IGNACIO CAMACHO-ABC

  • Socialistas asesinados por ETA fueron antes señalados en ‘Gara’ cuando Mertxe Aizpurua tenía vara alta en sus páginas

Zapatero está tan contento con Sánchez, pese a los desencuentros iniciales, porque el actual presidente está llevando a cabo el programa político que él diseñó sin poder cumplirlo: el del aislamiento de la derecha mediante una alianza estable con las fuerzas separatistas y la normalización institucional de los gestores del posterrorismo. El pacto del Tinell a escala nacional y a costa de un escoramiento de la socialdemocracia centrista que González implantó en el partido. El actual presidente tuvo este modelo en la cabeza desde el principio y lo ha ido aplicando según la teoría del salchichón de Alfonso Guerra, rodaja a rodaja, a base de romper tabúes, cruzar fronteras éticas sin pedir permiso y redefinir por su cuenta el límite de los acuerdos legítimos: primero con Podemos, luego con Esquerra, ahora con Bildu, y en breve Puigdemont será recibido con honores en la casa común del ‘progresismo’. Suerte tenemos en España de no contar con diputados islamistas o palestinos.

Cuando Mertxe Aizpurua tenía vara alta en el diario ‘Gara’, militantes y dirigentes socialistas que luego fueron asesinados por ETA salían señalados en sus páginas. El periódico que tituló «Ortega Lara vuelve a la cárcel» tras la liberación del secuestrado era el que hacía el trabajo de fabricar las dianas sobre las que disparaba la banda. No ha llegado aún, ni se le espera, el día en que los socios que ayer recibió el jefe del Ejecutivo con la sonrisa desplegada condenen los crímenes etarras, ni siquiera la profanación reciente de la tumba de Buesa, pero está en marcha una ley para que el Estado pida oficialmente perdón por enjuiciar a los autores de la insurrección catalana. La ristra de declaraciones excluyentes sobre Bildu o sobre los independentistas sediciosos sólo sonroja ya a quienes cometieron la ingenuidad de confiar en esa cháchara tan falsa como enfática. Como dice Rufián, los vetos de Sánchez no resisten la realidad matemática. Duran lo que tarda en necesitar ayuda parlamentaria.

Si esto sucede es porque el electorado no lo penaliza. Hubo un cierto castigo en las municipales porque Otegui y los suyos cometieron la osadía de incluir a asesinos en sus listas, pero en julio el PSOE sacó en el País Vasco y Cataluña un resultado por encima de sus mejores expectativas. Y en el conjunto de España, un millón de votos más de prima. Con estos datos, el Gobierno se siente refrendado para aprobar la amnistía, para hacerse una foto con los legatarios del proyecto terrorista y para proclamarse adalid de una reconciliación generosa, honorable y pacífica. La juventud, instruida en una memoria histórica sesgada y selectiva, ya no sabe quién fue Miguel Ángel Blanco ni le llega el sordo lamento de las víctimas. El sanchismo ha adquirido impunidad gracias a su hegemonía propagandística al tiempo que ha perdido el penúltimo atisbo de sensibilidad ante la impudicia.