ABC 17/09/13
La escisión catalana sería «un país tercero» para la UE; «Guste o no, ese es el marco europeo», recordó Duran
La Comisión Europea reiteró ayer pública y claramente su doctrina jurídica según la cual un territorio escindido de un país miembro de la UE dejaría de pertenecer automáticamente a las instituciones comunitarias. Al viento de unas primeras declaraciones —rectificadas después— de los primeros ministros de Letonia y Lituania sobre un eventual reconocimiento de la independencia de Cataluña y las del comisario Joaquín Almunia en Barcelona asegurando que «la parte segregada no es parte de la Unión», la portavoz del presidente José Manuel Durão Barroso, Pia Ahrenkilde, volvió a reiterar ayer que la posición oficial de la UE no ha cambiado y que cualquier nuevo estado debería solicitar su ingreso en la UE.
Crece la brecha en CiU A Duran no le sorprendió el rechazo de la Comisión: «Es el marco que establecen los tratados», avisó a Mas
Negativa rotunda «La parte segregada no es parte de la Unión», sentenció ayer el comisario Almunia dando carpetazo a los titubeos del año pasado
Efecto inmediato «En ese eventual territorio escindido dejarían de aplicarse los tratados», según la portavoz de Barroso
La respuesta de Artur Mas «Nos sentimos bien en Europa, queremos seguir siendo y haremos lo necesario para mantenernos»
Para la Comisión, es evidente que «la organización constitucional y territorial es competencia interna de los países miembros» y aunque su política es la de no pronunciarse en detalle «hasta que nos lo pida un país miembro con un caso concreto», la doctrina general sigue siendo que «un país escindido de un Estado miembro sería un país tercero respecto a la UE» y en ese eventual territorio escindido «dejarían de aplicarse los tratados».
La Comisión no está cómoda en una circunstancia como ésta, que, vista desde Bruselas, tiene repercusiones que se encuentran tan próximas como la región belga de Flandes o tan intrincadas como la de Escocia, donde se da la circunstancia de que las fuerzas antieuropeas son más activas en Gran Bretaña que en la fracción que se quedaría fuera de la UE. Por ello, la portavoz no dejó de insistir en que la posición de Barroso no se aplica «a ningún caso o hipótesis concreta» sino que se refiere a los principios jurídicos aplicables.
El mismo mensaje
El mismo mensaje había sido repetido en Barcelona, textualmente, por el vicepresidente de la Comisión y comisario de Competencia, Joaquín Almunia. En los dos actos en los que participó en la capital catalana, y de forma inequívoca: «La parte segregada no es parte de la Unión». La claridad de las manifestaciones de Almunia contrasta con las que él mismo pronunció en Barcelona ahora hace un año, donde manifestó que «no se puede dar una respuesta tajante en decir que si alguien se segrega, se queda fuera». Es evidente que las circunstancias políticas en Barcelona han cambiado desde entonces, pero no las de Europa. Almunia reconsideró ya en su momento estas manifestaciones, y ayer dejó clara cuál es la postura oficial en Bruselas. Tanto en un desayuno en el Centro Internacional de Documentación de Barcelona como en una conferencia posterior organizada por Agbar, el comisario reconoció que el caso catalán es observado con gravedad: «En la UE se mira con preocupación, quizás no tanta como la mía, porque no lo miran tan de cerca y no tienen el aprecio que tengo yo por el pueblo catalán, pero mis colegas me preguntan mucho y no precisamente con la sonrisa en la cara, sino con cara seria».
El posicionamiento claro de Bruselas con respecto al proceso secesionista en Cataluña provoca una enorme incomodidad, aunque la réplica por parte del Gobierno catalán ya es de plantilla. Si jurídicamente la posición de la Comisión es «clara», desde la Generalitat se apunta que la solución debe llegar desde la política. Lo apuntó primero el consejero de Economía catalán, Andreu Mas-Colell, para quien la interpretación que hacen la CE y Almunia es estrictamente «jurídica», señalando como ejemplo las negociaciones con Escocia, país que el próximo año celebra un referéndum de autodeterminación, y que la Generalitat no ve fuera de la UE en caso del triunfo del sí.
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, afirmó que Cataluña se siente bien en Europa y subrayó que hará «lo que sea necesario» para mantenerse en ella. Mas recordó que cuando España entró en la UE y en el Mercado Común, en 1986, los catalanes tuvieron la sensación de volver a casa, ante lo que afirmó: «Haremos lo que sea necesario para que se entienda que a la gente que se siente bien en casa hay que acogerla bien y mantenerla, aunque tenga su propia aspiración a su libertad».
El portavoz y consejero de Presidencia, Francesc Homs, negó incluso los tratados comunitarios: «¿En qué manual se habla de ese automatismo?», se preguntó Homs. En esta línea, aseguró que el hecho de que el Gobierno haya llamado a consultas a los embajadores de Letonia y Lituania demuestra que «tarde o temprano tendrán que apelar a las instituciones europeas y entonces, se pronunciarán». «Nuestra petición democrática y pacífica debe ser atendida. Lo contrario no es democrático. Entiendo las resistencias, pero si logramos mayorías, se pongan como se pongan, acabará siendo una negociación política», concluyó Homs. Por contra, el líder de UDC, Josep Duran Lleida, aseguró que «guste o no la posición de la UE, es el marco que establecen los tratados, me gusten o no. No me sorprende Almunia ni la portavoz de la Comisión». Así se visualizaban por enésima vez las discrepancias que la cuestión independentista genera entre CDC y UDC.
Al margen de consideraciones jurídicas, Almunia se mostró crítico con el hecho de que los presidentes Rajoy y Mas aborden este asunto de forma epistolar. «Estas cosas hay que hablarlas no por correspondencia, a distancia, sino en torno a una mesa, con diálogo riguroso y tranquilo, sin emociones y con la cabeza fría». En este sentido, sí admitió el comisario que, aparte de la interpretación jurídica, el asunto puede abordarse desde la política: «Políticamente tenemos que hacer todos un enorme esfuerzo de diálogo y de tratar de escuchar y si es posible entender las posiciones de los demás, para tratar de ver cómo se puede avanzar».