Del Blog de Santiago González

Hace ya más de un mes había titulado una columna ‘La cloaca era él’ en referencia a Pablo Iglesias. Entonces solo sabíamos que la ex asesora del hoy vicepresidente  segundo del sanchismo Dina Bousselham tenía tantas versiones sobre el robo de su móvil como José Luis Ábalos sobre sus andanzas con Delcy Ábalos en Barajas la noche del 20 de enero pasado. Ambos habían denunciado el robo del teléfono móvil en noviembre de 2015. Alguien envió la tarjeta a la revista Interviú sin que el director de la publicación se animara a publicar su contenido. El entonces comisario Villarejo requirió al director de la revista el contenido de la tarjeta, que le fue entregada a Pablo Iglesias por el presidente del grupo Zeta, Antonio Asensio en enero de 2016. Por qué  se le entregó a Pablo Iglesias cuando el material que contenía era principalmente fotos íntimas de Dina es misterio que no sabría yo resolver.

También es asunto de difícil comprensión que Pablo Iglesias ocultase a Dina el hecho de que había recuperado la tarjeta hasta bastantes meses después y que se la devolviera meticulosamente inutilizada. Dina Bousselham tampoco informó a la Policía de su recuperación. Ahora hemos sabido que tras publicarse parte del contenido de la tarjeta en julio de 2016, el responsable de los servicios jurídicos de Podemos, José Manuel Calvente, advirtió a sus compañeros que aquello era una filtración, no un robo, tal como advirtió Calvente en un chat interno del partido: “Compas, creo que el tema de los pantallazos no es como creemos y no  vienen de un robo sino de una filtración”.

También se ha hecho público que el citado Calvente envió en octubre de 2019 un burofax al secretario de Organización de Podemos, dando cuenta de que la abogada que compartían entonces Pablo y Dina, Marta Flor, mantenía una relación íntima con uno de los fiscales del caso Villarejo y que tal hecho podía dar al traste con el mismo. El fiscal aludido, Ignacio Stampa, es citado en los recados que Marta pasaba a sus colegas como ‘Ironman’, no me quiero imaginar por qué. Parece que Ironman pasaba a la letrada de Iglesias datos procesales sobre la pieza ‘Dina’ antes de que el juez García Castellón la abriera. Es verdad que la Inspección Fiscal, dependiente de la Fiscalía General del Estado descartó que el fiscal hubiese actuado incorrectamente. Mientras, Marta Flor, se había quitado de encima a su jefe Calvente acusándolo de acoso sexual. Recordemos que la fiscal general, Lola Delgado, en aquellas lúbricas conversaciones que mantenía con Villarejo y su compañero sentimental, Baltasar Garzón, valoraba la eficacia de lo que el entonces comisario llamaba ‘información vaginal’: “éxito garantizado” fueron sus palabras.

Pablo Iglesias  recuerda aquella concejal del PSOE en Los Yébenes, Olvido Hormigos, que se grabó un video autoamatorio para regalárselo al portero del equipo de su pueblo. Pasó lo que tenía que pasar a quien se acuesta con niños: cuando ella quiso poner fin a la relación, él se vengó colgando el video en Internet y ella acusó de la difusión al alcalde del PP. El asunto ha llegado muy arriba como para quedarse en nada. Pablo Olvido Iglesias Turrión , inspector de alcantarillas es la cloaca mayor de la democracia española, si es que aún merece tal nombre. El juez García Castellón tiene la palabra.