La primavera a la izquierda

IGNACIO CAMACHO – ABC – 05/07/16

· La calle es la salida natural de Podemos para huir del tedio parlamentario. No es un partido para la rutina democrática.

Los veremos en la calle. Pronto. En otoño a más tardar. Colapsado por la perplejidad ante la derrota electoral, Podemos no tiene otro tratamiento contra su estado de shock que el de volver a los orígenes de movilización callejera. En el Congreso se va a consumir; ni es un partido para la democracia representativa ni puede sostener durante mucho tiempo más una política-espectáculo incompatible con la rutina parlamentaria. El entretenimiento vive de la novedad y una legislatura es demasiado larga para convertirla en un golpe de efecto perpetuo. No hay guionista que soporte ese encargo. No en el aburrido escenario de la Cámara. No sin cambiar de plató. No sin recurrir a la contrastada fotogenia de las plazas.

La calle ofrece a Podemos el elemento de cohesión agitadora que necesita para no languidecer en un medio incómodo donde el bipartidismo clásico le lleva mucha ventaja. El ánimo de sus simpatizantes corre riesgo de deflactar tras el fiasco. El de Iglesias era un proyecto literalmente oportunista: trataba de aprovechar el ciclo de malestar como combustible de un asalto al poder por la vía rápida. No estaba pensado para la espera, para una estadía de oposición convencional con su inevitable carga burocrática. Estancada su ascensión, frenado su abordaje, necesita recuperar el ardor trincherizo que evite el desfallecimiento de sus bases. Si se transforma en un partido de corte tradicional verá cómo el voto útil se desplaza de nuevo hacia los demás partidos tradicionales.

Durante estos dos años de elecciones sucesivas, la conflictividad ha decrecido de forma patente. La estrategia de la organización populista contenía la ira de la que nació para acumularla en una expectativa que debía llenar las urnas de votos furiosos, pedradas de papel contra el statuquo. Pero ese caudal rupturista no ha alcanzado suficiente masa crítica. Y como la energía no es acumulable Podemos requiere de un generador social para mantener la tensión activa.

Sus dirigentes aún no lo han planteado abiertamente, pero el debate interno va a desembocar en un frente de protesta, un movimiento agitador en el que tratará de liderar el rechazo a las políticas del PP situando al PSOE a la rémora. Para eso tienen sobrado knowhow, el conocimiento experto de la etapa que medió entre el estallido quincemayista y la plataforma electoral surgida a comienzos de 2014.

Si permiten que ese músculo se anquilose los devorará el ejercicio rutinario de una oposición con cada vez menos capacidad de sorpresa, y su militancia radical se desmovilizará amuermada en el aburrimiento, desencantada sin estímulos emocionales. Nacido como un proyecto urgente, de recorrido rápido, Podemos no resistirá otra derrota. Por eso ahora su gran enemigo es el tedio, la normalización de la vida política. Y sólo puede mantener la intensidad y la presión regresando a la calle. La primera a la izquierda.

IGNACIO CAMACHO – ABC – 05/07/16