto de la alternativa constitucionalista en el País Vasco.
Insistir en lo que Ruiz Soroa refleja, que cuando mayor ha sido el poder autonómico y se ha percibido menos la presencia del Estado, es cuando han crecido los partidos nacionalistas y el sector secesionista.
Inmediatamente de salir del centralismo en el Régimen anterior, la valoración estadística del sector independentista en Cataluña y Euskadi era notoriamente minoritario. Lo que desmiente, como bien anota Ruiz-Soroa, que el sistema centralista genera por reacción mayor demanda de autonomía, o secesión..
Franco que era centralista pero vascofilo, propició el desarrollo del eje Barcelona-Bilbao. O si prefieren Cataluña-País Vasco. Eje que para muchos economistas ha sido sustituido por el de Madrid-Málaga.
El efecto de capitalidad de Madrid, al parecer, no debía tener los estímulos que ahora, en el Estado de Autonomías, se le achacan. Pues hasta hace relativamente poco no era lo que actualmente es, la primera y más prospera región de España. Y la que mayor aporte financiero hace al conjunto nacional. Cuando el País Vasco ,por ejemplo, dispone de aportación financiera neta del resto de España. Y en un asunto tan de actualidad, como disfuncional en las cuentas públicas, como el presupuesto de pensiones, es enormemente deficitario, en el resultado de ingresos y costes.
Para los que le resulte paradójica la afirmación de vascofilia de Franco, recordarles que el Consejo de Ministros de verano lo hacía en Ayete, en San Sebastián. Que entregaba «La Txapela» de vencedor de pelota mano individual en Anoeta. Y la Bandera de la Concha de Traineras. Que el único acto de protesta llamativo lo realizó Elósegui, quien fuera luego senador del PNV, en Anoeta, lanzándose en llamas, tras prenderse las ropas con alcohol, en el Frontón de Anoeta. Y escogió entre el «variado elenco Mariano» el de Aranzazu para el bautizo de su nieta. Y que aún recuerdo la foto con los remeros vencedores, entre el que se veía a un joven Korta, con Franco en medio, en una pared del Figón de Rosa en Castro-Urdiales.
Esto no lo podrán refutar ni todo la patrulla de los defensores de la bien motejada «Memoria Histérica».
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