Fernando Garea-El Confidencial
Los independentistas solo contemplan la investidura de Junqueras o del expresidente, pero admiten que si vence Arrimadas dificultará el proceso soberanista
ERC empezó la precampaña con la expectativa indubitada de ser el partido más votado en las atípicas elecciones catalanas del 21 de diciembre. Ahora, sus dirigentes admiten que sus estudios y análisis muestran un triple empate entre su lista, la que encabeza el encarcelado Oriol Junqueras; la de Junts per Catalunya que lidera Carles Puigdemont y la de Ciudadanos con Inés Arrimadas como número uno.
Explican que cualquiera de las tres puede ganar, que las diferencias son muy escasas, como ya mostró el CIS, y que, incluso, puede ocurrir que alguna de las tres candidaturas gane en número de votos, pero no en escaños. En todo caso, ERC no contempla más escenario, a una semana de las elecciones, que la de un Govern independentista que reproduzca el acuerdo con PDeCAT y con la CUP, es decir, el mismo de la anterior legislatura y que llevó a la declaración unilateral de independencia y, posteriormente, a la aplicación del 155 con convocatoria electoral inmediata.
Los dirigentes de ERC no contemplan otras posibilidades, como un acuerdo con los ‘comunes’ de Xavier Domènech y el PSC de Miquel Iceta. Por eso, su punto de partida era únicamente que Oriol Junqueras sea el próximo ‘president’ de la Generalitat, si los tres partidos independentistas llegan a los 68 escaños de la mayoría absoluta.
Arrimadas mira al 21-D Sin embargo, a ERC le han surgidos dos novedades imprevistas: el ascenso de Arrimadas y la recuperación de Puigdemont. Si el último ‘president’ de la Generalitat es el más votado, ERC renunciará a su candidato y votará la investidura de Puigdemont, según explican sus dirigentes. Por supuesto, siempre y cuando haya vuelto a España y pueda acudir a ese pleno del Parlament.
Su sorpresa se refiere al hecho de que ha provocado más simpatía o apoyo la situación de exilio en Bruselas de Puigdemont que el encarcelamiento de Junqueras.
Respecto a Arrimadas, los independentistas dan por hecho que será imposible que las tres candidaturas constitucionalistas, unionistas o del 155 lleguen a los 68 escaños. Su ascenso será, en todo caso, a costa del PP o del PSC, porque no hay apenas transferencias de votantes del bloque independentista al constitucionalista. No obstante, admiten que el ascenso de Arrimadas y una hipotética victoria electoral de Ciudadanos desactivaría o dificultaría un nuevo proceso soberanista.
Incluso aunque hubiera mayoría absoluta independentista que pueda elegir presidente a un soberanista, si Ciudadanos fuera la lista más votada sería muy difícil y débil la posición política de ese nuevo Govern, siempre según su análisis estratégico.
La preocupación y alarma se incrementan con el evidente desfondamiento de la figura de Marta Rovira, número dos de ERC. Explican que tiene mucho que ver sus dificultades de expresión en castellano y se remiten al debate en La Sexta con Inés Arrimadas en el que no cumplió sus expectativa, pese al intenso entrenamiento al que fue sometida, incluyendo la preparación de datos sobre Cataluña sobre los que no supo luego responder.
Dirigentes de ERC pretenden poner el foco en los últimos días de campaña en la imagen de la cárcel en la que está ingresado Junqueras. Incluso, han barajado la posibilidad de celebrar un acto en la puerta de la prisión de Estremera, y este miércoles el diputado Joan Tardà ha leído en la tribuna del Congreso una carta de Junqueras dirigida a Mariano Rajoy, reforzando la idea de campaña electoral emocional.
«Es imprescindible resolver las diferencias a través del diálogo, con respeto y reconocimiento mutuo. Por lo menos así lo hemos creído siempre los demócratas. Entiendo que usted también. Ahí radica un valor de convivencia universal que no me parece menor. Porque al final se trata de vivir y convivir, de progreso económico y social, y cuando alguien recurre a la violencia para imponer sus tesis, golpea las bases de la convivencia y la prosperidad. Le deseo una Feliz Navidad en compañía de los suyos», asegura la carta que pretende centrar el mensaje independentista en la situación de Junqueras.
Hace varias semanas la presidenta del Congreso, Ana Pastor, llamó a su despacho al diputado Gabriel Rufián para pedirle que redujera la tensión en el hemiciclo. La respuesta fue aceptar la petición y así lo ha hecho en estas semanas, aunque le explicó que, por encima de la política, debía entender que los encarcelados son amigos suyos, que conoce a sus parejas e hijos y que le resultaba difícil gestionar emocionalmente esa situación.