Editorial-El Español
El audio en el que una activista sanitaria exige durante una reunión del sindicato AMYTS que se alarguen las protestas contra Isabel Díaz Ayuso hasta las elecciones es la pistola humeante que necesitaba la Comunidad de Madrid para demostrar uno de sus principales argumentos: que la motivación de la huelga de los médicos de Atención Primaria es política y no profesional.
La convocatoria «debe ser lo más larga posible» dice la activista, que añade luego que «no hay tregua que valga». «Ni Navidades ni Semana Santa» insiste a continuación para sostener su reclamación de una huelga indefinida de un día a la semana con el objetivo evidente de perjudicar las perspectivas electorales de Ayuso y beneficiar así la de aquellos partidos de la izquierda que apoyan las protestas.
Es probable que tras las protestas por el estado de la Atención Primaria en Madrid lata de fondo un verdadero malestar por la saturación de la Sanidad pública en la comunidad.
Pero la evidencia de que esos problemas no son exclusivos de Madrid, sino comunes al resto de las autonomías, confirman la sospecha de que las huelgas están motivadas políticamente, así como la de que no buscan tanto un remedio a los problemas evidentes de saturación de la Atención Primaria, la puerta de entrada al sistema sanitario, como algo bastante más prosaico: conseguir en la calle lo que no se consiguió en las urnas.
La decisión de la Comunidad de Madrid de romper las negociaciones con los sindicatos implicados en el escándalo es completamente razonable. No se puede negociar con quien ha demostrado que el objetivo de su huelga no es el declarado oficialmente, es decir la mejora de los servicios sanitarios, sino tu destrucción política.
«Es indignante», ha dicho Alfonso Serrano, el número dos del PP madrileño, «escuchar cómo se reconoce que no hay tregua posible, que da igual lo que intente la Comunidad de Madrid para acercar posiciones, puesto que tienen una hoja de ruta para concentrarse y hacer huelga permanente. Casualmente hasta la precampaña, para poder tener tiempo libre para acudir a los mítines de Podemos, de Más Madrid o del PSOE».
Que la Atención Primaria sufre graves problemas en toda España por la saturación del sistema y las secuelas de la Covid es una evidencia. Que la Comunidad de Madrid no es ni por asomo aquella en la que la situación es peor (de hecho puntúa mejor que la media en varios parámetros sanitarios y entre ellos el de las listas de espera) es otra evidencia. ¿Por qué entonces los sindicatos sólo se manifiestan en Madrid?
¿Y por qué sólo en Madrid amenazan con mantener la agitación hasta las elecciones y fingen voluntad de negociación mientras en privado reconocen que nada de lo que les ofrezca la Comunidad les hará desconvocar sus huelgas? Unas huelgas, además, en las que los ciudadanos son utilizados como rehenes por los sindicatos.
La pelota está ahora en el tejado de los sindicatos convocantes. Sus reivindicaciones sanitarias y profesionales deben ser negociadas de buena fe con la Comunidad de Madrid. Pero si su objetivo es político, como así demuestra el audio filtrado, entonces no queda otro camino que la desconvocatoria inmediata de las huelgas y la transformación de AMYTS en un partido que se presente a las elecciones para que sus propuestas ideológicas puedan ser juzgadas allí donde deben: en las urnas.
Todo lo que no sea eso es utilizar a los ciudadanos madrileños como rehenes de una batalla política que, a la vista de las pruebas conocidas ayer, tiene más de chantaje, e incluso de boicot, que de reivindicación legítima.