«Si ETA matase mañana, la izquierda ‘abertzale’ se opondría». Ah, las cosas que no pueden ser y además son imposibles: sería radicalmente imposible que Batasuna se opusiera. Nadie puede oponerse a los hechos. Puede condenarlos, lamentarlos, maldecir a sus autores, romper las amistades con ellos, pero no puede oponerse.
Hoy, el diario ‘El País’ dedica una parte nada irrelevante de sus contenidos a un personaje que parecía bastante amortizado a simple vista: Arnaldo Otegi Mondragón, portavoz de Herri Batasuna y de sus marcas sustitutivas. No sé si alguna vez ha merecido una entrevista con un presidente del Gobierno el despliegue que ha tenido ésta en los 34 años de vida de este diario: Tema de apertura en portada, así como la portada entera del suplemento ‘Domingo’, además de otras cuatro páginascompletas y el primer editorial.
Otegi fue el bautista, el mensajero, la gran esperanza blanca del ‘proceso de paz’ de Zapatero. El abrió aquel melón con sal en el velódromo de Anoeta el 14 de noviembre de 2004. Él fue la paloma de Noé que dejó una carta a los pies del presidente el 14 de enero de 2005. Convenció al presidente del Gobierno:
«Arnaldo Otegi es un hombre que ha hecho un discurso por la paz, por abrir una etapa política distinta en Euskadi»
Hay entre ambos un gusto en común por el lenguaje creativo y la metáfora desbocada. El maquinista de los hermanos Marx en el Oeste tenía que entenderse forzosamente con el hombre que puso en marcha los raíles, un ferroviario con recursos muy convenientes para cuando el fogonero haya terminado de arrojar a la caldera el resto del tren y las traviesas de la vía.
El meollo del cogollo de la entrevista está acertadamente resumido en el titular de portada: «Si ETA matase mañana, la izquierda ‘abertzale’ se opondría». Ah, las cosas que no pueden ser y además son imposibles. Dicho titular procede de la respuesta de Otegi a esta pregunta de John Carlin, el entrevistador: «¿Si ETA matara mañana, lo condenaría?¿Y el resto de Batasuna?»
R.-Usted me plantea una hipótesis para mí imposible, o altamente improbable por cuanto ETA ha anunciado el cese de sus acciones armadas, pero no quiero eludir la pregunta. Si tales hechos sucedieran, la izquierda abertzale, en virtud de su propia reflexión y de los compromisos adquiridos con la comunidad internacional y en aplicación de los Principios Mitchell, se opondría a tales hechos.»
Observen la gradación en la respuesta: Imposible, altamente improbable… Tenía que desaguar en este condicional tan sin sustancia: si ETA matara mañana sería radicalmente imposible que Batasuna se opusiera. Nadie puede oponerse a los hechos. Puede condenarlos, lamentarlos, maldecir a sus autores, romper las amistades con ellos, pedir justo castigo, pero no puede oponerse. ¿Podría oponerse Patxi López a que Zapatero firme el acuerdo parlamentario del pasado viernes con el PNV?
La entrevista propiamente dicha lleva otro titular que también es muy notable: «La estrategia independentista es incompatible con la violencia armada». Aseveración curiosa cuya estructura ya empleó el mismísimo ministro del Interior durante el proceso de Zapatero en varias ocasiones. ¿Que los empresarios navarros denunciaban que seguían llegándoles cartas del impuesto revolucionario? Allí estaba Rubalcaba para decir «estos hechos son incompatibles con el proceso de paz», aunque no se derivaba de ello consecuencia alguna: el proceso continuaba. Otro tanto pasó tras el incendio de la ferretería de Burlada, la exhibición de armas de guerra con algo de pirotecnia en el monte Aritxulegi y después del robo de 350 pistolas y revólveres en una armería de Vauvert.
Es la era de las ucronías, en la que el tiempo se ha convertido en un flujo reversible. El editorial de ‘El País’ y el artículo de Patxo Unzueta, añaden algunas otras incoherencias en las respuestas del entrevistado. Nadie explica qué justifica tanto despliegue y tanto desperdicio de papel.
Santiago González en su blog, 17/10/2010