Javier Jorrín-El Confidencial
- La Agencia Tributaria dispara sus ingresos en los dos primeros meses del año un 15% logrando un récord histórico de recaudación espoleados por la inflación y la creación de empleo
El Gobierno aprobó el martes un ambicioso paquete de medidas para combatir la crisis energética con el que pondrá en circulación 6.000 millones de euros públicos durante los tres meses que van de abril a junio. Se trata de un gran estímulo fiscal que, sin embargo, no es tanto si se compara con el gran incremento de la recaudación que está recibiendo la Agencia Tributaria. En los dos primeros meses del año, los ingresos por impuestos aumentaron en 6.600 millones de euros, lo que significa que todo el estímulo fiscal aprobado por el Gobierno ya se ha visto neutralizado por la pérdida de rentas de familias y empresas con el pago de impuestos. O, lo que es lo mismo, el efecto expansivo logrado con las ayudas públicas se ve ampliamente superado por el efecto contractivo del incremento de la recaudación. Es previsible que el ritmo de los ingresos públicos acelere en los próximos meses a medida que la Agencia Tributaria empiece a realizar la recaudación correspondiente a los meses de la guerra.
Lo que hace el paquete de estímulos es repartir esta recaudación adicional entre los sectores más golpeados por la crisis. Sin embargo, en términos agregados, la renta de hogares y familias no se va a ver incrementada, al contrario, se reducirá como consecuencia del fuerte aumento de la recaudación. En los dos primeros meses del año, la recaudación se disparó en un 15% respecto a la conseguida en el mismo periodo de 2021, según los datos de la Agencia Tributaria publicados el jueves. Se trata del mayor incremento acumulado de los ingresos tributarios de toda la serie histórica. Este aumento de los ingresos tributarios responde a tres factores: la inflación, el crecimiento económico y la creación de empleo. Los dos últimos son sin duda buenas noticias para los hogares, pero el primero está mostrando que la pérdida de poder adquisitivo de las familias se debe, en parte, al aumento de la factura fiscal por la subida de precios.
De hecho, el dato del IVA es el más llamativo. La recaudación con este impuesto creció nada menos que un 22% entre enero y febrero. En total, son 4.300 millones más de ingresos para las arcas públicas en dos meses. Este gran crecimiento de la recaudación del IVA no se explica por la mejoría del consumo. De hecho, la demanda de los hogares es el principal lastre de la economía española en la recuperación junto con los ingresos por turismo. Los datos de contabilidad nacional muestran que, en el último trimestre de 2021, el consumo seguía un 6% por debajo de los niveles previos a la pandemia en términos reales y, si se tiene en cuenta la inflación, estaba ya a solo un 2%.
Los precios ya estaban subiendo rápidamente en la recta final de 2021, pero, tras el inicio de la invasión de Ucrania, el IPC se ha disparado hasta casi el 10%. Esto significa que, con una demanda todavía en horas bajas, la recaudación está aumentando rápidamente. Es importante tener en cuenta que estos datos de recaudación todavía no se corresponden a los del inicio de la guerra, ya que la liquidación va con algo de retraso. En concreto, está incluido el pago trimestral del IVA del cuarto trimestre de 2021 y los ingresos de las grandes empresas (SII) de noviembre y diciembre de 2021. Esto significa que es previsible que la recaudación acelere todavía más a partir del segundo trimestre del año.
En cualquier caso, aunque no existiese el efecto de la guerra en los dos primeros meses del año, la recaudación del IVA fue la más alta de toda la serie histórica. La Agencia Tributaria ingresó 23.700 millones de euros, un 18% más que en los mismos meses del año 2020, esto es, justo antes de la pandemia.
Los ingresos del IRPF también están creciendo rápidamente y alcanzan igualmente máximos históricos. Sin embargo, el avance es inferior al del IVA, ya que la traslación de la inflación a los salarios está siendo más lenta. Por ejemplo, la revisión salarial de los convenios firmados en enero y febrero contempla una subida del 2,3%, apenas una cuarta parte de la subida del IPC. Sin embargo, el IRPF tiene un potencial recaudatorio elevado de cara a los próximos meses, ya que los sindicatos exigen ya subidas salariales significativas y, además, opera la ‘progresividad en frío’. ¿Esto qué significa? Que, como el impuesto es progresivo (los tramos de mayor renta soportan un tipo superior), los saltos de tramos aumentan el tipo efectivo que soportan los ciudadanos (con efecto marginal).
Eso será de cara a los próximos meses, cuando suban los salarios. Hasta ahora, el motor que tira del IRPF es el empleo, ya que el número de afiliados de enero y febrero fue un 4,4% superior al del mismo periodo de 2021 (220.000 más) y el número de trabajadores en ERTE se ha reducido abruptamente desde los 870.000 que había al inicio de 2021 a menos de 125.000 trabajadores en 2022. La recaudación por retenciones de IRPF entre enero y febrero se situó cerca de los 18.500 millones, lo que supone un incremento de 1.900 millones respecto a los mismos meses de 2021.
Los impuestos especiales están creciendo a un ritmo más moderado, afectados indudablemente por la bajada de impuestos que aprobó el Gobierno en el pasado otoño, cuando redujo el impuesto sobre la electricidad. Esta rebaja provoca que la recaudación de este tributo en el inicio del año haya sido 190 millones de euros inferior a la del mismo periodo de 2021.
En contraposición, el impuesto sobre los hidrocarburos crecía rápidamente como consecuencia de la subida del precio de los carburantes. En total, la recaudación de este tributo se ha disparado un 20% aportando 317 millones de euros adicionales. En total, la recaudación de los impuestos especiales en el inicio del año ha aumentado un 8,2%, lo que supone 250 millones adicionales para la Agencia Tributaria.