La vida independiente de Ibarretxe

DIARIO VASCO, 8/8/11

El exlehendakari se centra en su labor docente en postgrados. Pasa más tiempo en el extranjero que en su Llodio natal, pero sigue desde la distancia la política vasca que lideró durante diez años

«No voy a volver a la política». Contundente, seguro y tajante. Así cortó de raíz el lehendakari Juan José Ibarretxe los rumores, o anhelos de algún jeltzale, sobre su posible candidatura para optar de nuevo a liderar los designios del Gobierno Vasco. Pero Ibarretxe, aunque algún compañero de partido siga sin descartar del todo la posibilidad de volver, está dedicado en cuerpo y alma a otros menesteres, los universitarios. Y está «muy satisfecho y contento» con la nueva vida que lleva desde hace dos años.

Sus allegados aseguran que si dice que no vuelve a la política, «es que no vuelve»
Mantiene una oficina en Vitoria donde recibe a amigos o compañeros de su etapa en Ajuria Enea
Habla a sus alumnos de política y economía mundial y de la singularidad de Euskadi

Ha vuelto a los estudios, un ámbito del que nunca llegó a desvincularse completamente durante sus diez años de mandato y que ahora le ocupa la mayor parte de su tiempo. Micrófono en mano, el profesor Ibarretxe se pasea entre sus alumnos de postgrado en Puerto Rico, Columbia, Inglaterra o Escocia mientras les instruye sobre la situación económica y política mundial, les ofrece su visión sobre el comportamiento de la crisis y les aproxima a las características de la Euskadi que él ha dirigido durante tanto tiempo. «Es un pequeño país con un tejido social y económico diferenciado de España, con una alta cota de autogobierno pero atenazado por la violencia terrorista», les resume con otras palabras. Una descripción que, según cuentan quienes la han escuchado, el propio Ibarretxe reconoce que podría invitar a pensar en un país «empobrecido» y no en la Euskadi próspera que en realidad se esconde detrás de ella. Una Euskadi, defiende el exlehendakari, con «una renta per cápita alta y una de las esperanzas de vida más elevadas de Europa», y con una apuesta por la innovación, el conocimiento, la vocación exportadora y la apertura al mundo que explican ese «milagro vasco».

De esta forma se ha pronunciado también en las últimas conferencias que ha impartido en San Sebastián en el marco de los cursos de verano de la UPV, donde ha demostrado su soltura en esta nueva faceta de docente, sobre todo, a la hora de hablar y explicar el buque insignia de su paso por Lehendakaritza: el derecho a decidir del pueblo vasco. Una reclamación que, en su opinión, está dejando de ser una «utopía» para convertirse en un paso «clave» para la normalización política que necesita Euskadi.

Este es el discurso, el de «profundizar» en este caso «en la identidad vasca» frente a la voraz «globalización» mundial -la síntesis de su «sobresaliente» tesis doctoral-, que volverá a enseñar también a sus alumnos a partir de septiembre, cuando regrese entre otros destinos a la universidad de Puerto Rico. Allí, el lehendakari será únicamente el profesor o el doctor Ibarretxe, un académico más, que ha dejado atrás, a pesar de reapariciones puntuales, la primera línea política.

«Vive con normalidad, ajeno al día a día de la dialéctica política vasca pero sin dejar de seguirla, claro», reconocen quienes aprovechan sus estancias en Euskadi para hablar y seguir en contacto con él. Y es que en la apretada agenda docente del lehendakari, que en el último año ha cerrado su tesis, ha presentado un libro y se ha recorrido unos cuantos campus universitarios, su tiempo en su Llodio natal, donde siguen viviendo su mujer Begoña y sus dos hijas, es oro. «Pasa un mes fuera y viene aquí dos o tres semanas», explican sus allegados, quienes constatan que una vez pasada la inicial curiosidad mediática que despertó su nueva vida, ahora Ibarretxe ha dejado de ser tan «protagonista», un hecho que él agradece porque «quienes le conocemos sabemos que uno de sus rasgos personales es la humildad», defienden.

Tareas domésticas

En esta nueva vida «itinerante», apartada de los focos, Ibarretxe ha aprendido a manejarse en las tareas docentes pero también en las domésticas. Vivir solo durante buena parte del año le ha obligado a limpiar, cocinar -«que siempre le ha gustado mucho», dicen- o plancharse las camisas y los trajes, «lo que peor se le da», reconocen sus amigos. «Pero lo lleva bien y lo cuenta con mucha naturalidad», aseguran, mientras Ibarretxe les recuerda cada vez que vuelve de un destino más o menos vinculado con las vacaciones que él no está de ocio sino trabajando.

El lehendakari no es además un hombre dado a los excesos. De hecho, es «bastante comedido», apuntan quienes han compartido con él comidas o cenas. «Lleva a rajatabla lo que una vez le dijo un obispo vasco de que un chupito te tiene que durar una hora de conversación», cuentan entre risas como anécdota que refleja fielmente el carácter de este hombre de 53 años, que es más partidario del ‘mens sana in corpore sano’.

El tiempo libre que le dejan los libros y las clases lo dedica a su familia, en primer lugar; a sus amigos; y al ciclismo, deporte para el que sigue manteniéndose en plena forma. «Quiere correr ahora la París-Brest-París», una ruta de más de 1.000 kilómetros, casi para «profesionales», le elogian. Y una vez al año, procura reunirse con sus excompañeros en Lehendakaritza.

Pero cada vez que regresa a Euskadi, después de haberse movido entre dirigentes políticos extranjeros o premios Nobeles, algunos de ellos integrantes del Grupo Internacional de Contacto que encabeza Brian Currin, y haber participado en tertulias interminables sobre política y economía, se nutre también de las opiniones y experiencias de sus más cercanos, que, siendo afines o no a sus ideas, pasan por la oficina que mantiene en Vitoria para saludarle y compartir con él unos minutos.

Consultas de partido

Es una de las formas que tiene Ibarretxe para seguir ‘pegado’ desde la distancia a su auténtica pasión, la política vasca, en la que ya no manda pero sigue manteniendo cierta influencia. Su partido, el PNV, de vez en cuando le eleva consultas sobre diferentes estrategias de actuación. Él acepta gustoso ofrecer su opinión a sus compañeros jeltzales, aunque, según sus más allegados, es consciente de cuál es su lugar en este momento y a qué se ciñe su papel.

Oficialmente es un militante de base más, aunque moralmente sigue siendo una voz más que autorizada para algunos dirigentes que se resisten a creer que su retirada de la primera línea es definitiva. Por eso, y a pesar de su insistentes anuncios, le siguen viendo como el mejor candidato a lehendakari para culminar con éxito el camino hacia la ‘reconquista’ del Gobierno Vasco en 2013. Es el objetivo al que también Ibarretxe dirige sus esfuerzos, aunque no vaya a encabezar la candidatura, para ver cumplidas sus aspiraciones de lograr la «pacificación en Euskadi, la normalización política y el derecho de los vascos a decidir su futuro».

DIARIO VASCO, 8/8/11