Tonia Etxarri, El Correo 19/12/12
El rechazo al copago sanitario, continuando con la línea marcada por Patxi López, así como la decisión de adelantar la paga extra de junio a los 67.000 funcionarios, a pesar del Tribunal Constitucional, van dando las primeras pistas del nuevo gobierno nacionalista vasco. El lehendakari Urkullu ha iniciado su camino acercándose a la izquierda al resistirse a aplicar medidas tan impopulares como el «repago» de las medicinas a los pensionistas o la anulación de la paga de Navidad a los trabajadores de la Administración pública. Será preciso llevar al Parlamento la decisión de adelantar la paga en tiempo navideño para que se produzca la habilitación legislativa a la que se refería ayer el nuevo portavoz del Ejecutivo, Josu Erkoreka.
Pero ese primer trámite no le supondrá al PNV ningún problema de mayorías porque en esta cuestión tendrá garantizado el apoyo de casi todos los grupos, con la lógica excepción del Partido Popular. Los socialistas, haciendo gala de una impaciencia legislativa encomiable, ya habían presentado una proposición no de ley en la Cámara vasca para instar al Gobierno de Urkullu a que evite el desembolso de los pensionistas a la hora de comprar sus medicinas. Pero no hacía falta ese emplazamiento. La coincidencia entre los dos partidos en este tipo de actitudes es prácticamente total porque el «plante» del Ejecutivo autónomo de turno ante los decretos del Gobierno central, que son «normas de rango nacional» pero que en Ajuria Enea se interpretan como una invasión de competencias, es el copyright de todos los Gabinetes nacionalistas. Un estilo al que se apuntó Patxi López en el tercer año de su legislatura y que fue la causa que provocó, precisamente, el distanciamiento del PP de Basagoiti, con la consecuente retirada de apoyo al gobierno del PSE, que tuvo que adelantar las elecciones.
La adopción de las medidas más populistas, mientras se elaboran los Presupuestos, sitúa al lehendakari Urkullu cerca de los socialistas que, por su parte, van a escenificar sus puntos de encuentro con EH Bildu en política económica en más de una ocasión en esta legislatura. Pero la verdadera «prueba de fuego» vendrá con la presentación de la ley presupuestaria. Urkullu ha hablado estos días tan solemnes de su deseo de proponer grandes acuerdos para tejer complicidades. Dada la situación de crisis que también padece Euskadi y su Gobierno minoritario, se impone una política orquestada.
Pero su compromiso de buscar la estabilidad presupuestaria en todas las instituciones está empezando a flaquear en Álava donde el diputado general, el popular Javier de Andrés, que gestiona en minoría, necesita apoyos para sacar adelante sus Cuentas. Los socialistas, que el año pasado votaron a favor, se han alineado ahora con Ezker Batua y EH Bildu para votar en contra. El PNV podría facilitar el trámite al diputado popular para que no tenga que prorrogar los Presupuestos. Pero los grandes acuerdos no pasan por hacer favores. Tampoco por cumplir con promesas sugeridas. El diputado general de Álava reconoció que, después de haber mantenido intensas negociaciones con el grupo del PNV y de haber aceptado sus enmiendas, daba por hecho que el partido de Urkullu aprobaría su propuesta. Demasiado pronto para empezar a sufrir decepciones.
Tonia Etxarri, El Correo 19/12/12