Si los ordenamos por su urgencia, el primer problema de la economía española es terminar con las restricciones de la actividad que impone la pandemia y que impiden el normal funcionamiento de la demanda. Eso lo ve hasta Pedro Sánchez con su nuevo lema ‘vacunación, vacunación y vacunación’, que traducido querría decir ‘actividad, actividad y actividad’. En efecto, la demanda es fundamental para todo lo demás. Sin ventas no hay ingresos, ni beneficios, ni salarios, ni impuestos.
El segundo problema consiste en cómo recuperar niveles de empleo aceptables. Ya sabe que para nosotros, aceptable es cualquier cosa que se parezca a lo que teníamos antes de la pandemia, aunque visto con objetividad era más bien poco. Eso supone recomponer medio millón de empleos, desalojar los ERTE que se encuentran atestados como el metro en hora punta y dirigir actividad hacia esos más de 300.000 autónomos que carecen de ella. Una parte adjunta a este segundo problema consiste en la devolución de los créditos que se solicitaron para paliar la falta de liquidez y que habrá que honrarlos, incluso sin haber recuperado un nivel de beneficios normal.
En tercer lugar, ya llegamos, nos encontramos con el dato de hoy. Un nuevo récord de deuda en marzo. El total se eleva ya a la impresionante cifra de 1,36 billones de euros, lo que supone el 125% de nuestro cariacontecido Producto Interior Bruto. Ya sé que esta imparable deriva no le importa a nadie. ¿Le ha oído hablar de ello a nuestro presidente, a alguna de nuestras cuatro vicepresidentas -a Nadia Calviño algo, muy poco- o a alguno de nuestros 18 ministros? No, a ellos no les gusta hablar de cosas nimias y menos si son desagradables. A ellas, tampoco.
A mí, como soy un pusilánime, las cifras me aterran. Vea. Solo el incremento del mes de marzo fue de 25.000 millones de euros. Es decir, nos hemos gastado en un mes lo que llegará -ya veremos- del famoso maná de Bruselas en todo el 2021. Si lo vemos en cifras anualizadas, la deuda ha crecido en el último año un 13,7%, lo que en dinero supone 168.176 millones. Es decir, bastante más de lo que vamos a recibir en total del famoso Plan de Recuperación. No me negará que, visto así, el tamaño del agujero que hemos excavado adquiere unas dimensiones colosales. ¿Cómo y cuándo lo rellenaremos? Ni idea, pero tenga la seguridad de que de momento solo nos ocupamos de la primera urgencia, nos preocupa la segunda y ¿esta tercera? nada. No tenemos tiempo ni ganas de ocuparnos de ella. Mientras la Comisión mire hacia otro lado… ¿Y cuando miren hacia aquí? No pasa nada, estarán otros para ocuparse de ello.