ABC 28/07/15
· Asociaciones hasta ahora neutrales o favorables al proceso expresan sus temores ante el escenario tras el 27-S
Alérgicos a pronunciarse y confiando en que al final las cosas se reconducirían, el empresariado catalán se ha puesto de perfil en la mayoría de casos frente al proceso soberanista. Salvo algunas excepciones, los pronunciamientos públicos alertando de las consecuencias de los planes rupturistas de Artur Mas han sido escasos, una preocupación que sí se expresa de puertas adentro, siempre a micrófono cerrado y con la demanda de anonimato. EFE
Aunque sin superar ese miedo a expresarse de manera abierta, lo cierto es que desde que CDC, ERC y las entidades soberanistas presentaron la lista única e hicieron explícita la voluntad de «desconectar» de España en el plazo de unos pocos meses, las alarmas, lógicamente, se han disparado. Incluso algunas asociaciones empresariales que hasta ahora se mantenían neutrales o incluso habían apoyado el proceso, como la Cámara de Comercio o la patronal Cecot, ahora no dudan en expresar sus dudas y temores.
Uno de las voces que con más claridad se ha expresado siempre es la de Josep Bou, al frente de Empresarios de Cataluña, una asociación que nació precisamente ante lo que consideran tibieza de las patronales tradicionales ante el proceso.
«Quemas las naves»
En declaraciones a ABC, Bou señala que hasta hace unas pocas semanas, «el empresariado aún confiaba en una salida pactada», una solución de compromiso que los planes de Artur Mas y Oriol Junqueras han dinamitado. «Mas ha hecho como Hernán Cortés, ha quemado las naves para evitar una marcha atrás», explica Bou. Ante una situación «irreconducible», Bou expresó su «confianza profunda en el sentido común de los catalanes» para que el 27-S no den una mayoría a la lista secesionista.
El presidente de Empresarios de Cataluña no justifica a sus colegas que prefieren no pronunciarse, pero sí reconoce que tradicionalmente «al gran empresario, normalmente afín a CiU, le cuesta mucho enfrentarse al poder. Hay contratos con la administración, subvenciones… no es fácil». Pese a ello, Bou se muestra convencido de que ante unas semanas decisivas, «empezarán a oírse voces» en contra del proceso.
De hecho, ya está empezando a suceder. Miquel Valls, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona –entidad adherida al llamado Pacto Nacional por el derecho a decidir– expresó hace pocos días «la preocupación del empresariado» ante las elecciones del 27-S, más en un momento en el que la recuperación económica se consolida. Desde la patronal Cecot, Antoni Abad, uno de las voces empresariales tradicionalmente afines a CDC, se reconoce el temor que existe a que el proceso entre en una fase de radicalización. «Si esto se hace dialogando es una cosa, y si se hace desde la radicalidad máxima, las cosas se hacen más complicadas para todo el mundo», reconocía este domingo en una entrevista a Ep. Abad admite el desconcierto del empresariado ante la conformación de la lista única soberanista: «Hacer política sin políticos no lo entendíamos, pero a partir de aquí, el momento es tan excepcional que ya no entramos en la fórmula».
«No habrá independencia»
La semana anterior, la petición de que el proceso soberanista se reconduzca por la vía del diálogo llegaba desde Banco Sabadell, cuyo consejero delegado, Jaume Guardiola, reclamaba «que se agoten todas las vías del diálogo para construir marcos que nos permitan desarrollar la actividad bancaria con normalidad».
El Círculo de Economía, muy distante del proceso soberanista, también se ha manifestado en contra de soluciones «unilaterales», tal y como de manera explícita transmitieron al propio Mas en sus últimas jornadas anuales. Más recientemente, una vez conocidos los planes de la «lista única», el presidente de la institución, el profesor Antón Costas, se mostraba convencido de que «no habrá independencia», apelando a que este es únicamente el deseo de una cuarta o quinta parte de la población.
Costas aconsejó «aplicar el bisturí» y utilizar «un lenguaje más preciso» cuando se aborda la cuestión para no reducir el debate a si la población está a favor o en contra de la secesión, ya que así «acabaremos no entendiéndonos».
Las voces de unos y otros se unen a la de José Luis Bonet, presidente de Freixenet y de la Cámara de Comercio de España, referente para el empresariado que no se resignan a la «desconexión» con España.