Tonia Etxarri-El Correo

Quienes alertan a Pedro Sánchez sobre el peligro de desestabilización que acecha a nuestro país si gobierna con Unidas Podemos se quedan tan solo en el primer tiempo de este partido. Porque la segunda parte la juega Esquerra Republicana de Cataluña con todo tipo de ventajas. Que existe una preocupación ante el manejo del timón de Pablo Iglesias (‘viene a romper el Estado’, ‘sería como meter al zorro en el gallinero’, ‘acabará organizando un referéndum sobre la monarquía’) por parte de amplios sectores de la sociedad española es tan palpable como el nulo efecto que dichas llamadas de atención ejercen sobre Pedro Sánchez. Él ya juega en la segunda parte del partido, con más prisas que las de ERC. Ni la humillación expresamente buscada por Rufián hacia su condición política de fracasado (ha perdido más de 780.000 votos y tres escaños) va a hacerle desistir. Necesita a quienes quieren romper España y conspiraron contra la Constitución. ¿Qué hay de malo en ello, que diría Ibarretxe? En el caso de Sánchez, lo hay. Lo habría si confunde hablar con claudicar y acaba olvidándose de las prioridades que él mismo estableció: primero la ley, luego el diálogo. Pero se van levantando barreras. En Navarra, Chivite negocia sus Presupuestos con EH Bildu descubriendo la realidad que se empeñaron en negar: que su investidura tuvo un precio con los compañeros de Otegi. Luego vendrá el nuevo Estatuto vasco con su derecho de autodeterminación.

Ante los planes secesionistas predomina la falta de sentido de la nación y sentido del Estado en buena parte del actual liderazgo político. Lo lamenta Juan Pablo Fusi. La frivolidad con que se están abordando las propuestas de un Estado plurinacional por parte de quienes no saben responder siquiera qué es una nación da la razón a los temores expresados por el historiador donostiarra. ¿España acabará siendo lo que quiera Iglesias y ERC? Unos socios que no avalan a Sánchez con el decreto del ‘155 digital’. Por eso ha tenido que valerse del PP y Ciudadanos, a los que llama desleales en cuanto se le presenta la ocasión.

Hoy Lastra y Rufián adornarán la negociación que otros mantienen en la trastienda para pactar que existe un conflicto «político» entre Cataluña y España. Son movimientos al margen del Rey. Que aún no ha convocado su ronda preceptiva con los partidos para designar al encargado de formar gobierno. Lo hará el 10 de diciembre. Sánchez ya se había tomado la potestad por su mano. Pero, aunque esté rodeado de republicanos, tendría que guardar las formas constitucionales.