Las manos libres de Idoia Mendia

PEDRO JOSÉ CHACÓN DELGADO, EL CORREO – 25/09/14

Pedro José Chacón Delgado
Pedro José Chacón Delgado

· Con la memoria histórica no sabemos cómo van a actuar las manos libres de Idoia Mendia; pronto lo descubriremos y esa será la clave de la política vasca.

No vamos a poner en cuestión, estando aún reciente el nombramiento de la nueva secretaria general del PSE, y por el plazo de cortesía que siempre hay que conceder a quien se estrena en un cargo político de esa relevancia, la credibilidad de ese sugerente eslogan con el que ha orlado sus próximos primeros pasos, pero sí cabe una reflexión, por fuerza urgente, sobre lo que conlleva disponer de las manos libres quien, desde ya, tiene que dirigir la política efectiva de los socialistas vascos.

Tener las manos libres en política implica, como es obvio, no dejarse condicionar por las actuaciones de sus predecesores en el cargo. También son un atributo de la izquierda política, en cuanto a que ser de izquierdas significa renovación, cambio, evolución, transformación. Pero mucho más significativo hubiera sido, además, no ponerse límites en esa revisión hacia atrás respecto de las actuaciones socialistas, pongamos en toda la Transición e incluso más allá.

La principal seña de identidad del PSOE desde los tiempos de Zapatero y que marcó de manera indeleble, junto con otras políticas sociales conocidas, toda su trayectoria es la política de la memoria, que soslayó el pacto de la Transición y las leyes de amnistía para volver a reivindicar la memoria de los represaliados por el régimen franquista. Los nacionalismos en España encontraron ahí un perfecto encaje para perseverar en su tradicional política de deslegitimación del régimen democrático español y con más razón si está dirigido por el PP.

En el ámbito vasco la entente entre socialistas y nacionalistas se articula de modo principal en torno al Instituto de la Memoria, contemplado en el plan de paz y convivencia del Gobierno vasco, donde se mezclan las víctimas de la guerra civil y del franquismo con las del terrorismo etarra y otros terrorismos adyacentes, en una amalgama que genera muchos más problemas de los que pretende resolver, y además en sentidos políticos imprevistos por sus promotores.

En efecto, el enganche aparentemente impagable que ofrece al nacionalismo la política de la memoria histórica socialista, para afianzar con ella su relato de enfrentamiento entre vascos y resto de españoles, genera a la larga dos procesos en contra y muy autodestructivos. Uno, el de reabrir una sima entre nuestros antepasados, separando a republicanos y a nacionales, dominantes en la Euskadi cantábrica y en la Euskadi interior respectivamente, que impide la construcción de una memoria histórica común a todos los vascos.

Y dos, la pérdida incluso de la perspectiva de Euskal Herria para el nacionalismo, al ignorarse episodios bélicos coetáneos, ausentes aquí pero muy importantes en Iparralde, como las dos guerras mundiales y las guerras coloniales, que generaron dinámicas de victimización e identidad muy significativas para los vascos del otro lado de la muga. Con lo cual, tanto PNV como Bildu, al poner por encima de todo la deslegitimación de la democracia española, no solo están negando la cohesión efectiva de Euskadi desde un pasado común, derechas incluidas, sino que se están desvirtuando a sí mismos como nacionalistas.

Con la memoria histórica, por tanto, no sabemos cómo van a actuar las manos libres de Idoia Mendia: pronto lo descubriremos y esa será la clave de la inmediata política vasca. Solo contamos con la referencia directa del también recién elegido líder del PSOE, Pedro Sánchez, que en su documento programático ‘Mis diez compromisos contigo y con España’, no menciona ni una sola vez el término ‘memoria’, aunque luego en las redes sociales sí ha aludido vagamente al tema. Mientras que la flamante presidenta del PSOE, Micaela Navarro, en su discurso en el congreso del PSE, solo se refirió al terrorismo etarra, pero no sabemos si como señal de un cambio de calado en la política de memoria del PSOE.

Lo cierto es que cuando Idoia Mendia reivindica «manos libres» todos entienden que se refiere solo al pacto fiscal firmado por López, Urkullu y Ortuzar, donde se permutaban presupuestos por políticas sociales, con el que se lanzó la campaña en ámbito español del exlehendakari López, culminada hoy en su cargo de secretario de Acción Política del PSOE del nuevo equipo de Pedro Sánchez, y significó también para el PNV la tranquilidad parlamentaria durante un ejercicio presupuestario.

Pero observemos que si ese pacto es lo que está en riesgo, entonces el PNV tira de manual y le lanza al PSE el señuelo de la memoria histórica. Lo hemos visto con motivo del acto de homenaje a gudaris caídos en el frente de Elgoibar, al que acudieron concejales de PNV, Bildu y PSE, simultáneo al congreso socialista, y donde el lehendakari Urkullu, tras una caminata por el monte de hora y media que le llevó, con su comitiva, hasta una de las fosas allí identificadas, dijo de los que están en ellas enterrados que «su ejemplo demuestra el valor de una generación generosa y de jóvenes de todas las ideologías: abertzales, socialistas, comunistas y anarquistas».

Si estos cantos de sirena nacionalistas, que excluyen de forma tan ostensible a la derecha, no hacen mella en la nueva dirección socialista vasca, será verdad lo de las manos libres y entonces la segunda mitad de legislatura saltará por los aires. Pero si logran su fin, como es bastante previsible dados los antecedentes del socialismo en toda la Transición, tendremos un ejemplo más de lo poco escrupulosa que es la política cuando de objetivos inmediatos se trata. El lehendakari, para lograr algo tan prosaico como aprobar sus próximos presupuestos, habrá conseguido el apoyo del PSE invocando ahora la memoria de los gudaris muertos en la batalla de Aiastia, de 25 de septiembre de 1936, hace ahora 78 años. Y las manos libres de Idoia Mendia volverán a quedar atadas otra vez, como ocurrió con todos sus predecesores.

PEDRO JOSÉ CHACÓN DELGADO, EL CORREO – 25/09/14