Las diferencias entre los terrorismos palestino y vasco

En opinión de los israelíes y, a diferencia de la OLP, las dos partes enfrentadas en el conflicto vasco están dispuestas a negociar.

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¿UN NUEVO FRENTE EN EL MAR?

Ayer se dijo a los israelíes que era muy peligroso nadar, navegar o pescar a lo largo de la costa sur de Ashdod.

Desde el viernes por la noche, se han escuchado las explosiones de varios barriles cargados de explosivos en el Mediterráneo o han llegado a la costa de Ashod y Ashkelon. No está claro si esos artefactos, originarios de Gaza, estaban destinados a ser colocados en el mar para un ataque terrorista contra las centrales eléctricas o plantas de desalinización de Israel, o si estaban destinadas a explotar como minas cuando fueran encontradas por las patrullas navales israelíes.

La Yihad Islámica, los Comités de Resistencia Popular y las Brigadas de Mártires de Fatah Aksa, reivindicaron conjuntamente la responsabilidad; Hamas no ha dicho nada.

El mar es casi un nuevo frente en la guerra de los palestinos contra Israel. Los esfuerzos de los palestinos para introducirse por esta costa del país comenzaron, infructuosamente, en abril de 1953 y desde entonces se han sucedido de forma esporádica. En 1978, terroristas de la OLP* aterrizaron en la carretera norte de Tel Aviv, secuestraron un autobús en un atentado en el que murieron 38 pasajeros, incluidos 13 niños. Los palestinos protestaban contra las conversaciones de paz de Anuar el Sadat con Menachem Begim que, en parte, se centraron en cómo abordar sus reivindacaciones. En octubre de 1985, los palestinos secuestraron el buque Achille Lauro en el Mediterráneo y asesinaron a un pasajero judío discapacitado.

A decir verdad, la guerra de los palestinos contra Israel se libra en todo el mundo por tierra, mar y aire.

A finales de los 60, los terroristas palestinos comenzaron secuestrando o disparando contra aviones israelíes; en 1972 masacraron al equipo olímpico de Israel en Munich; bombardearon embajadas israelíes y conspiraron contra nuestros diplomáticos.

Los socios estratégicos de los palestinos también han arrimado el hombro. La Armada Roja Japonesa llevó a cabo la masacre del aeropuerto de Lod en mayo de 1972 en la que murieron 26 personas. Iran e Hizbullah estaban detrás del bombardeo de la Embajada de Israel en Buenos Aires y en julio de 1994 bombardearon el centro judío de esta ciudad, que acabó con 85 vidas.

Los palestinos y sus socios han atacado habitualmente a los israelíes desde Mombasa hasta Mumbai.

De ahí su perplejidad cuando se rumoreó que el asesinato del 20 de enero del operativo senior de Hamas, Mahmoud Mabhough en Dubai, podría abrir un “nuevo frente” –especialmente teniendo en cuenta que Israel informó que no tenía nada que ver con esa no lamentada desaparición.

Una forma de saber que los palestinos consideran su guerra con Israel como un empate a cero es que el ganador de todos los conflictos tiende a ser combatido a escala mundial; mientras que las guerras que tienen objetivos limitados, donde algunos compromisos son el resultado deseado, se libran en límites geográficos más estrictos.

Además, las batallas que acaban con empate a cero se desarrollan entre conflictos ideológicos o visiones teológicas del mundo. En la Segunda Guerra Mundial, fascismo y racismo se unieron para luchar contra las fuerzas combinadas del capitalismo y el comunismo; durante la Guerra Fría fueron las democracias con economías de mercado contra los estados totalitarios de planes centralizados. Los dos enfrentamientos ideológicos se libraron a amplia escala.

Por el contrario, la lucha de los irlandeses contra los británicos dentro del Reino Unido, en su mayoría dentro de la propia Irlanda. La batalla de los vascos y los españoles en España y sobre todo dentro del País Vasco. Los kurdos han emprendido su lucha principalmente en Turquía, Irak e Irán, en las áreas que reclaman del Kurdistán. En los tres casos, los esfuerzos para ampliar su campo de combate han sido una excepción.

Curiosamente, ninguna de estas batallas es de empate a cero. Los irlandeses no tratan de derrocar a la monarquía británica; los vascos no quieren desmantelar España, y los kurdos no anhelan el control sobre la totalidad de Irán, Irak y Turquía. No están luchando por su visión del mundo. Y los tres movimientos han mostrado una disposición para el compromiso.

En contraste, los incluso comparativamente palestinos moderados aliados con Mahmoud Abbas han derivado hacia rígidas posiciones de negociación apoyadas en su compromiso con la batalla del empate a cero. Por esto Abbas no se ha comprometido a reconocer Israel como estado judío o a abandonar sus reclamaciones por el “derecho de regreso”.

Mucho antes de que Al Quaeda entrara en escena, los grupos palestinos de terror se especializaron en el secuestro de aviones y en otras formas de guerra civil. Ideológicamente, el chauvinista nacionalismo palestino se ha combinado con el fanatismo islamista para oponerse al derecho de los judíos a disfrutar de la soberanía en cualquier lugar de esta tierra.

Este sombrío panorama sólo cambiará cuando el liderazgo palestino reconozca e interiorice la legitimidad de Israel y reeduque a su gente hacia la idea de la coexistencia – cuando antes, mejor, por su bien y por el nuestro.

* PLO en el original: Organización para la Liberación de Palestina.

Editorial en THE JERUSALEM POST, 2/2/2010