IÑAKI EZKERRA-EL CORREO

  • Con la crisis que viene, vamos a pasar de Pessoa al ‘Libro del desasosiego’

Yo creo que Yolanda Díaz ha dado en el clavo. Y no lo digo por esa promesa de subir ahora «más que nunca» el SMI, que suena más a órdago a Pedro Sánchez que a promesa real a los sindicatos, sino por ese vídeo que circula por Internet en el que nos explica, con un impagable tono de maestrita, lo que es la ‘saudade’, para identificar con la gestión del Gobierno una de las definiciones que se han hecho de esa lírica palabra: «la inquietud de no llegar y la alegría de seguir». Creo que, en efecto, no puede haber mejor definición que ésa del sanchismo: un fenómeno que no llega a ninguna parte, pero que se siente contento de seguir en el poder. Que Yolanda Díaz carece del menor sentido de la ironía es algo que queda patente con la mera elección de ese sentimiento tan poético, tan elegíaco, tan pessoano como poco práctico, para calificar su propia labor ministerial. La saudade, como la melancolía, su pariente más cercana, es un sentimiento paralizante que no invita a la acción, sino a la contemplación, al paladeo estático de la pena.

«No hay saudade más dolorosa que la de las cosas que nunca han sucedido», escribió Pessoa. Y a uno le parece más que acertado este aterrizaje del creador de los heterónimos, del poeta que era varios, del hombre que dijo de sí mismo «soy una multitud», en este Gobierno tan multitudinario, tan plural y tan esquizoide que tenemos, en el que todos se contradicen incluso a sí mismos y en el que hay varios Sánchez (el que no iba a pactar con Podemos ni con Bildu, pero pactó con los dos) y también varias Yolandas que practican la ventriloquía consigo mismas: la Fashionaria que invita a Garamendi a ponerse en su pancarta contra la patronal (lo triste es que igual Garamendi le hace caso); la escuchadora; la que pone la voz pija para hablar de «medidas chulas»; la que amaga un tonillo académico de viñeta para explicarnos la poesía galego-portuguesa; la que monta ese cursillo de macramé ideológico para mujeres que Cayetana Álvarez de Toledo ha llamado «el parvulario de Yoli» y en el que, en vez de animar a éstas a medirse de igual a igual con los hombres, les propone un feminismo infantiloide de «chicas, vamos juntas al váter», que es una réplica de la subestimación machista de toda la vida: «los niños con los niños, la niñas con las niñas».

Del PSOE a Pessoa, sí. Lo que pasa es que con la crisis que anuncia hasta la ministra de Defensa (¿qué pinta la ministra de Defensa hablando de crisis económica y energética?) yo creo que nos espera más bien un invierno como de Rosalía de Castro, pegados al brasero y más de morriña que de saudade. Yo es que creo que de la política de la saudade vamos a pasar pronto al ‘Libro del desasosiego’.