Ignacio Marco-Gardoqui–El Correo

Ya llegan. Hoy conoceremos los datos del empleo y el paro que serán terribles. Lo más probable es que cuando lea esto ya hayan sido publicados. Pero ayer se empezaron a ver con precisión las heridas económicas causadas por el maldito bicho. La evolución de las ventas de automóviles, autobuses y camiones correspondientes al mes de marzo ha sido tremenda: las ventas de automóviles cayeron un 69,3% y las de camiones y autobuses un 36,8%. Casi nada. No se olvide de que estamos hablando de las cifras de un mes en el que se paró la actividad… el día 15. Es decir, marzo ha sido de afectación media. ¿Cómo serán las cifras de abril completo si el confinamiento y los cierres se mantienen en términos parecidos? Mejor no pensarlo. Ya veremos, tiempo habrá.

El automóvil venía flaqueando desde hace meses por culpa de la indefinición regulatoria y por las dudas surgidas en el apartado tecnológico con la introducción de la propulsión eléctrica. Ahora se le suma el cierre de sus instalaciones y, más grave al ser más permanente, por un «efecto pobreza» que se ha generalizado y que seguirá creciendo según vayamos conociendo el aspecto de la herida que se abrirá en el empleo. Ese efecto pobreza y esa sensación de inseguridad se refleja bien en la comparativa de las estadísticas de ventas de camiones que caen la mitad que la de los automóviles, pero caen también mucho. ¿Por qué razón sucede esto cuando el transporte de mercancías sigue funcionando, quizás no al 100% pero sí a buen ritmo al haberse incrementado la distribución y el consumo de alimentos, los artículos de limpieza etc.? ¿No será por ese efecto pobreza, por ese comprensible miedo al futuro?

Además, y por si esto fuera poco, la decisión de comprar un automóvil conlleva una inversión de dinero importante, que de manera muy general se hace a crédito y que, casi siempre, se puede posponer. ¿Están los ánimos como para acometer esa inversión y pedir un crédito al banco? ¿No será mejor esperar a ver qué pasa y comprobar hasta dónde me llega y cómo me afecta la crisis? Me imagino que todos los potenciales compradores estarán haciendo este tipo de reflexión.

Junto con el automóvil hay otro sector que habrá recibido ya el impacto directo y terrible del parón de la actividad. Me refiero a todo lo relacionado con el turismo. Vuelos cancelados, hoteles y restauración cerrados, desplazamiento prohibidos, miedo a las aglomeraciones. ¿Se imagina un escenario peor? La Semana Santa está perdida, ¿Lo está también la campaña del verano? Aunque se retiren las restricciones ¿Vendrán los daneses a pasar las vacaciones en España, el segundo país en Europa con mayor afectación -al menos hasta el momento- de la pandemia?

Ahora póngale números a estos comentarios. El turismo supone el 14,6% del PIB español y la automoción el 10%. Sólo con ellos, llegamos a la cuarta parte del total, a la que habría que añadir el impacto indirecto de todo ello. Bueno, hasta aquí, que ya está bien. Recuerde que nos han ordenado que nos quedemos en casa, no que nos escondamos debajo de la cama. Además, podremos con el virus y, mucho más fácil, con esta crisis que llega de fuera de la economía y que si irá con el maldito bicho. Ánimo, que, como ya falta menos, hay que cuidarse más.