La patita del lobo

JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 01/05/16

· A estas alturas conocemos de sobra la formación de Iglesias para saber lo que busca. La libertad no está entre sus prioridades.

Una de las mejores definiciones del comunismo –la mejor es «el que no es comunista a los 20 años no tiene corazón. El que lo es a los 40 tampoco lo tiene» (Kurt Schumacher, presidente del SPD alemán)– dice: «Los comunistas defienden ardorosamente la libertad cuando están en la oposición y lo primero que hacen al llegar al poder es aniquilarla» (Lenin a Fernando de los Ríos: «Libertad, ¿para qué?»). Bueno, pues Podemos acaba de mostrar su patita comunista, que, como la del lobo, se le ve por enharinada que esté, en su propuesta para regular los medios de comunicación, presentada en el Congreso moribundo que tenemos. Ya lo de «regular» hay que mirarlo con recelo.

No soy de los que dicen que la mejor ley de prensa es la que no existe. Los medios de comunicación, como todo, tienen que estar regulados, si no queremos que se conviertan en una jungla. Pero lo menos posible y, si me apuran, sólo para garantizar su libertad. Algo que las tres propuestas de Podemos no cumplen.

La primera comienza, como todo lo suyo, muy pomposamente, pidiendo «transparencia en los concursos públicos de adjudicación del espacio radioeléctrico». ¿Quién puede estar contra ello? Pero a continuación habla de «poner límites a la propiedad cruzada». Y si pensamos que Iglesias dijo en su día que «la existencia de medios privados ataca la libertad de expresión» no es exagerado pensar que lo que buscan es limitar estos. Le sigue «un estatuto Público para la agencia EFE, que pasaría a estar bajo control parlamentario (es decir, de los partidos), con un Consejo de Administración formado por un concurso transparente», suponemos por la misma vía.

O sea, una agencia Tass o de cualquiera de las repúblicas bolivarianas a las que Podemos ha aconsejado a cambio de pingües honorarios. Por último, propone «líneas de ayuda en el sector de comunicación», para fomentar aquellos en manos de colectivos ciudadanos que ejercen el periodismo. Si pensamos en qué manos están esos colectivos, vecinales, juveniles o empresariales en Cuba, gran modelo de Podemos, nos damos cuenta de por dónde van los tiros. Y el dinero público. No hacia la libertad, sino hacia el adoctrinamiento.

A estas alturas conocemos de sobra la formación de Iglesias para saber lo que busca. La libertad, como para Lenin, no está entre sus prioridades. Ni siquiera en el seno de su partido, el más jerarquizado de cuantos hay hoy en España. En ese sentido, es más estalinista que leninista, como el propio Lenin tuvo que sufrir durante sus últimos meses de vida, medio paralizado por la apoplejía y viendo como su sucesor convertía en tiranía la «dictadura del proletariado» que habían montado.

Espero que los españoles del siglo XXI no seamos tan ingenuos como Caperucita y descubramos la pata del lobo bajo el empanado de harina. Pero tampoco lo descartaría viendo lo que nos hemos equivocado últimamente.

JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 01/05/16