Las dichosas encuestas

ABC 01/08/16
JOSÉ MARÍA CARRASCAL

· Seguro es sólo que PP y Ciudadanos son aliados naturales; y PSOE y Podemos, falsos aliados

VOLVEMOS a las andadas. Las encuestas vuelven a dominar el debate político. Después del trompazo que se dieron en las últimas elecciones, en las que no acertaron ni una, ocupan de nuevo los titulares ofreciéndonos, con gráficos y cifras, lo que quieren y no quieren los españoles. Como si a estas alturas no supiéramos que forman parte del argumentario ideológico del medio que las publica. Los españoles no están contra unas nuevas elecciones ni a favor de este o el otro pacto de las fuerzas políticas. Lo que queremos los españoles es que los políticos cumplan, como todos, con su deber y formen un gobierno que afronte los graves problemas que amenazan al país, desde el agujero de las pensiones al terrorismo islámico, pasando por el desafío independentista y los compromisos con Bruselas. Si para ello es necesario ir a nuevas elecciones, se va. Si se ponen de acuerdo sin necesidad de ellas, mejor. Pero lo que no puede ocurrir es que sigan con sus dimes, diretes, pullas, acusaciones, líneas rojas y escaqueo de responsabilidades. Si en 1978 hombres y mujeres que se habían batido a muerte fueron capaces de llegar a un acuerdo para convivir en paz, tras cuarenta años en los que España ha cambiado de piel, sus hijos y nietos están obligados a hacerlo. Pero, por lo que vemos, prefieren volver a las dos Españas. O a las diecisiete. Es decir, que, tanto como creíamos haber avanzado, no lo hemos hecho.

Da incluso la impresión de que hemos retrocedido, y que el bloqueo en que nos encontramos se reduzca a un hombre, Mariano Rajoy, lo demuestra. Con que se retirara, nos decían, todo arreglado. Pero, de repente, Rajoy aparece a la cabeza de la valoración ciudadana, cuando venía estando en la cola. Mientras, Rivera, que iba el primero, es ahora el último. ¿Ha cambiado tan brutal y drásticamente la opinión pública española? No creo. Lo que ha cambiado es la actitud de quienes cocinan esas encuestas. Rajoy ya no es el mayor peligro para la «izquierda civilizada» que ha venido compartiendo el poder con la derecha durante estas cuatro décadas. El mayor peligro es una amenaza exterior fanática que nos ha declarado la guerra y un populismo interno que, al no haber conocido lo que eran las «democracias populares», entusiasma a nuestros jóvenes. A la vieja guardia del PSOE le hubiera gustado cobrarse la cabeza de Rajoy para disimular su derrota ante el PP, pero ante la amenaza de unos «jóvenes furiosos» capitaneando la izquierda, prefiere a que siga en La Moncloa. «Podían haberse dado cuenta antes, dirán ustedes, y nos habríamos ahorrado medio año de sobresaltos y tener ya un gobierno». Aunque tampoco lo den por seguro. Seguro es sólo que PP y Ciudadanos son aliados naturales; y PSOE y Podemos, falsos aliados. Pero, como buenos españoles, se empeñan en emparejarse con quien no deben. Así pueden llegar las navidades. De 2017.