ABC 23/03/13
· PNV, PSE y PP dejan en evidencia a Bildu por su justificación «política» de ETA, y Basagoiti leyó en la Cámara, uno por uno, los nombres de las 857 víctimas.
El Parlamento vasco se convirtió ayer en escenario de una de las batallas de mayor fuerza simbólica libradas en los últimos años por la dignidad de las víctimas de ETA y frente a la miseria moral de quienes justifican, si no aplaudieron, la existencia de la banda terrorista en una supuesta «guerra» contra el Estado de Derecho. Los partidos de tradición democrática PNV, PSE y PP, se volvieron a alinear en bloque apoyándose en un mismo «suelo ético imprescindible» para esquinar a una coalición, EH Bildu, que reside en la Cámara sin condenar a ETA y se limita a ofrecer una «lectura política» sin crítica de su existencia por la «negación de la autodeterminación» de un «pueblo» vasco «disgregado» y «estrangulado». Pese a que la Fiscalía ha abierto una investigación contra su portavoz, Laura Mintegi, por un posible delito de enaltecimiento al acuñar como «muertes políticas» los asesinatos, su grupo reafirmó cada una de sus palabras. «No podemos desproveer de significado político las muertes», reiteró el portavoz batasuno Julen Arzuaga, negando en ello una «justificación o legitimación» a ETA. Incluso se atrevió a señalar que la falta de «sentido común» en la Transición eternizó el terrorismo hasta hoy, al no haber accedido el Estado a negociar con la banda sus objetivos políticos.
Pero lo cierto es que la estrategia de la nueva marca de Batasuna –21 de 75 parlamentarios– de sembrar su teoría del «conflicto» llevándola en forma de monográfico al pleno del Parlamento se volvió en su contra. Hasta el lendakari, Iñigo Urkullu, del PNV, desligó las reclamaciones identitarias de los nacionalistas del uso del tiro en la nuca. «El terrorismo no es la consecuencia de ese conflicto, sino su perversión», zanjó dejando solos a los batasunos. La portavoz EH Bildu, que midió mucho su discurso tras el aviso del fiscal, recriminó al PNV por haberles «arrinconado». Tampoco UPyD se sumó al acuerdo con el resto, pero por mantener un discurso más rígido todavía contra ETA y su viejo brazo político, para el que exigió su ilegalización.
En un pacto trasversal que vale tanto o más en sí mismo que por los mínimos de contenido acordados, las otras tres grandes formaciones políticas vascas exigieron a la vieja Batasuna que para avanzar hacia un futuro en “convivencia” deben asumir su responsabilidad en el pasado cómplice con quienes cogieron la pistola para asesinar al adversario. Que el reconocimiento del daño causado y la defensa de la dignidad de las víctimas es premisa obligada para avanzar sin miedo a repetir la pesadilla.
El golpe de efecto de la jornada lo firmó el presidente de los populares vascos, Antonio Basagoiti, quien utilizó la mayor parte de su tiempo (unos veinte minutos) en recorrer, uno a uno y por orden inverso, los nombres de todas las víctimas de ETA.
Fue un gesto sin precedentes en la Cámara Vasca. Del gendarme francés Jean Serge Nerin, último asesinado en 2010 al guardia civil Pardines, las 857 vidas perdidas según los datos del Ministerio del Interior resonaron entre las cuatro paredes del hemiciclo, que ahora vuelve a albergar a Batasuna. La portavoz popular, Arantza Quiroga, pidió expresamente por la tarde a la presidenta de la Cámara que incluyera el olvido involuntario del dirigente Enrique Casas en la «dolorida» lista de personas asesinadas por ETA. Fueron 857 aldabonazos contra la miseria moral de quienes «incluso los jalonaron» gritando «ETA mátalos», como se encargó de recordar el ex consejero socialista de Interior, Rodolfo Ares. En la bancada de EH Bildu, Mintegi, el presidente de Sortu, Hasier Arraiz, y los miembros de EA, Aralar y Alternatiba integrados con Batasuna, asistían en escrupuloso silencio a la nómina del horror. «Esto lo tenían que escuchar ustedes», sentenció Basagoiti tras la lectura de nombres de hombres, mujeres y niños. «Defender que los asesinatos eran evitables y son consecuencia de un conflicto es indecente y totalitario», reseñó el dirigente del PP, que les conminó a salir a la calle y reconocer el daño causado. «Tienen mucha culpa en los crímenes (de ETA). Por encima de la vida de las personas han intentado imponer la independencia y su particular socialismo (…) Salgan ahí fuera y empiecen a pagar lo mucho que le deben a la sociedad. Digan públicamente que todo fue injusto e injustificable», remató.
¿Y las víctimas del GAL?, inquirió Bildu, como si su lista de 400 «víctimas de la violencia del Estado», según sus datos, neutralizara el dolor ajeno. «Se lo diré a la cara. Yo condeno absolutamente el asesinato de Santiago Brouard. ¿Usted condena el de un guardia civil?», respondieron casi por igual Basagoiti y Ares, volviendo a poner al portavoz de Bildu ante el espejo.
Desde el PNV, Joseba Egibar, que en días anteriores dio cobertura a Mintegi asegurando que los crímenes de ETA son «de motivación política», elevó ayer su exigencia y reprochó a Bildu que se sitúe «fuera, como observador» de lo ocurrido, sin hacer «una voloración ética, política ni democrática sobre las más de 800 personas asesinados».
El portavoz de la «izquierda abertzale» se revolvió acusando al PNV de haber mantenido una «estrategia político-militar» contra la banda, responsabilizándoles de la dispersión de los presos. La coalición acabó el día con una advertencia al resto de la Cámara: «sin la fuerza y la presencia de EH Bildu no habrá paz».
ABC 23/03/13