DAVID MATHIESON, EL CORREO 26/04/13
· Cameron insiste en que Escocia puede votar a favor de la independencia pero, si quisiera mantener el uso de la libra esterlina, el control de sus políticas económicas debería permanecer en Londres.
La crisis en la zona del euro está generando un debate muy acalorado en una parte de Europa que ni siquiera utiliza la moneda única: Escocia. ¿Qué moneda nacional se usará en la nación independiente? A medida que se acerca el referéndum, previsto para el otoño de 2014, la pregunta es cada vez más relevante pero la respuesta no está nada clara. Es un tema clave que genera mucho debate a ambos lados de la frontera, tanto en Edimburgo como en Londres.
Hasta hace poco el independentista Partido Nacional Escocés (SNP), que controla el Gobierno en Edimburgo, decía que una Escocia independiente se uniría a la zona del euro. Pero esta intención ha dejado de ser un mensaje popular: los efectos de la moneda única en países como España y la crisis de Chipre han tenido un efecto profundo en el pensamiento de los escoceses. En estos momentos son pocos en Escocia los que querrían entrar en el euro. El SNP entiende muy bien que la promesa de compartir la moneda única podría hundir todo el proyecto de independencia y, lógicamente, ahora no forma parte de sus planes. Pero si los escoceses no entran en el euro las opciones para la moneda del ‘nuevo’ país son limitadas.
Crear su propia divisa sería una política muy arriesgada para una economía tan pequeña. Escocia tiene una población de cinco millones de habitantes y en conjunto su economía es solo la décima parte del producto interior bruto del Reino Unido. Lo peor es que su economía es altamente dependiente del petróleo del mar del Norte y que los servicios financieros están centrados en Edimburgo. Resulta evidente que esos dos factores conforman unos ingresos nacionales muy inestables. La moneda de una economía tan pequeña y frágil podría estar al merced de los especuladores a los pocos días de la independencia y cualquier signo de volatilidad tendría consecuencias muy negativas para el futuro.
Ante este panorama, la opción más factible para Escocia y la que desearía el Gobierno de Edimburgo sería seguir utilizando la libra esterlina. El primer ministro escocés, Alex Salmond, dijo que quiere crear una «zona de la libra esterlina» para los países integrados en el Reino Unido. Sin embargo, dentro de este hipotético plan, el Banco de Inglaterra en Londres tendría que asumir la responsabilidad por el valor de la libra incluso en Escocia, donde no tendría participación en las políticas del Gobierno escocés independiente.
No cabe duda de que esta propuesta ha caído como un balón de plomo en Westminster. El Gobierno de David Cameron insiste en que Escocia puede votar a favor de la independencia pero, si quisiera mantener el uso de la libra esterlina, el control de sus políticas económicas debería permanecer en Londres. Cameron dice que es muy poco probable que Inglaterra vaya a querer compartir su moneda con una Escocia independiente si no tiene instrumentos para vigilar con lupa las políticas económicas del Gobierno al norte de la frontera. Una perspectiva interesante que puede dar que pensar a los escoceses a la hora de pronunciarse en el referéndum. Si el Banco de Inglaterra en Londres mantiene el control sobre las políticas fiscales (sobre el nivel de los impuestos y los gastos) y monetaria (tipos de interés y de cambio), ¿cuáles son las ventajas de una Escocia independiente?
Las cuestiones que se plantean en Edimburgo son muy similares a las que ahora se hacen en los países de la zona euro. Ya se sabía que es imposible realizar una unión monetaria sin tener un tipo de interés único , pero la crisis en la zona euro ha puesto al descubierto que las consecuencias van incluso más allá. La siguiente etapa sería la integración económica en la que algunos Gobiernos también pierden la plena soberanía sobre los impuestos y gastos de las cuentas públicas. Es lógico que si se pide a un país que asuma la responsabilidad por las deudas de otro, también va a querer tener la posibilidad de influir en las decisiones adoptadas por ese país. Por ejemplo, a cambio de la ayuda de la UE, las cuentas irlandesas ya están sujetas al escrutinio alemán en el Bundestag.
El Gobierno de Londres ha aprendido mucho de las lecciones de la crisis en la zona euro y no permitirá que una Escocia independiente pueda seguir utilizando la libra esterlina sin unas limitaciones muy estrictas. Y en ese caso, los escoceses pueden empezar a hacerse la pregunta del millón: ¿Para qué sirve la independencia?.
DAVID MATHIESON, EL CORREO 26/04/13