El propio Urkullu ha aireado la referencia de las elecciones de 2001 para refrescar la memoria: que entonces la movilización del voto nacionalista, ante el miedo a la consolidación de partidos considerados ‘españolistas’ fue imbatible y que los constitucionalistas necesitarán volver a ir unidos (PSE y PP) si quieren llegar a Ajuria Enea.
Que el PNV se ha venido arriba después de que las últimas encuestas le situaran como el partido ganador, a pesar de la tendencia a la baja, salta a la vista. Con la prudencia necesaria para que el candidato Ibarretxe no siga dando la murga con sus planes y su consulta, pero con la fuerza de un mensaje que arremete con tal virulencia contra los partidos que pugnan por la alternancia, que el propio Urkullu ha decidido airear la referencia de las elecciones de 2001. Con la intención de refrescar la memoria en una doble dirección: que entonces la movilización del voto nacionalista, ante el miedo a la consolidación de partidos considerados ‘españolistas’ fue imbatible y que los constitucionalistas necesitarán volver a ir unidos (PSE y PP) si quieren llegar a Ajuria Enea.
En 2001 esa propaganda funcionó. Ahora la situación no es la misma, ni de lejos. Sobre todo porque Patxi Lopez vuela solo y no quiere saber nada de formar coaliciones con el PP de Basagoiti; es decir: nada que ver con la unidad de acción electoral que hace ocho años se formó entre Mayor y Redondo. Pero el PNV, aun así, hará todo lo posible para que en esta campaña electoral se fije la imagen de una unidad entre el PSE y el PP que, hoy por hoy, no existe. Esas son sus verdaderas intenciones. Que todos tienen una motivación oculta. Faltaría más. No van a ser tan ingenuos como para enseñar todas sus cartas cuando todavía no ha arrancado oficialmente la campaña electoral aunque, de hecho, diera su comienzo en la cita judicial de Ibarretxe y Lopez el pasado 8 de enero. Egibar ya se ha puesto el traje de mitin y carga contra el barco socialista para alertar a los suyos. Que no se crean el perfil autonomista de Patxi Lopez porque, en realidad, utiliza la ikurriña como «bandera de conveniencia» y cuando arribe a puerto, ya se sabe: España, España.
Así es que si los votantes de inquietudes autonomistas están pensando en votar al partido socialista, el PNV les advierte del disfraz. Volvemos a la distinción entre los auténticos ‘pata negra’ de la idiosincrasia vasca, los nacionalistas, y los extraños, los de fuera que no conocen la realidad de Euskadi aunque hayan nacido en el pulmón vizcaíno.
Los estrategas del PSOE saben que Zapatero tiene el tirón electoral que todos los presidentes de Gobierno han experimentado en las elecciones autonómicas pero, por si acaso, no piensan abusar de su presencia en la contienda vasca. No le piensan dar la baza de «los que aterrizan» al PNV. En el PP no lo tienen tan claro y buscan el equilibrio ya que su situación, desde que se fue María San Gil, necesita lograr una consolidación de presencia y mensaje. Hoy, sin ir más lejos, Basagoiti, contará con la presentación de Esperanza Aguirre en un desayuno de trabajo en Bilbao, consciente de que corre el riesgo de que el culebrón de la presunta red de espionaje en el PP de Madrid eclipse su intervención como candidato a lehendakari.
En cuanto su partido confirmó a Jaime Mayor como cabeza de lista de la candidatura europea le ofreció públicamente la posibilidad de colaborar en la campaña vasca. Pero el aludido, que ha recibido no pocas críticas por parte de afiliados al PP alineados con las víctimas del terrorismo que no entendieron su actitud poco decidida a la hora de defender a María San Gil, prefiere quedarse en la reserva y no ocupar un puesto destacado en la campaña vasca. De momento.
Hay más alternancias al nacionalismo. La de UPD que lidera Rosa Díez, aunque no exista como partido en el tratamiento informativo del ente público EiTB. ¿Quién teme a UPD? Parecía que en principio al PP le resultaba inoportuno como competencia electoral, ya que los votantes desencantados de la izquierda con reparos para dar su papeleta al Partido Popular podrían encontrar en la opción de UPD un voto decidido. También al PSE le incordia la aparición de un partido que ha salido, en realidad, de la crítica de sus propias filas. Pero, a estas alturas, lo que parece es que nadie ve con buenos ojos que un nuevo invitado se siente en el Parlamento de Vitoria.
Una nueva sigla en el banquillo constitucional incomoda a todo el mundo. Por eso, el acto de ayer en Andoain para presentar a los 75 candidatos, entre quienes se encontraban la madre y la viuda de Joseba Pagazaurtundua, asesinado por ETA en el año 2003, pasó prácticamente desapercibido en los medios de comunicación oficiales. Ya lo dijo Arzalluz cuando aterrizó por primera vez la izquierda de Madrazo en el hemiciclo de Vitoria («este Parlamento es lo más parecido a un circo»). Lo que ocurrió después es que esa izquierda perdió fuelle electoral y a medida que iba siendo fagocitada por el Gobierno vasco, dejó de preocupar en Sabin Etxea. Ahora, la posible aparición de UPD, que podría sacudir la inercia del Parlamento vasco tan bloqueado en la confrontación entre nacionalistas y constitucionalistas, vuelve a suponer un fastidio.
Tanto, que en las calles de la localidad se exhibieron unos carteles con una foto de Rosa Díez posando con un ejemplar de la Constitución para llamarla fascista. Se juegan tantos valores en estas elecciones que los nacionalistas no quieren ni una mínima señal de distracción. La detención de militantes históricos de la izquierda abertzale ha sido interpretada como «una jugada electoral» del juez Garzón que quiere echar una mano a la campaña del partido socialista. Pero lo más recurrente es la eterna aparición de disidentes del entorno de ETA que vuelven a mostrar el cebo de la negociación sin cortar todavía con la violencia. Cuarenta años después, todavía están en esas. Por si alguien pica.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 26/1/2009