Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo están eludiendo el duelo directo en la campaña electoral andaluza, pero ninguno de los dos líderes puede evitar que los movimientos de esta carrera se entiendan en clave nacional. El presidente del Gobierno de La Moncloa salió trasquilado en las dos últimas elecciones autonómicas en Madrid y Castilla y León, y se juega un desplazamiento de poder en el tradicional caladero de votos socialistas. Y el jefe de la oposición intenta zafarse de la dependencia de Vox, por eso le deja todo el margen al presidente de la Junta, que aspira a la reelección, sin interferir en su campaña.
Ninguno de los dos reconoce que el 19 de junio vaya a ser una especie de primera vuelta de las generales, pero la procesión va por dentro. Los hechos, en algunos casos, indican lo contrario. Se está midiendo el desgaste de Sánchez frente al ‘efecto Feijóo’ y el empuje de Vox. La debacle de la izquierda desunida se da por hecho. Si Andalucía, la comunidad más poblada de España y que más diputados aporta al Congreso, confirma el descalabro de la izquierda, Pedro Sánchez podría quedarse sin el número de socios suficiente para pactar en el Parlamento. Los andaluces votarán en clave autonómica, como asegura Narciso Michavila, presidente de GAD3, pero los líderes nacionales se la juegan en Andalucía.
Pero no todos se mueven como si fuera una primera vuelta de las legislativas. Porque el PP andaluz, que es quien ha gobernado con Ciudadanos en esta legislatura, de momento, se resiste. Está convencido de que el tirón de su candidato movilizará el voto suficiente para gobernar en solitario porque Moreno Bonilla no genera rechazo ni siquiera en sectores de socialistas desencantados. En la sede socialista de Ferraz no tienen mejores sondeos que los del CIS. Por eso Sánchez ha salido en tromba este fin de semana. Ha sido su cuarto mitin en Andalucía en menos de un mes. Para decir que la derecha trata de «abrumar» a España con sus ruidos (traducción: críticas) y crispación. ¿Será suficiente para movilizar a sus bases? Los 400.000 votantes socialistas que se abstuvieron en 2018 tendrían que estar espoleados por los alcaldes que, sin embargo, siguen inhibiéndose en una campaña en la que no tienen relato.
Los andaluces votarán en clave autonómica, pero los líderes nacionales se la juegan el 19-J
El PP navega con el viento a favor pero no quiere morir de éxito y que sus electores, ante los buenos resultados demoscópicos, vayan a bajar la guardia y se desmovilicen. El presidente popular prefiere no mezclar escenarios. Dejar hacer al presidente de la Junta. Votad a Juanma. ¿Él, solo, se basta? Feijóo, en su fuero interno, está actuando con Moreno Bonilla como el entrenador del Real Madrid, Ancelotti, con el portero Courtois, cuando le dijo: «Yo te voy a llevar a la final, pero la final la vas a ganar tú». En eso están en el PP.
Queda mucha campaña todavía. Lo único que tienen claro los socialistas, a diferencia del PP, es que el ‘efecto Feijóo’ puede hacerles un roto. Y si por la vía de la denuncia de la corrupción, mencionada en la casa del ahorcado (en la tierra donde cargos socialistas malversaron 680 millones de euros) no logran agitar el tablero, eligen los emplazamientos directos al presidente del PP con cualquier excusa. Que condene la violencia de género, por ejemplo. Pero pinchan en hueso porque inmediatamente sale a relucir la obstrucción de los socialistas a la hora de investigar los presuntos abusos de menores tuteladas en Mallorca y Valencia. Por ahí no van bien. Tendrán que seguir buscando.