EL PAÍS, 16/5/12
Expolíticos como Emilio Guevara y Teo Uriarte coinciden en que sectores de la sociedad vasca mantienen reivindicaciones “incompatibles con la democracia”
Entrevista con la comisaria europea de Interior
La pacificación se asienta poco a poco en Euskadi, pero el camino es largo. Como lo ha sido el de una Transición hacia la democracia que, aunque finalizada tras la dictadura franquista en la mayor parte de España, algunos ni siquiera dan por concluida aún en el caso vasco. Así lo reflejaron ayer parte de los ponentes que tomaron parte en el Congreso sobre Memoria y Convivencia organizado en Bilbao por el Ejecutivo de Patxi López. Aunque previsto para impulsar el nuevo escenario abierto tras el cese de ETA, el encuentro dejó claro que no todo son luces en el horizonte más cercano.
El más contundente y pesimista en su discurso fue el exdiputado general de Álava Emilio Guevara, quien aseguró que en Euskadi “no habrá una convivencia democrática mientras la sociedad siga sometida a la insolidaridad del nacionalismo”. El otrora político peneuvista recordó haberse “equivocado” al pensar en 1978 que la pluralidad nacional recogida en la Constitución resolvía el problema identitario vasco, al tiempo que alertó sobre el eterno “chantaje” secesionista. “Ninguna reforma del Estatuto va a acabar con el problema, ya que todo son estaciones de paso y no de término para el nacionalismo”, apuntó.
Tras confesar su evolución ideológica y pedir disculpas por ofrecer en el congreso “un discurso que nadie esperaba”, Guevara mostró su preocupación por la posible mayoría de un nacionalismo que “confunde la integración con la asimilación”. “En un año vamos a tener un Gobierno nacionalista en Euskadi”, lamentó, en referencia a que la crisis supone un “caldo de cultivo para el virus” secesionista. En este sentido, apuntó que la única forma de luchar contra él pasa por establecer una especie de “Ley de Claridad a la española”, para determinar las consecuencias sociales y económicas que tendría para Euskadi la independencia. Una vez concretadas, en su opinión, sería el momento de conocer el “peso real” del soberanismo para avisar a sus partidarios de que “o se quedan o se van, pero sin incurrir en victimismos”.
Más moderado en su intervención fue el antiguo miembro de ETA y fundador después de Euskadiko Ezkerra (EE)Teo Uriarte, quien realizó un repaso histórico del tardofranquismo, la Transición y la democracia con el que llegó a la conclusión de que algunas de las reivindicaciones del entramadoabertzale siguen siendo, a día de hoy, “incompatibles con el encuentro” y la convivencia. “Desean un discurso de vencedores y vencidos, porque necesitan ser los vencedores. Se lo exige su ideología”, manifestó.
Aunque más optimista, el discurso de Uriarte no fue menos contundente que el de Guevara. Durante su intervención acusó al antiguo régimen franquista de ver en ETA a la “garantía de supervivencia” de la dictadura, lo que repercutió en una utilización de la banda que, a su vez, la convirtió en líder de la oposición al franquismo, “difuminando así a la oposición democrática que también existía”. “El que quiera manipular a un grupo de este tipo, se demostró que siempre va a salir trasquilado”, aseguró, antes de repasar la evolución criminal de la organización terrorista, la irrupción política de la izquierda abertzale y la tutela de aquella por parte de esta, con la correspondiente “sustitución de los principios revolucionarios por la búsqueda de un marco de encuentro con los otros”.
El cartel de ponentes la completó el periodista de EL PAÍS Luis Rodríguez Aizpeolea, quien perfiló un futuro más optimista tras asociar el nuevo escenario a distintos hitos históricos, entre los que destacó el Pacto de Ajuria Enea, que asentó la unidad democrática frente a ETA.
EL PAÍS, 16/5/12