EL CORREO 15/02/14
· El órgano parlamentario se constituyó ayer con el fin de tejer acuerdos en torno a este centro, que gestionará las políticas públicas relativas a víctimas y convivencia.
El Parlamento vasco dio ayer un paso en firme hacia la creación del Instituto de la Memoria. La Cámara constituyó la ponencia que estudiará las características y finalidad de este proyecto, cuya puesta en marcha correrá a cargo del Gobierno vasco, tal y como figura en el plan de paz. Este órgano, que trabajará en el seno de la comisión de Derechos Humanos, reunirá a todos los grupos parlamentarios. Un paso que no deja de ser significativo, dada la dificultad que entraña sentar alrededor de una misma mesa al PP y a EH Bildu.
La idea de crear el Instituto de la Memoria como instrumento que coordine todas las políticas públicas en materia de pacificación, víctimas y convivencia se gestó en la pasada legislatura de la mano de un acuerdo que suscribieron el PSE, PNV, IUEzker Anitza y los tres parlamentarios expulsados de Aralar. La disolución del Parlamento vasco a raíz de los comicios autonómicos impidió entonces su debate en pleno. Tras la llegada de la formación jeltzale, con Iñigo Urkullu a la cabeza, a Ajuria Enea, el PNV y el PSE volvieron a poner sobre la mesa esta proposición. Esta vez, y debido a la nueva configuración del arco parlamentario, lo hicieron en solitario, pero con la esperanza de atraer a EH Bildu y al PP a su consenso en torno a este centro.
La Cámara debatió la propuesta, que incluía la habilitación de la ponencia en cuestión, el pasado mes de octubre y, pese a los recelos del resto de grupos, logró el apoyo crítico de la coalición abertzale. EH Bildu advirtió, ahora bien, que no se puede hablar de vulneraciones de derechos humanos en pasado, «ya que todavía se producen en el presente». Los populares, así como UPyD, se mostraron en contra tanto del fondo como del contenido del proyecto, que consideraron «no es lo que necesita Euskadi» cuando la izquierda abertzale «sigue mirando hacia otro lado», al tiempo que advirtieron de que «mezclar» todas las violencias «diluirá» el terrorismo de ETA.
Ambos partidos se reafirmaron ayer en sus posiciones. Rechazaron que el instituto equipare a las víctimas y aseguraron que trabajarán para que «haga realmente memoria». Y es que, pese a que la iniciativa no ha estado exenta de polémica, todos los grupos sin excepción se comprometieron a participar en el foro parlamentario que analizará la creación del centro. La ponencia, tal y como se dio a conocer ayer, estará integrada por Iñigo Iturrate (PNV), Laura Mintegi (EH Bildu), Rodolfo Ares (PSE), Carmelo Barrio (PP) y Gorka Maneiro (UPyD).
Ni siquiera la ponencia de paz ha logrado reunir a las diferentes sensibilidades políticas con representación en la Cámara de Vitoria. En la actualidad, y tras el abandono del PSE por la «involución» de la izquierda abertzale, tan solo forman parte de la misma el PNV y EH Bildu. Y, por ahora, la situación no tiene visos de cambiar a corto plazo. Más bien al contrario.
Su ubicación, a debate
El Instituto de la Memoria, que nada tiene que ver con el memorial por las víctimas del terrorismo previsto en la ley estatal, abordará todas las violencias sufridas en Euskadi en diferentes periodos históricos: Guerra Civil, el terrorismo de ETA, los GAL, BVE y otros grupos terroristas, así como los excesos cometidos por las Fuerzas de Seguridad del Estado. Como «nexo común: el sufrimiento injusto».
Su principal misión, tal y como aparece recogido en la proposición defendida por el PNV y el PSE, será la de «rescatar y transmitir los valores y esfuerzos democráticos que, en medio de graves episodios violentos, pugnaron por defender la dignidad, la igualdad y la libertad». Así, será el que gestione y coordine todas las políticas públicas que se hagan en Euskadi para reconocer, reparar y asesorar a las víctimas. Del mismo modo, será el encargado de promover la defensa de los derechos humanos en todos los campos.
El futuro instituto dependerá del Gobierno vasco. Es más, está previsto que la presidencia la ostente un integrante del Ejecutivo. Además, contará con un director y cerca de una treintena de representantes de las instituciones vascas –Parlamento, diputaciones y Eudel– y miembros de distintos colectivos sociales.
La ponencia que estudiará su puesta en marcha deberá debatir, entre otras cuestiones, la ubicación de este centro. El primer borrador del plan de paz del Gobierno vasco apostaba por situarlo en Gernika, a la que el horror vivido durante el bombardeo ha convertido en símbolo de la tragedia de la guerra. Sin embargo, las críticas que recibió este gesto por parte del PSE, PP y UPyD obligó al Ejecutivo de Urkullu a recular y dejar esta decisión en manos del Parlamento.
EL CORREO 15/02/14