ABC 08/01/13
Los críticos de la formación catalana fuerzan un congreso extraordinario.
Las presiones de la Ejecutiva del PSOE, con Alfredo Pérez Rubalcaba a la cabeza, y de barones como José Antonio Griñán, Emiliano García Page y Guillermo Fernandez Vara, para que el PSC renuncie a colaborar con el soberanismo, empiezan a dar frutos. El portavoz del PSC, Jaume Collboni, matizó ayer que la abstención en votaciones del Parlamento de Cataluña sobre la consulta apadrinada por CiU y ERC, que anunció el pasado 20 de diciembre su primer secretario, Pere Navarro, no será de aplicación automática.
Será, explicó Collboni, solo un «principio general», revisable «en función de cómo se materialicen algunas iniciativas». Esto significa, según fuentes de la Dirección Federal, que si CiU y ERC llevan la tan temida declaración de independencia de Cataluña al Parlamento autonómico «el PSC se opondrá, no se abstendrá».
Asimismo, el traumático consejo nacional celebrado hace dos semanas, en el que miembros de la Ejecutiva del PSC amagaron con plantar a Navarro si no cambia su errática gestión, ha obligado al líder de los socialistas catalanes a convocar un congreso extraordinario para el próximo 2 de febrero. Los socialistas catalanes atraviesan su peor momento, debido a su debacle electoral y su confusa tercera vía, consistente en defender la celebración de un referéndum de independencia.
Y es que el anuncio de Navarro de que se abstendría en todo lo que afectase a la consulta para no poner «palos en las ruedas» al proceso cayó como una bomba en Ferraz y en el resto de los territorios. Sobre todo porque cinco días antes, en el Consejo Territorial del 15 de diciembre, el extremeño Guillermo Fernandez Vara y el castellano-manchego, Emiliano Garcia-Page, ya le habían advertido de que el PSOE no puede aceptar el «derecho a decidir» ni en el fondo ni en la forma.
«Desastre» para Cataluña
Por eso, tras las palabras de Navarro en el debate de investidura de Mas, todo el PSOE salió en tromba a desautorizarle. En público, el presidente del partido y de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, dijo solemnemente que el PSOE nunca avalará el soberanismo, y la vicesecretaria general, Elena Valenciano, abandonó el tono conciliador de Ferraz con el PSC y con Navarro para advertir que la consulta sería un «desastre» para Cataluña y para el resto de España. Luego, fuentes de la Ejecutiva reforzaron esa sensación de enfado mayúsculo asegurando que la negociación del «protocolo» de relaciones entre ambos partidos, incluida la posibilidad de tener grupo parlamentario propio en el Congreso –en el Senado ya existe, la Entesa– quedaba «congelada».
ABC 08/01/13