EL CORREO 01/02/14
· Izagirre justificó la presencia de familiares de reclusos en la fiesta de la ciudad para denunciar la dispersión y defender los derechos humanos
Las relaciones entre el Gobierno municipal de Bildu y las fuerzas de las oposición en el Ayuntamiento de San Sebastián vivieron la noche del jueves uno de los momentos más tensos de toda la legislatura, que amenaza con quebrar de forma definitiva las relaciones entre la coalición soberanista y el resto de fuerzas con representación en el Consistorio.
Todo ocurrió pasadas las once de la noche, durante una sesión que había empezado a la una del mediodía. Como suele ocurrir todos los años, el portavoz del PP, Ramón Gómez Ugalde, presentó una moción en la que protestaba porque el alcalde, Juan Karlos Izagirre, hubiese permitido que representantes de presos de ETA subieran al tablado de la plaza de la Constitución durante la izada oficial de bandera en la fiesta de San Sebastián, el 20 de enero.
El primer año de gobierno de Bildu, en 2012, el alcalde respondió que se permitía por motivos de seguridad y para evitar posibles altercados, una opción que se defendió en 2013. Pero el jueves algo cambió en la contestación oficial, esta vez a cargo de la concejala Naiara Sampedro.
En tono vehemente, Sampedro afirmó que los presos y sus familias eran parte de la fiesta y que su presencia estaba justificada porque reflejaba la petición contra la dispersión y a favor de los derechos humanos. En la lectura del papel que llevaba preparado, se refirió de forma directa al PNV y dijo no entender que los jeltzales no refrendaran esta postura pese a que habían acudido a la manifestación de Bilbao.
Las palabras de Sampedro provocaron una sucesión de intervenciones después de un cierto estupor inicial. Entre ellas la del portavoz del PNV, Eneko Goia: «Nazkagarriak», (asquerosas), una palabra que repetiría también Gómez Ugalde, éste en castellano, para calificar el discurso.
Pese a que la oposición pidió de forma reiterada la intervención del alcalde, Izagirre no lo hizo hasta que la concejala socialista, Susana García Chueca, tomó la palabra para recordar 14 años de amenazas contra su persona, para pedir respeto y para decir que se sentía ofendida y herida. «Esta señora no me va a contar a mí cómo ha sido la historia». El regidor le pidió a Chueca que moderase el tono. Goia pidió también a Sampedro que pidiera disculpas, que retirase sus palabras y respetara tanto a la Corporación como a las familias de las víctimas.
Pero la representante de Bildu no lo hizo. «No he querido herir a nadie. Lo que me parece grave, muy grave, es que aquí se respeten unas decisiones y otras no», dijo Sampedro, que ante el aluvión de críticas fue consolada por Izagirre, que se levantó de su asiento para animar a la edil.
«Un paso atrás»
«Nadie puede dudar de que se ha dado un paso atrás en la convivencia entre todos», dijo ayer Eneko Goia. La resaca era patente en los pasillos consistoriales. El portavoz socialista Ernesto Gasco mostraba tristeza, pero también preocupación. «Esto nos sitúa hace años y nos permite comprobar día sí y día también que la sección más radical es la que se impone», dijo el representante del PSE, quien criticó de forma directa al alcalde: «No puede presidir los plenos porque sólo interviene para emitir juicios de valor sobre la oposición».
En el PP, Ramón Gómez hablaba de «marcha atrás brutal». «No nos van a callar porque no creemos que en una fiesta de todos tenga que subir gente con fotos de terroristas que han matado a donostiarras», recalcó.
La visión desde Bildu fue la diametralmente opuesta. «El escándalo político que se armó sólo puede responder a una estrategia premeditada para esconder la gestión que estamos haciendo», dijo uno de los concejales de la coalición.