Las mentiras

EL PAÍS 19/05/16
GORKA MANEIRO

· Arnaldo Otegi pretende ahora blanquear su propio pasado y la historia criminal de la banda terrorista que integró y con la que colaboró

Lo escribió Pernando Barrena, dirigente batasuno, no hace demasiados años: “Los terroristas de hoy puede que mañana no lo sean; depende de quién escriba la historia”. Es la madre de todas las batallas que los demócratas tenemos la obligación de ganar, dado que no podemos consentir que se manipule la historia, se tergiversen los hechos ocurridos, se insulte a las víctimas del terrorismo, se trate de tapar y hacer olvidar que ETA trató de imponer, mediante el asesinato, la extorsión y el secuestro, un proyecto político totalitario al conjunto de la sociedad española y, ahora, que pasemos página sin más, como si la actividad terrorista de ETA hubiera sido un simple accidente natural, más o menos desagradable, que debe ser olvidado. Por eso Arnaldo Otegi pretende ahora blanquear su propio pasado y la historia criminal de la banda terrorista que integró y con la que colaboró; lástima que haya demasiados aún dispuestos a darle voz y a tratarle como un hombre de paz digno de ser recibido y escuchado en una institución democrática. Porque no pretende hacerse oír para pedir perdón o condenar a ETA o solidarizarse con las víctimas del terrorismo, sino para insistir en sus mentiras de toda la vida.

Hace unas semanas visitó el Parlamento Europeo, donde definió a los encarcelados de ETA como “presos políticos” y a los huidos de la justicia española como “refugiados”. De ahí que hayamos registrado una moción en el Parlamento vasco para que los demócratas digamos que miente. Y por eso afirmamos, desde UPyD, que es inaceptable que una parte del Parlamento de Cataluña lo haya recibido con honores de hombre de Estado, porque tal cosa supone un insulto al conjunto de la sociedad española, que sufrió a la banda terrorista ETA que hoy Arnaldo Otegi sigue sin condenar y cuya actitud permitió su existencia durante largas décadas. Es cuestión de decencia, dignidad, respeto a la verdad de los hechos ocurridos, y respeto a nosotros mismos como demócratas y a las víctimas del terrorismo. Mal que les pese a los que pretenden que olvidemos la historia criminal de ETA, y de quienes la sustentaron, hay millones de españoles decentes que no vamos a aceptar sus mentiras. Estaremos siempre del lado de la verdad, la memoria, la justicia y la democracia. Porque, además, somos muchos más los demócratas que quienes pretenden manipular la historia y vendernos sus mentiras. Y la primera tarea es alzar la voz y nunca permanecer callados.