La pelota, al próximo Constitucional

EL CORREO 05/06/13
TONIA ETXARRI

Todo seguirá igual para Otegi y Rafa Díez Usabiaga, que habían presentado recurso contra la condena a seis años y medio de prisión impuesta por el Tribunal Supremo. Quisieron reconstruir Batasuna a las órdenes de ETA, según la Justicia, cuando ETA estaba todavía en activo. Y como el Tribunal Constitucional había admitido a trámite su recurso, llegaron a pensar que tenía visos de prosperar.
Pero el organismo que todavía preside Pascual Sala ha decidido que permanezcan en prisión, a la espera de que sean otros quienes decidan sobre el fondo del caso. A saber: si Otegi y los suyos, al reconstruir Bateragune, cometieron o no delito de colaboración con banda armada. El actual Tribunal Constitucional, pues, le pasa la pelota al siguiente, ya que cuatro de sus magistrados deberán ser renovados esta misma semana.
De momento, el mismo organismo constitucional que, en su día, se excedió en su jurisdicción al contradecir la prueba tasada por el Tribunal Supremo en el proceso de legalización de Bildu, ayer se mostró extremadamente cauteloso para no contradecir la condena impuesta por el máximo tribunal.
Explica en su auto que no considera oportuno suspender la estancia en prisión de Otegi y Díez Usabiaga no sólo porque se acoge al criterio de ponderación de la gravedad de la pena (que se sitúa por encima de la frontera de los cinco años, como se da en esta circunstancia), sino por «la improcedencia de la suspensión de las resoluciones judiciales» (esta vez no contradice al Supremo). En el auto, que probablemente sea el último trabajo de la hoja de servicios de Pascual Sala, se hace mención expresa a que se trata de una condena basada «en la pertenencia a organización terrorista de los recurrentes», lo que afecta a «bienes jurídicos esenciales».
La decisión de que Otegi siga en la cárcel tiene un marcado perfil simbólico. Su trayectoria desata reacciones contradictorias en la sociedad y divide a los políticos. ETA ya no mata. ¿Quienes la apoyaron y siguieron sus órdenes deben pagar por ello? Para el Gobierno vasco y el PNV, en este caso, no. Para los socialistas, tampoco. Para el PP y UPyD, sí. Los símbolos, cuando se trata de cerrar una historia tan sangrante, tienen mucha importancia. Tan simbólica es la prisión para Otegi como lo fue el proceso de desarme de la banda a la que perteneció y de lo que se habla tanto estos días.
Cuando ETA-pm se escindió, la fracción que decidió seguir con el terrorismo convocó a un grupo reducido de periodistas. En plena conferencia de prensa clandestina exhibieron sus bazokas, fusiles de asalto, revólveres y metralletas con el único objetivo de transmitirnos a los presentes: «Nosotros somos los que hemos ganado porque tenemos las armas». Ahora, con el ‘caso Bateragune’ se trata de saber quién se hace con la razón. El auto de ayer no es «una tragedia», como cree Laura Mintegi. De «tragedias» saben mucho las víctimas del terrorismo, para su desgracia. Pero se trata de saber si la Justicia se mueve por pulsiones políticas. No debería ocurrir. Pero una gran mayoría política en Euskadi está presionando para que así sea.