Álvaro Nieto-Vozpópuli 

Criticar a Montero es machismo, pero a Álvarez de Toledo es progre y ‘cool’. Que ésta opine sobre una televisión está muy mal, pero que Iglesias quiera meter a periodistas en la cárcel no causa alarma

Que España vive en un clima guerracivilista lo sabemos desde hace demasiado tiempo. Medio país lleva puesta una camiseta y el otro medio, la contraria. Todo el mundo juzga en función de su equipo y casi nadie es capaz de mirar la realidad con ojos no contaminados por la ideología.

El último ejemplo lo hemos visto este domingo en la manifestación del día de la mujer, donde, una vez más, las representantes de Ciudadanos han sido insultadas y zarandeadas, hasta el punto de tener que abandonar la marcha. Son mujeres, pero como son fachas, no merecen compartir pancarta con el resto, que se consideran progres y, en consecuencia, las únicas feministas verdaderas.

Veamos algo similar también sucedido la semana pasada. La ministra de Igualdad, Irene Montero, se presentó en el Consejo de Ministros con un anteproyecto de ley para regular que en las relaciones sexuales debe haber un consentimiento explícito por parte de la mujer para que no sean consideradas como una agresión. El Gobierno dio el visto bueno al proyecto, pero lo hizo tras unos días de fuertes tensiones entre ministerios porque, como descubrió Vozpópuli en primicia, el borrador inicial preparado por Montero hacía aguas por los cuatro costados, entre otras cosas por la premura con que había sido redactado.

Sin embargo, el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, tuvo el descaro de echar un cable a su actual pareja utilizando el peor argumento posible: «En las excusas técnicas hay mucho machista frustrado». Y su mano derecha, Pablo Echenique, remató la faena al día siguiente: «Parece que cuando mujeres prestigiosas redactan una ley hace falta que venga un machote a explicar las cosas».

Para Iglesias y Echenique no se puede criticar nada que haga una mujer, sobre todo si se llama Irene Montero y es militante de Podemos. Da igual que las críticas sean técnicas o que los que las hagan sean tres jueces (Juan Carlos Campo, Fernando Grande-Marlaska y Margarita Robles) y una catedrática de Derecho Constitucional (Carmen Calvo).

El aquelarre

Pero el argumento de Iglesias & Echenique quedó pronto en evidencia cuando, en paralelo, los mismos que salieron en defensa de Montero por los supuestos ataques machistas no dudaron ni un segundo en montar un aquelarre contra la portavoz del Partido Popular en el Congreso de los Diputados, Cayetana Álvarez de Toledo, por haber osado criticar a La Sexta durante una entrevista en Onda Cero.

Por supuesto, casi nadie de esa izquierda que se ofende cuando atacan a Montero mostró la más mínima empatía con Álvarez de Toledo cuando Antena-3, cadena hermana de La Sexta, sobreimpresionó el siguiente rótulo sobre su figura en pantalla: «La marquesa ultra del PP». Llamar «marquesa ultra» a una diputada no es machismo, pero señalar los errores de un borrador de ley, sí. Curiosa vara de medir.

Álvarez de Toledo ha dado su opinión sobre un canal de televisión, pero Iglesias ha anunciado algo mucho más grave, que algunos periodistas acabarán en la cárcel

Lo que Álvarez de Toledo hizo en Onda Cero fue dar su opinión sobre un canal de televisión que, según ella, «hace negocio con la erosión de los valores de nuestra democracia». Se podrá estar o no de acuerdo con esa afirmación, pero en cualquier caso se trata de una opinión sobre un canal que también opina cuanto le viene en gana sobre el partido que ella representa.

Acto seguido, La Sexta sacó toda su artillería para responder a Álvarez de Toledo. Nada que objetar si no fuera porque no emplearon la misma virulencia cuando, casi a la vez, el vicepresidente Iglesias anunció con total descaro que pretende meter en la cárcel a los periodistas que no hacen correctamente su trabajo: «Nuestra democracia será mejor cuando los responsables políticos, policiales y mediáticos de las cloacas estén en la cárcel, que es donde tienen que estar». Eso, tratándose de un miembro del Gobierno, más que una opinión es una amenaza, pero para cierta gente no merece reproche, lo auténticamente grave es lo que opine Álvarez de Toledo.

Cayetana cae mal

El problema de Álvarez de Toledo es que es del PP. Es la típica facha que no merece ningún respeto. Además, digámoslo con claridad, resulta que cae especialmente mal. Su gesto seco y sus palabras rotundas no ayudan, pero es curioso cómo se ha creado una imagen distorsionada sobre ella. Llamarla «la marquesa ultra del PP» es no tener ni puñetera idea de cómo es ese partido. Pensar que ella representa al sector más a la derecha del PP es no enterarse de nada. Y los que así la califican lo único que están haciendo es confundir la claridad expositiva con la ideología. Tener ideas y opiniones firmes no tiene por qué ser de extrema derecha. Y ese es precisamente otro problema de Álvarez de Toledo, que habla con la brillantez de la que carecen el 90% de los políticos. ¿Le tendrán envidia?

Los que identifican a Cayetana Álvarez de Toledo con el ala más ultra del PP están confundiendo la claridad expositiva con la ideología

Ni es una meapilas ni está anclada en el conservadurismo más rancio. Está más cerca de Ciudadanos que de Vox, más próxima a Arrimadas que a Aznar. Pero eso importa poco. Es mejor tildarla de ultra y a correr. Dicho lo cual, puede que a lo mejor no sea la persona más adecuada para hacer de portavoz del PP porque es un auténtico verso suelto, una mujer indomable que lleva su libertad hasta las últimas consecuencias y que, por ello, difícilmente podrá defender como propias las posturas del partido con las que no esté de acuerdo. Muchos, dentro y fuera del PP, sueñan con un cambio en la portavocía del Congreso, y puede que Pablo Casado acabe cediendo para poner al típico político de medio pelo que sepa colocarse de perfil cada vez que le pregunten por algo peliagudo. Uno de esos que cuando hablan toman por imbéciles a los ciudadanos.

Imanol no es Plácido

Veamos un ejemplo de fuera de la política de esa doble vara de medir que tenemos en España. Resulta que estos días nos acabamos de enterar de que a los actores Imanol Arias y Ana Duato la Fiscalía les pide 27 y 32 años de cárcel respectivamente por supuestos delitos fiscales. Como debe ser, y a la espera de que se celebre el juicio, aquí nadie ha propuesto ni retirar de Televisión Española la serie que ellos protagonizan, Cuéntame, ni promover un boicot para que no sean contratados en ninguna serie, película u obra de teatro a partir de ahora. Sin embargo, a Plácido Domingo, que al igual que ellos tampoco ha sido juzgado todavía, sí le han cancelado ya varias actuaciones e incluso le han quitado su nombre a un teatro. ¿Adivinan por qué? Correcto.